23 febrero 2015
Florencio Domínguez: “Es mejor que De Juana esté en Venezuela que en
San Sebastián”
Cree que las instituciones
deben aprender de la “eficaz” maquinaria propagandística de la izquierda
abertzale para difundir su versión sobre el terrorismo.
Memorial: “El
centro no tratará sólo de dar información, sino de provocar la emoción y la
reflexión de los visitantes”
Situación de la banda: “No hay a
corto plazo ni masa crítica ni base social para que ETA resurja como grupo
terrorista”
Propaganda: “La
izquierda abertzale no pelea por la historia académica; lo suyo es buscar una
influencia social inmediata”. De ahí esa gran cantidad de películas que luego
se exhiben en los pueblos y festivales.
Los documentales pasan por
encima de la dimensión terrorista de los miembros de ETA y van buscando la
dimensión humana del individuo: la persecución que ha sufrido, lo mal que lo ha
pasado, lo bueno que era… Todo a base de testimonios de amigos y familiares.
Florencio Domínguez se siente
satisfecho del trabajo de “síntesis” realizado por la comisión de expertos
encargada de proponer los contenidos del futuro Memorial por las Víctimas del
Terrorismo que se construirá en Vitoria. Apenas unos días después de entregar
el informe al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, el ya “expresidente”
de este comité –como él mismo se define– habla de la importancia de evitar las
falsedades y versiones interesadas en relación a ETA y de jugar con decisión la
batalla de la información para que “no se diluyan las responsabilidades”.
Domínguez, columnista de EL CORREO, es un hombre pragmático pese a tanto dolor
presenciado como periodista experto en terrorismo y autor de varios libros de
cabecera en esta materia. Ahí va una muestra: opina que ante lo endeble de la
acusación y la hipótesis de que pudiera quedar libre, “es mejor que De Juana
esté en Venezuela que viviendo en San Sebastián”.
- ¿Ha quedado satisfecho del informe sobre el Memorial?
– Es el resultado de un grupo de
trabajo plural y con perspectivas diferentes. En el comité había gente que
conocía muy bien experiencias de memoriales, como los del Holocausto, que
procedía del periodismo, de la
Historia, de la
Educación, otros eran expertos en terrorismo yihadista, en
ETA… Posiblemente no es el documento que suscribiríamos de modo individual,
pero sí es una síntesis de puntos de vista interesantes. El Gobierno podrá
utilizarlo en parte o todo, junto a otras aportaciones, como las de las
víctimas.
Es jueves y la entrevista tiene
lugar en el despacho de Florencio Domínguez en la agencia Vasco Press, de la
que es redactor-jefe, un lugar atestado de carpetas, libros y un ordenador que
retransmite la sesión del Congreso que ese día aprobó el pacto antiterrorista
solo con los votos del PP y del PSOE.
– ¿Por qué es más sencillo llegar a acuerdos de “síntesis” en un
comité de expertos como el del Memorial, pese a su pluralidad profesional e
ideológica, y no en el Congreso. ¿Los políticos siempre van por detrás?
– Con el tema del terrorismo
siempre se va por detrás. De hecho, las modificaciones legales vienen cuando se
han visto huecos en la red por donde se escapan los peces. En el caso del
yihadismo, esto se ha observado con operaciones importantes. La Policía detiene a diez personas,
pasan a la
Audiencia Nacional, cinco quedan absueltas y el resto sigue
en la cárcel. Pero llegan al Tribunal Supremo e igual acaban libres. El caso se
desinfla. Con ETA no pasaba. ¿Por qué? Porque a la hora de condenar por
pertenencia a organización terrorista, con los etarras es relativamente fácil:
hay una estructura y una jerarquía claras, unos niveles de dependencia…
– ¿Y en el yihadismo, no?
