lunes, 30 de mayo de 2016

30 mayo 2016 (4) La Razón (opinión)

30 mayo 2016



Sucedió en Vic

Recuerdo las llamadas de Juan Antonio y Roberto nada más producirse el atentado; por entonces ellos eran los responsables de una desconocida e idealista AVT. Recogí a Juan Antonio y Paulino en el aeropuerto y nos trasladamos a Vic. Roberto ya estaba allí para empezar a intentar ayudar a las víctimas. Lo que vimos, lo que vivimos, cuesta mucho describirlo. Sinceramente, tuve sensación de inutilidad. No sabía qué hacer. Recuerdo llantos, recuerdo silencios, recuerdo tristeza, recuerdo rabia y muchos porqués. Poco después, la Guardia Civil en Llisá de Munt asaltó la casa donde se encontraban los criminales. Monteagudo y Erezuma intentaron enfrentarse y cayeron abatidos; Juan José Zubieta Zubeldia se escondió y fue detenido. Años después, llegó el juicio. Zubieta apareció sonriente ante sus familiares y amigos que le vitoreaban, mientras que él, en la famosa “pecera” de la Audiencia Nacional, permanecía como si nada de lo que estaba sucediendo pudiera afectarle. El juicio no sería técnicamente complicado. Pero había dos cosas que yo debía hacer en la Sala. La primera, algo que no debe hacer un abogado, humillar al enjuiciado; pero ese criminal chulo y sonriente lo merecía. Preparé tres preguntas que sabía que no me iba a contestar y que debía hacerlas rápidamente antes de que el presidente del Tribunal me cortase: 1. “¿Es cierto que mientras sus compañeros se enfrentaban a la Guardia Civil, usted se escondió?”. 2. “Es cierto que se defecó encima cuando intervino la Guardia Civil?”. 3. “¿Es cierto que la Guardia civil tuvo que dejarle un mono de los suyos y que cuando usted fue esposado llevaba ese mono, en el que estaba la bandera de España y el escudo de la Guardia Civil?”. Con razón el presidente cerró esa línea de interrogatorio, pero yo quería borrar de su cara esa despreciable sonrisa. El otro aspecto que me preocupaba era más relevante: demostrar que cuando pusieron el coche cargado de explosivos en la rampa del cuartel forzosamente tuvieron que ver que había niños jugando en el patio. Efectivamente, conseguimos demostrarlo. Obviamente, Zubieta no nos contestó n a mí ni al fiscal, ni a mi compañero de acusación, pero sí que, al final, aprovechó su turno de palabra para decir aquello tan monstruoso de que la culpa de la muerte de los niños la tenían los guardias civiles que, sabiendo que eran objetivos, ponían a sus hijos como escudos. Hoy, Zubieta está ya en libertad y los niños y los adultos muertos son apenas recordados. Como mucho, de aniversario en aniversario. Zubieta nunca renegó de lo que hizo, como tampoco han renegado otros a los que derrotamos, sí, derrotamos entre todos. Zubieta no era de los más listos; los listos dicen que son “hombres de paz” y, como mucho, dicen comprender el dolor de las víctimas. Los cementerios siguen cubriendo muchas tumbas solitarias. Los “hombres de paz” reciben los abrazos de los suyos cuando salen de prisión e incluso son recibidos como héroes en instituciones democráticas. Bienvenidos a la paz, pero lecciones de moral, ni una, bastarda banda de vencidos.

Opinión:

Este artículo de José María Fuster-Fabra resume perfectamente la realidad de lo ocurrido tras el atentado en Vic. Aunque haya quien quiera esconder la verdad arrogándose un trabajo que jamás realizó, la verdad es la que es y José María lo confirma. El y yo sabemos que no coincidimos en muchas cosas pero siempre, a la hora de ponernos a trabajar por y para las víctimas, dejamos a un lado nuestras opiniones personales para buscar el beneficio del colectivo que, a la larga, repercutía en el beneficio de la sociedad.

Lástima que ahora algunos presenten ideas personales como si fueran las únicas y sin pedir la opinión previamente a nadie.

Pero de aquel trabajo hecho tras el atentado, de la asistencia a los afectados, de los trámites en Comandancia de Manresa, de los cientos de horas de conversaciones con propuestas y asesoramiento de Juan Antonio, de la asistencia psicológica por parte de Sara Bosch, de aquel primer juicio de José María contra ETA (menudo estreno...), de los casi 60 viajes realizados a Vic en estos 25 años, de las discusiones y diálogos con el ayuntamiento... todo eso queda para el recuerdo de un enorme trabajo y de amistades que el paso del tiempo no podrá borrar.

Y conste que de los que ayer estaban en Vic jamás me acompañó nadie.

Del hecho de que Zubieta Zubeldia esté ya en la calle sólo tiene la culpa el Código Penal vigente en el momento del atentado. Si hubiera ocurrido en 1995 y con el Código Penal que desde la antigua AVT conseguimos modificar, estaría en prisión hasta el año 2025.

Sobre el último párrafo que escribe de los que antes mataban o excusaban y ahora hablan, solo decirle que es excelente. “Bienvenidos al mundo de la paz pero lecciones de moral, ni una”. Imposible definirlo mejor. 

30 mayo 2016 (3) El Periódico de Catalunya (opinión)

30 mayo 2016 



Homenaje "sin fisuras" del Govern y el Estado a las víctimas del atentado de Vic
Puigdemont señala que "ninguna tregua, ningún desarme ni ninguna disolución" harán que se olvide la tragedia
Fernández Díaz reconoce que "la sociedad española no fue siempre justa en los principales años de azote del terror"

