miércoles, 4 de febrero de 2015

04 febrero 2015 (2) El Periódico de Catalunya (opinión)

04 febrero 2015



Un pacto a la vieja usanza
Enric Hernández






Las fuerzas políticas españolas han suscrito cuatro acuerdos antiterroristas en tres décadas. La necesidad de preservar la precaria unidad política frente al terrorismo y de reforzar la lucha contra la amenaza de ETA justificó los tres primeros: el Acuerdo de Madrid sobre Terrorismo (1987), el Pacto de Ajuria Enea (1988) y el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo (2000). El cuarto, firmado este martes por Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, quiso evocar (muy pálidamente) la escenografía de sus precedentes, pero apenas lo logró. La lucha contra el yihadismo suscita escasos disensos en España, por cuanto su trasfondo político amenaza la seguridad y las libertades de los españoles, pero no la integridad nacional.

Todos los firmantes de los pactos contra ETA conculcaron su espíritu y literalidad en uno u otro momento, casi siempre con la mejor de las intenciones. Frustradas las negociaciones con ETA en Argel, los acuerdos de Madrid y Ajuria Enea postulaban el aislamiento de los terroristas y sus cómplices de la izquierda aberzale. Lo que no impidió el acuerdo entre el PNV y Batasuna en Lizarra (1998) ni el diálogo del Gobierno de Aznar con la cúpula de ETA en Zúrich (1999). El pacto antiterrorista sellado por Aznar y Zapatero en el 2000, respuesta al de Lizarra, reforzó el combate contra ETA y posibilitó la ilegalización de Batasuna, pero no evitó que el Gobierno socialista acabara negociando con la banda --pese al boicot del PP-- una rendición soterrada de los pistoleros.

Antaño, cada pacto de Estado contenía un objetivo, un mensaje de los demócratas a los terroristas: os perseguiremos, encarcelaremos y aislaremos hasta que dejéis de matarnos. ¿Qué recado envían Rajoy y Sánchez con su acuerdo al Estado Islámico y a Al Qaeda?

La liturgia y la eficacia

Ni el PP, que negó la autoría islamista del 11-M, ni un PSOE cuyo liderazgo está en liza podían permitirse que un ataque yihadista en España les sorprendiese discutiendo enmiendas técnicas. De ahí la liturgia a la vieja usanza de un acuerdo de escaso calado político y dudosa eficacia. ¿O alguien cree que la cadena perpetua disuadirá a los fanáticos dispuestos a inmolarse?

Opinión:


La pregunta del final del artículo da en la diana…. Parece que algunos y algunas no quieren darse cuenta de que nos enfrentamos a un terrorismo de origen ideológico religioso, con lo cual una legislación ¿más contundente? No implicará solución alguna. Es duro decirlo pero es mi opinión.

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