– La estructura es laxa: seis
tipos que se reúnen en Madrid y que, como mucho, cambian correos con alguien
que está en Bélgica. Condenarles con esos mimbres por pertenencia a
organización terrorista no es fácil. A esta gente tampoco les pillan armas
porque las fuerzas de seguridad no quieren tener sustos como ocurrió en 2004;
su opción no es ‘vamos a esperar a que los tíos tengan preparado un atentado’,
sino que ‘vamos a desmantelarlos antes’. Si en vez de diez años, están dos en
la cárcel, pues bueno…
– ¿Cómo se radicaliza una persona?
– Hay núcleos, movimientos, que
hacen una interpretación más radical del islam y que no son violentos, pero
crean las condiciones para que algunos den un paso mas allá. Y hay
interpretaciones que tampoco predican la violencia, pero sí van en contra de la
integración en las sociedades occidentales y eso contribuye a crear un geto o
hace más fácil que una persona se radicalice. Si no encuentras discursos,
líderes o instituciones en el islam que neutralicen estas interpretaciones, son
difíciles de erosionar.
– ¿Encuentra similitudes entre esta radicalidad y la de ETA?
– Posiblemente en el ámbito
subjetivo del individuo. Un señor que lleva una vida anodina en un pueblo de
Gipuzkoa se hace de ETA y en ciertos ámbitos pasa a tener un estatus. Un
seguidor del islam, trabajador normal, que no tiene proyección en su vida
cotidiana se hace yihadista y ya es otra cosa para su entorno más cercano. Y si
ha ido a la guerra, empezará a tener amigos en Facebook.
– ¿ETA está finiquitada?
– Como organización, no. No se ha
disuelto. Como grupo terrorista en activo, probablemente sí. No hay a corto
plazo ni masa crítica ni base social para que surja un grupo terrorista.
– ¿Cómo acabarán los etarras ocultos o huidos?
– Las causas judiciales de
algunos probablemente han prescrito. Y el resto tiene un problema. Todavía hay
gente del IRA por el mundo con causas pendientes que viven una situación
confusa. Aquí no hay voluntad política de promulgar una amnistía, no solo del
PP y del PSOE sino también del PNV, con lo que quien tenga causas pendientes, o
se va a vivir a Venezuela o tendrá que pasar por la Audiencia Nacional
cuando le pillen.
– ¿Como a Iñaki De Juana, que parece afincado en Venezuela?
– Afortunadamente. – …
– ¿Qué vas a hacer? ¿Meterle en
prisión por una carta que se leyó en su nombre y que él dice que no es suya y
que no puedes demostrar que lo fuera? Judicialmente no tiene sustancia. El caso
es muy endeble para sostener una causa y para una prisión preventiva, así que
lo mejor que puede suceder es que se quede allá. Peor es si un día se presenta
en Madrid, queda libre y se va a vivir al piso de su madre en San Sebastián,
entre otras cosas porque se trata de un terrorista con una carga simbólica muy
superior a otros. Es mejor que esté en Venezuela que en San Sebastián.
– ¿Qué perfil han pensado para el Memorial de Víctimas de Vitoria?
– Habrá una exposición permanente
en la sede, pero no se trata sólo de dar una información histórica sino de
provocar la emoción en los visitantes y que de ahí lleguen a la reflexión y a
hacerse preguntas del tipo: ¿Cómo ha ocurrido esto? ¿Qué he hecho yo mientras
sucedía?
– ¿Corre la violencia etarra el riesgo de acabar convertida en una
suma de cifras y datos y que no se llegue al sustrato del terrorismo?
– Sí. En la española también,
pero especialmente en la sociedad vasca se tiende a considerar que forma parte
del pasado, que hay que pasar página y empezar a vivir partiendo de cero. Pero
se necesita una reflexión de por qué ha sucedido que contribuya a deslegitimar
el terrorismo, que es aún un problema pendiente.
– Tras el cese de la violencia en 2011, las versiones y los debates
sobre cuál debe ser el relato del terrorismo se multiplican como un virus. Pero
cuarenta años y casi mil asesinatos después, da la impresión de que debería
estar meridianamente claro, ¿no le parece?