No hace tanto tiempo que Vic recuerda cada 29 de mayo a las 10 víctimas mortales, entre ellas cinco menores, del atentado de ETA contra la casa cuartel de la Guardia civil. La masacre se produjo hace 25 años, en 1991, pero no fue hasta el 2009 cuando tuvo lugar el primer homenaje unitario. Se repitió en el 2011, en el 20º aniversario de la tragedia, pero entonces no participó el ayuntamiento. Este domingo, en cambio, sí que ha vuelto a repetirse la unidad política "sin fisuras" contra el terror, en palabras del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.
El ministro y el 'president' Carles Puigdemont han presidido el acto de homenaje a los asesinados, que ha contado con unos 300 asistentes y al que han acudido la alcaldesa de Vic, Anna Erra, el presidente de la Associació Catalana de Víctimes d'Organitzacions Terroristes (ACVOT), José Vargas, la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, María del Mar Blanco, así como mandos de los diferentes cuerpos policiales.
"La sociedad española no fue siempre justa en los principales años de azote del terror, no respaldando lo suficiente a las víctimas", ha asegurado Fernández Díaz, quien ha recordado que aquel 29 de mayo de 1991 los terroristas activaron los 200 kilos de explosivos mientras veían a los niños "jugar en el patio" de la casa cuartel. "A ellos y a todos los 55 asesinados por la sinrazón terrorista de ETA en Catalunya, así como a las otras 27 personas muertas por otros grupos terroristas, todos les debemos mucho como sociedad", ha reivindicado.

Grabado en la memoria colectiva

Por su parte, el 'president' Puigdemont ha declarado que "el sufrimiento y sacrificio" de las víctimas del atentado "quedará grabado en nuestra memoria colectiva". "El crimen de Vic, los nombres y edades de cada víctima y sus esperanzas no las borrará nunca ninguna tregua, ningún desarme ni ninguna disolución", ha afirmado.
A las víctimas y a los familiares de los fallecidos en el atentado ha lanzado el presidente catalán un mensaje de apoyo y consuelo: "A vuestros seres queridos nunca los lloraréis solos". Y a continuación ha recordado que "se ha pagado un precio alto en vidas humanas" en la lucha policial contra ETA. "Ahora se combaten también otras amenazas terroristas que lograremos vencer", ha remachado.

A cuentas de Otegi

El discurso del presidente de la ACVOT ha tenido una mayor carga política, con veladas críticas al Govern de la Generalitat. Vargas ha afirmado que "aquellos que se rasgan las vestiduras" por las críticas a la reciente visita al Parlament de Arnaldo Otegi "deberían leer la historia antes de hablar". "En este país, tenemos muchas desgracias como la de Vic. Antes de hablar, tendríamos que repasar la historia del país y el daño que las diferentes bandas terroristas nos han infligido", ha defendido.
El homenaje ha tenido lugar en el parque Jaume Balmes, a escasos metros del solar donde se levantaba la casa cuartel que Jon Félix Erezuma, Joan Carles Monteagudo (exmiebro de Terra Lliure) y Juan José Zubieta, del 'comando Barcelona' de ETA, volaron hace un cuarto de siglo mientras los niños jugaban en el patio.

Opinión:

El Ministro de Interior dice que "la sociedad española no fue siempre justa en los principales años de azote del terror". Y lo dice el mismo que hace dos años denegó una mínima subvención para localizar a 280 víctimas del terrorismo en Catalunya. Les llevé los listados con nombres, apellidos, fecha y lugar del atentado e incluso la banda terrorista autora, hasta las sentencias o las resoluciones administrativas…
Eso por no recordar que el mismo Ministerio ha denegado hace unos días la indemnización a una víctima de Hipercor que aparece en la sentencia porque, según la versión ministerial, la ha presentado “fuera de plazo”.

¿Se entiende por qué no quise ir a Vic ayer domingo?
 La ventaja de trabajar por libre es que puedes declinar las invitaciones que recibes.

Y para escuchar mensajes y proclamas políticas y partidistas ya puedo hacerlo escuchando ciertas emisoras de radio y televisión, por no hablar de ciertos periódicos que no contrastan la información permiten que el entrevistado mienta. Una revisión de las sentencias de 1989 y 2003 de los juicios por el atentado en Hipercor aclararían algunos casos.



30 mayo 2016 (2) La Vanguardia

30 mayo 2016 



Fernández Díaz y Puigdemont destacan el valor de las víctimas en la lucha antiterrorista
El ministro da por aniquilado el terrorismo de ETA y el president advierte que ninguna tregua o disolución permitirán olvidar

El ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, y el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, han coincidido en el acto de recuerdo de las víctimas por el 25 aniversario del atentado de ETA en la localidad catalana de Vic. Ambos dirigentes han mostrado sintonía a la hora de condenar la violencia, valorar la importancia del recuerdo y la lección que representan las víctimas, que no deben ser olvidadas.
El ministro ha dado por “aniquilado” aquel terrorismo de ETA que provocó el atentado de 1991 y se mostrado comprometido con las víctimas de los atentados al advertir que “todo pueblo que no honra y rememora a sus muertos no tiene memoria ni esperanza”. Pero “afortunadamente hoy aquí tenemos futuro y esperanza”, ha diferenciado, porque “la derrota de ETA ha sido gracia al testimonio ético y moral de las víctimas, que no reclaman venganza”
Fernández Díaz ha adjudicado también esta derrota a la cooperación internacional, a la colaboración de toda la sociedad española, a la labor de los jueces y fiscales, “y a quienes estuvieron a la vanguardia” de la lucha contra el terrorismo, “en especial a la Guardia Civil y la Policía Nacional”, ha mencionado.
Por su parte, el presidente catalán ha advertido de que “ninguna tregua ni disolución nos harán olvidar a las víctimas” porque estas “son para siempre y no se borran”, por el contrario “nos interpelan” constantemente “para esforzarnos en hacer una sociedad mejor”. Así, ha resaltado la importancia de su recuerdo con actos como el de este domingo porque “ayuda a combatir cualquier acto de violencia”.
Puigdemont también ha reconocido y agradecido la labor de los cuerpos y fuerzas de seguridad, en especial de la Guardia Civil, que durante su extensa historia ha estado al frente de la preservación de la seguridad de los ciudadanos también en Catalunya. Pero ha querido destacar sobre todo los valores de la democracia que deben estar presentes en la educación de los jóvenes. En este sentido, ha señalado que “la democracia es diálogo y conciliación a través de la palabra”.

