05 febrero 2015
Es terrorismo, no es yihad
Sami El Mushtawi es encargado de Asuntos
Culturales del Centro Cultural Islámico de Madrid.
La palabra YIHAD es de prosapia árabe y
significa «esfuerzo, lucha». El mismo profeta del islam explicó qué es yihad.
Cierta vez, Muhammad le dijo a un grupo de sus compañeros que regresaban de un
combate: «Bienvenidos vosotros que regresáis del pequeño yihad (lucha), al gran
yihad». Pensaron si acaso había un ejército más grande y preguntaron: ¿Cuál es
el gran yihad? El Profeta respondió: «La lucha contra el ego». Se entiende,
pues, que hay una gran lucha que es interior y una pequeña lucha que es
exterior.
El yihad, según los sabios del islam,
comprende la lucha interior cuyos alcances son muy vastos. Con respecto a la
lucha exterior, ésta tiene condiciones que podemos ver en este versículo
coránico que dice lo siguiente: «Si se os agrede, combatid a vuestros
agresores. Tenéis permiso para rechazar sus agresiones, pero no os convirtáis
en agresores, comenzando vosotros la lucha o matando a quien no interviene en
vuestra contra, el cual no ha tomado partido en ninguno de ambos bandos. Dios
no ama a los agresores». (2:190).
«Combatid a vuestros agresores», estamos
ante un versículo sobre la lucha y es condicional, quiere decir que combatid a quienes
os combaten, no a cualquiera. El Corán nunca avala, ni autoriza ninguna
violencia, ningún combate, ninguna guerra sin poner límites lógicos y claros.
El Texto Sagrado del islam dice expresamente: «Discutid con ellos (la gente del
libro) de la mejor manera» (29:46). También dice: «Está prohibida la imposición
en materia de religión». (2:256).
En otro capítulo se lee: «Los creyentes,
los judíos, los cristianos, los sabeos, quienes creen en Dios y en el último
día, y obren bien, esos tendrán su recompensa junto a su Señor, no tienen por
qué temer y no estarán tristes». (2:62). Hay otro versículo que afirma:
«Encontraréis que los mejores amigos de los creyentes son quienes dicen 'somos
cristianos' porque hay entre ellos religiosos y monjes que son humildes».
(5:82). También Dios dice: «El que quiera creer, que crea; y el que quiera
negarse a creer, que no crea» (18:29); y añade: «No tienes potestad sobre
ellos» (88:22). Esta es la postura del noble Corán frente al otro. Todo está
claro y se ajusta a la lógica y a la razón.
Ahora, con respecto al tema del yihad
exterior o legítima defensa contra la agresión sufrida, es, sin lugar a dudas,
un derecho reconocido por todas las religiones y las leyes internacionales. Es
legítimo esforzarse para frenar los ataques del opresor. El profeta tiene un
dicho que reza lo siguiente: «Ayudad al oprimido y al opresor». Le preguntaron
cómo hemos de ayudar al opresor. Respondió: «Evitando que oprima».
A la luz de ello, no se puede, bajo
ningún pretexto, sembrar el terror entre las personas, matar a la gente y
aniquilar al otro diciendo que eso constituye yihad. El terrorismo no es yihad,
no es lucha en aras de Allah. Tampoco me parece acertado el uso de yihadismo,
cuyo campo semántico gira en torno a la guerra, a la violencia, al odio y al
rencor... y todo eso se encuentra vinculado al islam. Creo que es suficiente
decir: terrorismo. Terrorismo y nada más.
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