– Sí, es el riesgo que se corre
cuando se mezclan los temas. Si mezclas todos los problemas desde la Guerra Civil hasta
hoy sin hacer distinciones, a aquellos que justifican el terrorismo les
facilitas argumentos como que aquí hubo una represión y un golpe de Estado y
que el terrorismo es una consecuencia de aquello y, por lo tanto, los
terroristas no tienen una responsabilidad central. Y no es así. ETA es una
elección voluntaria de sus miembros, que optaron por el asesinato. Nadie les
obligó: ni la Historia,
ni la voluntad de un pueblo, ni un ente superior.
– El Memorial incluirá un instituto de investigación y un banco de
datos. ¿Quieren evitar distorsiones?
– Insistimos en que el Memorial
no sea un museo que está esperando una visita sino que debe proyectarse al
exterior mediante acuerdos con universidades, entidades… Se ha incluido un
programa educativo pensado para los jóvenes, para quienes el terrorismo es un
fenómeno tan extraño como la
Guerra Civil. Hay que ayudarles a reflexionar sobre el pasado
para que en el futuro no puedan repetirse los hechos sufridos.
– ¿Existe un relato exculpatorio en la izquierda abertzale?
– Están haciendo un gran esfuerzo
en diluir responsabilidades y evitar que los terroristas tengan que asumir sus
propias culpas. La izquierda abertzale hace un esfuerzo muy superior al del
resto en ese terreno de difusión de su versión: produce numerosas películas,
documentales, las instituciones que controla ayudan económicamente, mucha gente
en sus filas participa voluntariamente en esas iniciativas. En el otro mundo
hay mucho menos apoyo institucional. No hay más que ver lo que ha tardado Iñaki
Arteta en poder acabar su película ‘1980’ por falta de apoyo.
– ¿Han de aprender las instituciones de la izquierda abertzale?
– Sí. El mundo de Batasuna lo
hace bien en ese terreno. Ellos no pelean por la historia académica. Dan por
perdido que su versión quede instalada en la Historia. Ellos
pelean por instrumentos que tengan influencia social inmediata. De ahí esa gran
cantidad de películas que luego se exhiben en los pueblos y festivales. Los
documentales pasan por encima de la dimensión terrorista de los miembros de ETA
y van buscando la dimensión humana del individuo: la persecución que ha
sufrido, lo mal que lo ha pasado, lo bueno que era… Todo a base de testimonios
de amigos y familiares.
– Un poco infantil.
– Pero eficaz. Hay un documental
en el que participa Etxegarai Atxirika, que está en Santo Tomé, y no oyes
hablar de que era miembro del ‘comando Vizcaya’ con varios secuestros y
asesinatos a sus espaldas, pero sí de cómo el Estado le persiguió, le llevó de
aquí para allí y lo que sufre porque su pareja vive en Francia.
Domínguez se gira en la silla,
coge una carpeta y extrae de ella un DVD. En la carátula se ve a una joven de
espaldas mirando el horizonte y el nombre de un etarra.
– ‘Txapela’…
– Los GAL le mataron en los 80 y
esta película trata de él a través de su hija. Habla en Vitoria con un tal
Pinto. Éste le cuenta cómo su padre «era un hábil con la moto. Cuando estábamos
en Argelia yo no había conseguido arrancarla y él ya había dado dos vueltas». Y
tú te preguntas: ¿Qué hacían estos dos andando en moto por Argelia? ¿El carné
sale más barato allí? ¿O la realidad es que estaban en un campo de
entrenamiento argelino?
– Usted es uno de los principales expertos en terrorismo en España y
posee el mayor archivo sobre ETA. ¿Qué conclusión saca al revisarlo?
– El fenómeno fue una locura en
todos los terrenos, pero con un cálculo preciso e intencionado de lo que se
quería conseguir. No ha sido un arrebato espontáneo de muchas personas, sino un
instrumento utilizado deliberadamente para lograr unos fines políticos sin
importar el precio que muchos pagarían por eso.
– ¿El Memorial puede ayudar a implantar la historia verídica y real
del terrorismo?