“Me alegro mucho de que se haya hecho justicia” con el caso Quintana

El ministro también se ha mostrado muy satisfecho con la sentencia del juez por la que se ha absuelto a los dos mossos d’Esquadra acusados de la mutilación de un ojo a Ester Quintana. El dirigente se ha referido al fallo a la hora de iniciar su discurso en Vic y después de mostrar todo su apoyo a la labor de la policía catalana ante los disturbios que han tenido lugar los últimos días en el barrio barcelonés de Gràcia
”Déjenme que me alegre mucho de que se haya hecho justicia” con el caso Quintana, ha señalado ante los asistentes al acto, justo después de comentar que la labor de los Mossos es realmente complicada en estos días en que se producen disturbios por las calles ante el desalojo de un local okupado.




30 mayo 2016 ABC (opinión)

30 mayo 2016 




Alfonso Sánchez: «El día que aquí no se haga lo que ETA quiera, volverá a las armas»
El sucesor de Ángeles Pedraza al frente de la AVT avisa de lo «nefasto» que es para España el tratamiento dado a Otegi

A Alfonso Sánchez (Puertollano, Ciudad Real, 1965) aún le duele la metralla que lleva en el brazo y en el costado cuando cambia el tiempo. El primer guardia civil que preside la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) se acuerda cada día del atentado que sufrió en la Plaza de República Argentina en 1985, perpetrado por el comando Madrid. Ahora, el sucesor de Ángeles Pedraza, dice que se dejará la piel por el colectivo. «La satisfacción de ayudar a las víctimas, de irte a la cama con el deber cumplido, es la más grande que hay».

-¿Se supera alguna vez ser víctima de un atentado terrorista?
-Las secuelas te quedan siempre. Intentas superarlo, pero son fases a lo largo de la vida, y cuando crees que lo tienes superado hay una derogación de la doctrina Parot, y ves que tres asesinos que estaban condenados por tu atentado, salen a la calle. Así que superarlo, entre comillas.

-Este domingo se cumplen 25 años del atentado de la casa cuartel de Vic, ¿cómo lo vivió usted entonces?
-Con profunda rabia y con doble sufrimiento: todos los atentados son terribles, indiscriminados, pero más cuando mueren cinco niños.

-¿Y ahora en el aniversario?
-Igual que entonces. El dolor de las víctimas no prescribe.

-¿Qué opina de que que haya partidos que reciban con honores a Arnaldo Otegui en una institución como el Parlamento autonómico?
-De la basura ni me ocupo. Para mi buena salud mental y la de los asociados, bastante hemos sufrido para que venga gentuza con historias que me parecen desfasadas en el tiempo, en el sentimiento y en todo. Ni quiero pensarlo ni quiero verlo porque me parece que lo que son y lo que hacen es algo nefasto no solo para las víctimas del terrorismo, sino también para España.

-¿Qué está fallando para que una persona sobre la que pesa una inhabilitación para ejercer un cargo público esté haciendo campaña para ser sea candidato a lendakari?
-Está fallando el Estado y el Gobierno. Después de eso, falla todo: los fiscales, los jueces, la judicatura… si un Gobierno no es firme y no actúa conforme a la ley vigente, sino que se le aplique a quien interesa sí y a quien interesa no… Creo que un país se lleva de una forma seria y contundente, y en estos cuatro años no ha sido así.

-¿La AVT va a hacer algo?
-Bastante tenemos con mantener nuestra línea clara de trabajo, de atención a las víctimas, de proyección al exterior y de seguir nuestro lema: verdad, memoria, dignidad y justicia. Nosotros intentaremos seguir trabajando como hasta ahora y peleando por la justicia en la Audiencia Nacional. Seguimos con los de ETA y seguiremos con los yihadistas, que es una amenaza muy seria para todos los españoles.

-¿Cree que se está intentando blanquear el pasado de ETA?
Absolutamente. Lo están intentando desde muchos sitios y eso es lo que a nosotros nos hace daño: que los medios le den voz a Otegui, cuanto menos me parece repulsivo. Que las instituciones le inviten y este individuo siga vomitando un discurso que ha tenido tiempo para preparar en la cárcel… ETA no solo era el asesino que apretaba el gatillo. Detrás también estaba el entramado y lo hemos desmontado en la Audiencia Nacional. Pero estos asesinos están intentando blanquear su pasado. Que Urrusolo Sistiaga salga el otro día con el rollito de la vía Nanclares... De este Gobierno esperábamos otra cosa. Ha puesto en libertad a un centenar de terroristas y ha seguido la misma hoja de ruta de José Luis Rodríguez Zapatero. Hemos visto una vía Nanclares en la que yo creo que los requisitos para acogerse a ella no los cumple ninguno. Sobre todo el de colaborar con la justicia. Seguimos con 300 asesinatos sin resolver.

-¿Cree que Pablo Iglesias, que habla de Otegui en términos de «preso político», contribuye a un proceso de tergiversación de la historia del terrorismo?
-Absolutamente. Pero este individuo no merece mi atención. Alguien que intenta blanquear el terrorismo, se pone a la misma altura de los terroristas, en mi opinión.

-¿Teme que el relato del terrorismo se acabe escribiendo desde la equidistancia?
-No, porque para eso ya nos encargamos nosotros de llevar el auténtico relato a los colegios, a las universidades y a los institutos.

-¿Se está perdiendo el respeto hacia las víctimas del terrorismo cuando se ven elementos como el «Gora Alka-ETA»?
-Me pareció una aberración el primer acto, no solo por el «Gora Alka-ETA», sino porque iba dirigido a niños, no se había verificado y fue poco profesional. Pero lo que me resulta más doloroso es que meses después, sabiendo la polémica y las ampollas que han levantado, y esgrimiendo la libertad de expresión, vengan a restregárnoslo por los hocicos a las víctimas y amparados por la portavoz del Ayuntamiento de Madrid. Por eso presentamos en la Audiencia unas diligencias para que se llamara también a Alberto San Juan. Estamos ya un poco hartos de que esta izquierda radical venga aquí a inventar el fuego, cuando lo que tienen que hacer es mirarse ellos y dejar tranquilas a las víctimas del terrorismo. Eso pedimos, que nos dejen tranquilos.

-¿Está ETA acabada? ¿Tiene que entregar las armas para que se la de por desaparecida?
-No está acabada, está ahí. ETA no ha entregado las armas y no lo va a hacer, y si no lo hace es porque no tiene intención de disolverse. Es más, el día que aquí no se haga lo que ellos quieran, volverán a las armas. Lo digo como guardia civil que ha estado muchos años trabajando en País Vasco. Que lo tenga claro quien deba tenerlo. En los años de Aznar, ETA estaba asfixiada, iban cayendo comandos, pero a ETA se le ha dado oxígeno: mucho en las dos legislaturas de Zapatero y en esta legislatura también. Y ETA, aunque no se la ve, está.

-En la Audiencia se ha presentado una iniciativa para que los crímenes de ETA sean considerados de lesa humanidad, ¿van a dar esa batalla legal?
-Está bien, pero la AVT tiene muchos frentes abiertos y nos parece bien que haya otras instituciones como Dignidad y Justicia [quien lo presentó] o la defensora del Pueblo que apoyen el tema de lesa humanidad. Nosotros tenemos otros sumarios abiertos, más cercanos, estamos personados en más de 100 sumarios abiertos y eso se traduce en mucho trabajo y mucho dinero para la AVT que no tiene.

¿Las víctimas han sido usadas políticamente?
Si, han sido utilizadas políticamente por todos los partidos siempre que les ha convenido. Desgraciadamente, a día de hoy intentan utilizarnos, pero con la experiencia que tenemos nos damos cuenta y no nos prestamos a ello. Yo no me voy a prestar a ninguna manipulación política de ningún partido.

Opinión:

Curioso que hayan ciertos representantes de asociaciones que ahora opinan sobre cuestiones psicológicas. Qué lejos quedan aquellos tiempos de los proyectos Fénix o Domus, tiempos en los que quienes tanto hablan ahora no aparecían por ningún sitio.
También es curioso observar que hay quien utiliza el discurso de “LAS” víctimas para atacar a ciertas siglas políticas que, por lo que me explican otras víctimas las votan. Poco respeto a la pluralidad ideológica muestran los que hablan en “nombre de” sin conocer ni consultar previamente lo que piensan sus “representados”.
Y eso de que las víctimas “han sido utilizadas políticamente por todos los partidos siempre que les ha convenido” hay dos preguntas. ¿Siempre que le ha convenido a “las” víctimas o a los partidos? ¿En serio se cree que TODOS los partidos han obrado igual?












29 mayo 2016 (6) La Razón

29 mayo 2016



Homenaje «sin fisuras» de Gobierno y Generalitat a las víctimas del atentado de Vic
Fernández Díaz señala que no se «respaldó lo suficiente» a las víctimas

El Gobierno y la Generalitat de Cataluña han rendido hoy un homenaje, desde "la unidad política sin fisuras ante el terror", a las víctimas del atentado terrorista en la casa cuartel de Vic (Barcelona), que ETA cometió hoy hacew 25 años, en el que murieron 10 personas, entre ellos cinco menores.
El presidente catalán, Carles Puigdemont, y el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, han presidido el acto, que ha contado con unos 300 asistentes y al que han acudido la alcaldesa de Vic, Anna Erra, el presidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas, José Vargas, la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, María del Mar Blanco, así como mandos de los diferentes cuerpos policiales.
El ministro Fernández Díaz ha subrayado que el acto de hoy se celebre desde "la unidad política sin fisuras ante el terror". "La sociedad española no fue siempre justa en los principales años de azote del terror, no respaldando lo suficiente a las víctimas", ha dicho el ministro.

«Grabado en nuestra memoria colectiva»

El presidente catalán, Carles Puigdemont, ha afirmado hoy que el "sufrimiento y sacrificio" de las 10 víctimas del atentado contra la casa cuartel de Vic cometido hace 25 años "quedará grabado en nuestra memoria colectiva", por lo que "ningún desarme ni disolución" hará olvidar a estas víctimas.
"El crimen de Vic, los nombres y edades de cada víctima y sus esperanzas no las borrará nunca ninguna tregua, ningún desarme ni disolución", ha asegurado Puigdemont en el acto de homenaje a los fallecidos en Vic, junto al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna, la alcaldesa de Vic, Anna Erra, y mandos de diferentes cuerpos policiales y otras autoridades.
"A vuestros seres queridos nunca los lloraréis solos", ha dicho el president a víctimas y familiares de los fallecidos en el atentado y ha recordado que "se ha pagado un precio alto en vidas humanas" en la lucha policial contra ETA. "Ahora se combate también otras amenazas terroristas que lograremos vencer", ha afirmado Puigdemont.
El presidente de la Generalitat ha indicado que los afectados por el terrorismo interpelan a las administraciones para "hacer una sociedad mejor", mantener vivo el recuerdo de los fallecidos y heridos.
"Nos ayuda a combatir con exigencia cualquier acto de violencia, que la fomente o la banalice", ha manifestado.



29 mayo 2016 (5) ABC (opinión)

29 mayo 2016 



Presidente de la ACVOT: «Las heridas físicas se alivian, pero las que no se curan son las psicológicas»
Un coche bomba de ETA mató en la casa cuartel de la Guardia Civil en 1991 a diez personas, cinco de ellas niños

El 29 de mayo de 1991, Vic vivió uno de sus momentos más trágicos y tristes. Un coche bomba estalló en la casa cuartel de la Guardia Civil, y terminó con la vida de diez personas, entre ellas, cinco niños que estaban jugando en el patio. También algunos guardias civiles y mujeres de su familia fallecieron en este atentado, que se recuerda como uno de los peores que ha sufrido Cataluña.
Los responsables de la matanza fueron miembros de la banda terrorista ETA que, tres años más tarde del brutal atentado de Hipercor -que mató a 21 personas-, volvieron a atacar a los ciudadanos catalanes con un duro golpe.
Los autores de los asesinatos de Vic fueron tres miembros del denominado «Comando Barcelona» que, tras conseguir introducir el vehículo que contenía el artefacto explosivo en las inmediaciones del cuartel, lograron escapar. Al día siguiente, agentes de la Guardia Civil los localizaron en un chalet del municipio barcelonés de Lliçà d’Amunt.