– Sobre el papel, más que nada
porque resulte capaz de activar energías sociales. Para nosotros es fundamental
que pueda movilizar iniciativas que quizás estén en la sociedad y que ahora no
salen adelante por falta de ayuda o de conocimiento.
– Una novedad respecto a los planes originales es que proponen una
subsede en Madrid centrada en el terrorismo yihadista.
– Se ha hecho teniendo en cuenta
los atentados del 11-M (la masacre de 2004 en los trenes de cercanías de Madrid
que causaron 192 muertes), que es una amenaza que va a durar mucho tiempo y que
hay un sector de población de jóvenes musulmanes que pueden encontrarse en
situación de riesgo de ser captados. El Gobierno deberá hacer otras cosas, pero
este plan puede ayudar.
- ¿La experiencia en la lucha contra ETA contribuye a combatir el
yihadismo mejor?
– De momento hay un hecho
curioso: España es el país del que menos yihadistas han salido hacia Irak y
Siria en proporción a la población. Se estima que han ido entre 50 y 200 y eso
supone un ratio de dos por millón de habitantes. Bélgica tiene 490 por millón y
creo que no viven allí más musulmanes que en España. Algo habrá que hace que en
España el índice de radicalización sea menor que en otras partes.
– Otro cometido del Memorial consiste en evitar el anonimato de las
víctimas.
– Sí, está previsto elaborar un
banco de la memoria, recopilar datos e implantar una política sistemática de
recogida de testimonios de víctimas para que no se pierdan y puedan estar a
disposición de investigadores, historiadores y público en general.
- Salvo usted, ¿se ha investigado poco el terrorismo de ETA?
– Durante muchos años no se ha
hecho investigación, pero de un tiempo a esta parte van surgiendo trabajos en
las universidades, tesis doctorales, libros…
- No sé si le queda algo por añadir.
– No hemos hablado de Ucrania…
– Dígame.
– Tiene mala pinta, pero le
contaré que la ventaja frente al Estado Islámico es que se trata de un
enfrentamiento entre Estados y ahí existe un margen para la racionalidad e,
igual que en la guerra fría, el cálculo sobre qué gano o qué pierdo más. Con el
Estado Islámico eso es imposible.
Opinión:
La entrevista a Florencio
Domínguez me ha hecho recordar aquellos años en los que hablar de ETA era tan
arriesgado que solo lo hacía(mos) unos pocos periodistas y unas (aún menos) víctimas.
Evidentemente, Florencio estaba entre los pocos periodistas que lo hicieron
entonces. Y por comparativa, también me vienen a la mente es@s periodistas y/o
víctimas que ahora parecen especialistas en la materia pero que entonces o no
aparecieron o no tuvieron la valentía imprescindible para levantar la voz.
Dicho esto, me gustaría hacer
hincapié en un dato. Decir que “un señor que lleva una vida anodina en un
pueblo de Gipuzkoa se hace de ETA y en ciertos ámbitos pasa a tener un estatus”
podría ser una de las “razones” para entrar en ETA me parece frivolizar el
tema... quizás podríamos hacer entonces un estudio sobre la responsabilidad de
ciertos medios de comunicación al otorgar a muchos terroristas una aureola de “luchadores
por la libertad” y capulladas parecidas.
En cuanto a la historia que el
mundo abertzale quiere contar, por mucho que lo intenten no van a conseguir
cambiar la historia. Solo se trata de explicar la realidad y contar para ello
con la colaboración de personas que no pertenezcan a ninguna sigla política, de
manera que sus opiniones no estén supeditadas a las mas que posibles órdenes
recibidas desde los responsables de la sigla en cuestión. Tampoco sería
aconsejable contar con la “colaboración y experiencia” de personajes que, por
desgracia, se inventan secuelas y situaciones complicadas que, evidentemente,
nunca han vivido.
Y de estos, en el mundo
periodístico y en el mundo de “las” víctimas del terrorismo, hay demasiados
ejemplos negativos.