Armas de fuego

Durante el asalto, los etarras utilizaron armas de fuego y se desencadenó un tiroteo en el que murieron dos de ellos, Juan Carlos Monteagudo y Juan Félix Erezuma. También uno de los guardias civiles que participaba en la operación falleció a causa del intercambio de disparos. El tercer miembro del comando, Juan José Zubieta, fue detenido y condenado a 1.311 años de cárcel, aunque en 2013 salió de prisión por la derogación de la doctrina Parot.
«Para Cataluña y para los ciudadanos catalanes, así como para el resto de la sociedad española, un atentado como el de Vic fue una canallada más de estos asesinos etarras. Supuso un palo muy grande, porque, sobre todo, aparte de que la pérdida de una vida humana ya de por sí es muy mala, en esta ocasión murieron cinco niños», cuenta José Vargas, presidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT).

Amargura

Vargas recuerda este atentado «con mucha tristeza». El presidente de la ACVOT fue víctima de la explosión de Hipercor, en la que, junto a su mujer, resultó herido. Dos años después, cuando vio lo que había ocurrido en Vic, le vinieron a la cabeza todas las imágenes de lo que él había vivido. «Lo recuerdo con mucha amargura, pues se te revuelven otra vez todos los recuerdos de aquel atentado, y por tanto sufres», asegura.
Las personas que perdieron a sus familiares en el atentado de Vic siguen veinticinco años después sin superarlo, hasta el punto de que muchas de ellas continúan necesitando atención psicológica. «Las heridas físicas se alivian, pero las que no se curan son las psicológicas. Y eso le va a pasar a todas las víctimas del terrorismo que han padecido un atentado: con cualquier remembranza de un atentado que vean por televisión o que oigan por las noticias, se les va a revolver otra vez en la cabeza lo que ellos vivieron», afirma el presidente de la ACVOT.
Con la explosión, la casa cuartel de Vic quedó completamente destruida, pues solo quedaron en pie dos paredes de la fachada del edificio, que más tarde fueron derrumbadas. Actualmente, un cuarto de siglo después de la tragedia, el solar en el que estaba el cuartel se utiliza como aparcamiento para los vecinos de la localidad.

Homenaje a las víctimas

Sin embargo, la intención del actual consistorio de Vic es que pronto esta explanada se convierta en una biblioteca, y así lo anunciará hoy la alcaldesa del municipio, Anna Erra i Solà, en el acto de homenaje que la ACVOT ha preparado. «La biblioteca contará la historia de la ciudad de Vic y de toda la comarca, y habrá un apartado dedicado a las víctimas de ese atentado», confirma José Vargas. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, asistirá a este homenaje, así como el ministro de Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, y numerosas autoridades tanto a nivel nacional como autonómico.La intención de este acto es, según cuenta José Vargas, que sea sencillo, «pero muy emocionante». Muchos familiares de las personas que fallecieron también estarán presentes, por lo que «será un acto muy intenso», concluye el presidente de la ACVOT.

Opinión:

Que cada cual extraiga las opiniones que crea oportunas.
A mí ya me cansa leer según qué pero si exijo respeto a la pluralidad entiendo que este humilde blog también debe ofrecerla.


domingo, 29 de mayo de 2016

29 mayo 2016 (4) Diario Vasco (entrevista)

29 mayo 2016



«No podía creer aquella animalada»

Roberto Manrique, víctima del atentado de Hipercor, era el delegado de la AVT en Cataluña cuando ocurrió la tragedia de Vic. Nada más enterarse de la explosión en el cuartel, cogió el coche y se fue para allá.

Al llegar, Manrique no podía creer «el destrozo bestial y absoluto que habían hecho. Fue una animalada». Recuerda que la gente no dejaba de preguntarse: «¿cómo es posible?». «Empecé a preguntar por los heridos y a qué hospital los llevaban».

Se le acercó una persona que le dijo si llegaba de Barcelona y que «a la niña» se la llevaban al hospital. «Pregunté: ¿qué niña?, y me decían: 'La niña, la de Teo, la de Ana...'. No sabía quiénes eran, pero me dio igual, hice el camino inverso a Barcelona, fui al hospital y acompañé toda la noche a la familia de Isabel Porras».

Era la niña que el guardia civil Gálvez Barragán había rescatado de aquel horror. Le ingresaron para operarla y Manrique se volcó en tratar de calmar a su madre dentro de lo posible. «Si quería un vaso de agua, buscárselo, si necesitaba una manta, a pesar de que era mayo, pues también», rememora. Fue una noche interminable con los Porras y otras víctimas.


Opinión:

Esta pequeña entrevista recoge la realidad de lo ocurrido aquella noche. La labor de asistencia integral de aquella antigua AVT continuó durante años, incluso tramitando las indemnizaciones que la Ley 32/1999 otorgaba a todos los afectados. José María Fuster-Fabra en la temática jurídica, Sara Bosch en la psicológica y un servidor en toda la demás… 
Es solo para advertir a los incautos que hay quienes se arrogan un trabajo que nunca han realizado.

29 mayo 2016 (3) Diario Vasco

29 mayo 2016



«Hablar de Vic 25 años después todavía duele»


Angels Ribó recuerda que a su sobrina Ana le encontraron llorando «entre los escombros, dentro de un armario, con el chupete puesto»

A lo largo de la macabra historia de ETA han quedado en la retina innumerables imágenes dolorosas. Una de ellas es la del guardia civil José Gálvez Barragán, con la cara ensangrentada, llevando en brazos a la niña Isabel Porras, herida en el atentado que ETA acababa de cometer en el cuartel de Vic (Barcelona). Hoy se cumplen 25 años de aquel 29 de mayo de 1991. Aquella tarde la pequeña Isabel y otros niños jugaban en el patio del acuartelamiento cuando la bomba hizo explosión y asesinó a diez personas, cinco de ellas menores. 44 ciudadanos más resultaron heridos, la mayoría civiles. En la casa cuartel de Vic convivían entonces catorce agentes, trece mujeres y veintidós niños. A esas horas, unos minutos después de las siete de la tarde, algunos pequeños apuraban su habitual sesión de juegos antes de regresar a sus hogares. Había una carrera ciclista en Vic y la mayoría de los guardias estaba fuera del cuartel.

Los terroristas de ETA habían cargado el vehículo, un Renault 6, con doce bombonas con dieciocho kilos de amonal cada una y fue proyectado aprovechando la ligera pendiente de una de las calles laterales en las que se encontraba ubicada la casa cuartel. Una vez que el coche bomba llegó dentro del patio del acuartelamiento, el etarra Juan Carlos Monteagudo activó a distancia el explosivo. Junto a él, participaron en el atentado Juan Félix Erezuma Uriarte y Juan José Zubieta Zubeldia. Los dos primeros murieron en una operación policial llevada a cabo a las 24 horas, en un chalet de la localidad barcelonesa de Lissá de Munt, mientras Zubieta fue detenido sin oponer resistencia.

Gálvez Barragán como el resto de guardias civiles del cuartel de Vic tienen grabado en la memoria aquel miércoles de mayo. «Son cosas que no se pueden olvidar. Una persona normal no puede borrar algo así», aseguraba en el documental 'Mientras los niños jugaban', de David Fontseca, en el que un mando de la Guardia Civil expresaba también su asombro por que los terroristas hicieran explosionar el coche viendo a los niños jugar en el patio. «Es que los vieron y no tuvieron ni la vergüenza de decir: 'es que hay críos...'».

Otro de los agentes supervivientes de aquel atentado, Salvador Rodríguez Caña, resume su sentimiento en esta frase: «A mí ETA no me mató físicamente, a mí me mató por dentro». Lo normal era que un día de labor del mes de mayo el patio del cuartel estuviera lleno de niños porque, según este agente, «era el sitio más seguro para dejarlos, aunque luego se demostró que no».

Los últimos cadáveres

En el atentado de Vic, a Angels Ribó le asesinaron a su hermana Nuria y a su cuñado, el guardia civil Juan Chincoa. Tenían una hija, Ana, de 20 meses. Aquella tarde, Angels estaba en casa bañando a sus hijos. Le llamó su marido, Joaquim Berrocal, para asegurarse de que no estaba dentro del cuartel. Él salió de su trabajo y, como siempre, tenía el coche aparcado delante del cuartel. Al llegar al vehículo explotó la bomba y su reacción fue encaminarse al piso de sus cuñados Nuria y Juan, en el cuartel. Entre escombros escuchó un llanto y se encontró a Ana, «estaba dentro de un armario con el chupete puesto». La cogió en brazos y se la llevaron al hospital, donde trabajaba Angels. Entonces se afanaron en buscar al matrimonio. Se temían lo peor. «Fueron los últimos cadáveres que encontraron porque estaban juntos, debajo del coche bomba», rememora Angels Ribó.

-¿Cómo se sobrelleva un golpe tan duro?
-Te provoca un cambio de vida y de pensamiento total. Cuando te pasa algo así, cambias. Yo creía un poco en Dios, pero tras el atentado pensé: Dios o es muy malo o es que no existe. ¡Si es que Nuria tenía 22 años cuando falleció! A lo largo de estos 25 años, la rabia interior y la impotencia no se pasa. Nadie te lo puede quitar. He llorado mucho y lo sigo haciendo, sobre todo cuando se acercan fechas señaladas... Mi madre sí que lo lleva mal, cuando alguien comenta algo de esto, no puede evitar que le caigan las lágrimas.

-¿El paso del tiempo ayuda?
-Con los años, por supuesto que te sigues acordando, pero también es distinto. Ha habido momentos muy críticos como el día de la comunión de Ana... No sabes si la estás educando bien, y eso que para nosotros es como un hijo más. La hemos criado como si fuera nuestra hija y no nos ha dado ni un problema, es una niña buenísima. Es cariñosa como mi hermana Nuria.

La custodia de Ana se la quedaron los abuelos, pero ha hecho realmente la vida en casa de Angels. Sus dos hijos le llevan seis meses cada uno. «Hoy en día, los fines de semana todavía está con nosotros. Ella tiene su habitación y todas sus cosas en casa. Mi hijo mayor y Ana salen además en la misma cuadrilla», relata.

-¿Cómo le contó a Ana lo que le ocurrió a su familia en la casa cuartel?
-Siempre hemos llevado flores a la tumba de Nuria y Juan. En todo momento le dijimos que unos hombres malos habían matado a sus padres, no lo escondimos nunca. Yo tengo guardado todo lo que se contó porque en aquel momento la televisión local estaba justo al lado del cuartel. Lo grabaron todo y yo fui a pedirles si me podían dar una copia. Cuando Ana cumplió 15 años, le conté que lo tenía y que si algún día quería verlo se lo enseñaba.

-¿Y lo ha llegado a ver?
-Al cabo de un tiempo, un día me dijo que le gustaría verlo y se lo enseñé, pero como hay imágenes que se repiten continuamente me dijo: '¿Sabes qué? Lo vamos a dejar'. En estos años, ella siempre ha estado preguntando: '¿Qué canciones les gustaban a mis padres? ¿Me querían como tú? ¿Me daban besos, me acariciaban?'. Son cosas que a ti te machacan, pero ella siempre lo ha preguntado con naturalidad. Y, claro, a ti al escucharle se te hace un nudo en la garganta. La verdad es que yo creo que es y ha sido feliz. Todos la queremos un montón y además es que se hace querer, es súper cariñosa como Nuria.

-¿Qué sentimiento le produce a su sobrina aquella vivencia tan dramática?
-La única cosa, y me sabe mal, es que no quiere ir nunca al País Vasco, y eso que se ha recorrido toda España. A pesar de que le decimos que es precioso, no quiere ni oír hablar de visitarlo. No quiere porque dice que cualquier conversación, cualquier cosa sobre este tema, le daría problemas. Ella se tiene que agarrar a algo. Lo cierto es que tampoco lo comentamos mucho. Hablar del atentado de Vic todavía duele.

Angels es de las pocas víctimas de Vic que se prestan a hablar sobre el atentado. Ella les entiende perfectamente. Les conocía a todos los del cuartel. Estaban muy integrados en la ciudad, incluso antes de casarse su hermana, ya conocía a muchos. «Pero hay mucha gente que no ha superado aquello». Además, en las últimas semanas, la visita de Arnaldo Otegi a Cataluña ha enfadado a muchas víctimas. «Yo no digo que él sea un asesino, pero, si piensa como los asesinos...», duda Ribó.

Hoy, domingo, está previsto un homenaje en Vic. En el acto, el Ayuntamiento anunciará que finalmente, después de 25 años, en el solar donde estaba la casa cuartel se va a construir una biblioteca y se instalará un monolito con el nombre de todas las víctimas. Después del atentado, se decidió derruir lo que quedaba del cuartel, limpiaron el solar y desde entonces se ha utilizado como aparcamiento a la espera de que alguien tomara alguna decisión.

29 mayo 2016 (2) La Vanguardia (opinión)

29 mayo 2016 



Una rampa, unos niños, hace 25 años
Hoy es el aniversario del atentado de ETA contra el cuartel de la Guardia Civil en Vic

Ocurrió hace 25 años. Del antiguo cuartel sólo queda la rampa por la que Erezuma lanzó el coche que detonó Monteagudo. El resto es un solar donde los vecinos aparcan sus coches. Las paredes que lo circundan están rotuladas con graffitis de alegorías místicas de otras latitudes; con símbolos de otros tiempos. Hoy hace 25 años que ETA atentó contra el cuartel de la Guardia Civil de Vic, causó diez muertos, cuatro de ellos niños de entre 8 y 15 años, y 60 heridos; una jornada que marcó un antes y un después en la sevicia del terrorismo.

Francisco Sánchez Solís (“pero todo el mundo me llama Solís”, explica) era ese día el sargento al mando del puesto: “Yo era el comandante y me mataron a diez. Me cuesta hablar de esto”. Hay dos Solís en la conversación. Uno, el que relata sus aficiones y recuerdos sin dificultades; otro, el que se traslada al 29 de mayo de 1991, cuando su mirada se extravía, tiene que respirar profundamente y no consigue que afloren todas las palabras. Es como los soldados que han estado en el frente y vivieron el horror de las trincheras. Un psiquiatra definió el proceso: “Es un pacto de silencio con ellos mismos para seguir viviendo. No hay marcha atrás: el impacto de los hechos permanece como una secuela”.

Eran las siete de la tarde de ese miércoles y la puerta de la rampa estaba abierta. En el patio jugaban niños, como cada día. Solís comenta que era lo habitual, que los padres estaban tranquilos porque allí sus hijos estaban vigilados. Había menos que otras veces, porque se corría la Vuelta Ciclista a Osona y muchas familias la seguían. Sino, la masacre hubiera sido aún peor. Fue entonces cuando el comando Barcelona de ETA perpetró el atentado. Juan Félix Erezuma empujó un Renault-12 por la rampa, cargado con 12 bombonas de butano con 18 kilos de amonal y amosal cada una; en total 216 kilos de explosivo. Joan Carles Monteagudo accionó la bomba a distancia. Resultado: nueve muertos, cinco menores de entre 8 y 17 años; dos mujeres de 23 y 78 años y dos guardias de 30 y 48 años. Hubo una décima víctima, otro agente que fue a buscar una ambulancia y que resultó atropellado. Solís recuerda que él le dio la orden de ir a buscar ayuda: iba a pasar a la reserva. Un día después, la Guardia Civil localizó al comando en una torre de Llicà de Munt. Erezuma y Monteagudo fallecieron en el enfrentamiento. Zubieta fue condenado por la Audiencia Nacional a 1.311 años de prisión. Quedó en libertad el 20 de noviembre del 2013 por la doctrina Parrot.

Francisco Sánchez Solís regresaba de Taradell en su vehículo particular. “Era un día normal”. Al llegar a pocos metros del cuartel oyó la explosión. “Enseguida pensé que era un atentado”. Inmediatamente entró en el recinto “y sólo te centras en buscar a la gente”. Lo primero que vio en el patio fue a Pilar Quesada. Estaba muerta. Tenía 9 años y el domingo hacía la primera comunión. Fue Solís quien fue al restaurante a anular el convite y a explicar el porqué. Luego se dirigió al edificio. Al apartar los cascotes apareció una mano con un anillo. Lo reconoció en el acto: el guardia Juan Salas, de 48 años. Estaba muerto. “Había una confusión total”. Las escaleras del cuartel se habían derrumbado. Barragán, el guardia que aparece en la icónica foto del atentado, cayó desde su oficina y se dio de bruces con la niña a la que saca del pandemónium.. Hoy esa chiquilla es funcionaria del Ayuntamiento de Vic. Solís también recuerda la solidaridad de los vecinos, como les buscaron casas, como les auxiliaron. Él tenía dos hijos viviendo en el cuartel. Una fue rescatada de las ruinas. Hoy es abogada.
El otro, de entonces 10 años, salió indemne porque las monjas le habían enviado a buscar hojas de morera para una clase de ciencias. Hoy es técnico electricista. No quiso seguir la carrera de su padre. Solís desvela su argumento, “no quiero que me hagan las putadas que te hicieron a ti”.

¿Cómo se sobrepuso? “Vivo y ya está”, responde, “pero esto no se supera nunca”. Dice que no sueña con ello, que no tiene pesadillas, pero admite que la última vez que habló del atentado sólo recuerda que se acostó y que se despertó en el hospital, con un ataque de angustia. Aún se reúne con los guardias que pasaron por aquello, pero evitan este tema. Su esposa vio como lanzaban el coche, pero no quiere hablar. Solís no se explica cómo los etarras pudieron atacar a unos críos. El abogado de las víctimas, José María Fuster Fabra, se lo preguntó a Zubieta en el juicio. Respuesta: que ellos no tienen la culpa de que los guardias civiles usen a niños como escudos humanos.

Solís está jubilado. Vive en Taradell; cultiva un huerto y cría canarios. No entiende de política, pero menos el recibimiento a Otegui en el Parlament. Todavía pasea por el solar donde estuvo el cuartel, donde ahora deja su coche. “Es mi casa”. Ya no queda nada del edificio. Ha variado la zona. Ha mejorado el urbanismo. Ha cambiado la población: muchos vecinos de Vic hablan otros idiomas y rezan a otros dioses. Hasta el bar donde desayunaban los guardias está regentado por ciudadanos orientales, que puede que nacieran después del atentado y muy, muy lejos de aquí. La vida sigue, todo cambia: es la forma de salir adelante, cicatrizar heridas y perdonar. Pero no olvidar: eso sería como volver a matar a las víctimas.

Opinión:

Leer las entrevistas y las opiniones de personas con las que he compartido tanto dolor y al mismo tiempo tanta dignidad es reconfortante, me convence de la excelente labor que efectuamos en aquellos años lejanos la antigua Asociación de Víctimas del Terrorismo.

Y no deja de ser curioso que ahora aparezcan personas que ni aquel día ni en días sucesivos, se preocuparon lo más mínimo de lo ocurrido y mucho menos de las propias víctimas… personas que ni siquiera se desplazaron una sola vez para conocer los problemas sociales de los afectados o que incluso acusaban a algunas de las víctimas de querer aprovecharse del dolor de los demás.

Justo lo que ellos mismos han acabado haciendo.



29 mayo 2016 El Periódico de Catalunya (opinión)

29 mayo 2016 



Vic, 25 años de un atentado en el corazón de Catalunya
El 'comando Barcelona' de ETA asesinó a 10 personas, entre ellas cinco menores, en una casa cuartel de la Guardia Civil
La matanza, unida a la de Hipercor, provocó que toda la sociedad catalana diera la espalda a la banda terrorista

Ha pasado un cuarto de siglo pero el recuerdo del horror sigue muy fresco. Este domingo se cumplen 25 años del atentado de ETA que acabó en Vic con la vida de 10 personas, cinco de ellas menores.

Ese 29 de mayo de 1991 el 'comando Barcelona' dejó una furgoneta con 70 kilos de explosivos y metralla a la entrada de la casa cuartel de la Guardia Civil de Vic, donde los agentes vivían con sus familias. A las siete de la tarde los terroristas deslizaron la furgoneta por la rampa hasta llegar al patio de la casa cuartel (donde varios niños estaban jugando) antes de hacerla explotar provocando, además de la decena de muertes, más de 40 heridos.

La imagen del guardia civil José Gálvez Barragán, con la cara ensangrentada y el cuerpo de una niña herida en brazos, se convirtió en uno de los símbolos de aquella tragedia. Al día siguiente la Guardia Civil logró localizar a los autores del atentado en unacasa de Lliçà d’Amunt. Dos de ellos, Joan Carles Monteagudo –exmiembro de Terra Lliure– y Juan Félix Erezuma, murieron en un tiroteo mientras que el tercero, Juan José Zubieta, fue condenado a 1.311 años de prisión. "ETA ha declarado la guerra a Catalunya", sentenciaba un comunicado de ERC. Ese atentado, el segundo con más víctimas en Catalunya después del de Hipercor en 1987, no solo dejó marcadas a las familias de las víctimas, sino que provocó que toda la sociedad catalana diera la espalda a la banda terrorista, incluso aquellos sectores del independentismo que mantenían hasta entonces un discurso algo ambiguo.

La hermana de Maria Àngels Ribó se había casado con un guardia civil. La pareja vivía en la casa cuartel junto a su hija, Anna, de 20 meses. Maria Àngels se enteró del atentado cuando su marido le llamó para darle la noticia. Puso enseguida la televisión y lo primero que vio fue la lámpara del piso derruído de su hermana. Su marido llegó poco después al lugar del atentado y, sin pensárselo, se adentró en el piso de sus cuñados en la casa cuartel; no pudo hacer nada para salvar a sus cuñados, pero logró encontrar a su sobrina. "Escuchó llorar al llegar a casa de mi hermana y es cuando encontró a Anna. Estaba en un armario debajo de los escombros", relata Maria Àngels. La única alegría en un día negro.

"Te cambia la vida de golpe. Si hasta entonces creía que había un Dios, como me habían enseñado, desde entonces pensaba que igual había algo pero no era tan bueno como me habían contado". Desde entonces Maria Àngels, su marido y el resto de la familia se encargaron de cuidar de Anna. Afortunadamente Anna casi no recordaba nada de aquel trágico suceso, pero tenía pánico atroz a las explosiones. "No se acordaba de nada pero cuando llegaba la fiesta mayor de Vic, con los petardos, se escondía debajo de la cama y se ponía a llorar".

Homenajes polémicos

Aunque destaca que "la gente de Vic se volcó muchísimo" con los familiares y víctimas, como portavoz de los afectados de Vic pidió varias audiencias con el alcalde que le fueron negadas. "Los primeros años no me atendieron. ¿Tanto costaba poner una piedra en su recuerdo?". Hasta el 2009, 18 años después, no se pudo consensuar  la colocación de una placa y un acto oficial de recuerdo. En el 2011, el alcalde y la mayoría de grupos del consistorio no acudieron al homenaje después de una polémica con la Associació Catalana de Víctimes d'Organitzacions Terroristes (ACVOT), que acusó a algunos partidos políticos de "simpatizar más con los verdugos que con las víctimas".

Como señala Maria Àngels y José Vargas, presidente de la asociación, tras años de tiranteces han encontrado buena predisposición por parte de la nueva alcaldesa, Anna Erra. Así, este domingo se realizará un acto en el que participarán, entre otros, la alcaldesa, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz y el 'president' de la Generalitat, Carles Puigdemont. Por mucho que Theodor Adorno dijera que "escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie", actos simbólicos como el de este domingo sirven para luchar contra el olvido.

Opinión:

Ante algunas llamadas que me van llegando durante la mañana, solo aclarar que cesé mi labor en la Acvot en septiembre de 2009, por lo tanto no soy en absoluto responsable de la “polémica con la Associació Catalana de Víctimes d'Organitzacions Terroristes (ACVOT), que acusó a algunos partidos políticos de "simpatizar más con los verdugos que con las víctimas". Es una pena que haya quien acuse a los demás de los errores propios pensando que las mentiras nunca se descubrirán. Tiempo al tiempo…

Dicho lo cual, fue un honor estar dialogando, negociando y discutiendo con el Ajuntament de Vic la colocación de la placa en el lugar del atentado desde 1993 hasta su presentación en mayo de 2009.