26 diciembre 2020
"Mi nombre es
Marta Oliver. Yo iba en el tren que explotó en Santa Eugenia y desde entonces
padezco trastorno de estrés postraumático"
"Acabo de publicar un libro, llamado El muro de
cristal (editorial Círculo Rojo), donde narro mis experiencias en los distintos
hospitales psiquiátricos en que he estado ingresada"
Mi nombre es Marta Oliver y pertenezco a la Asociación 11M
Afectados del Terrorismo. Yo iba en el tren que explotó en Santa Eugenia y
desde entonces padezco trastorno de estrés postraumático. Con los años, y
sumado a otros graves hechos traumáticos que he sufrido, ha derivado en
trastorno de personalidad. Además, estoy diagnosticada de duelo patológico y
depresión mayor
Acabo de publicar un libro, llamado El muro de cristal (editorial
Círculo Rojo), donde narro mis experiencias en los distintos hospitales
psiquiátricos en que he estado ingresada, hablo de la situación de la salud
mental en España y de los distintos tratamientos que he tenido.
En este libro he desnudado mi alma y mi corazón.
Escribirlo me ha costado varios años y muchas lágrimas. La historia narra en
forma de memorias los años más oscuros de mi vida. Cuenta
la historia de una mujer, que tras sufrir dos graves traumas, tiene que
recomponerse. El segundo trauma la deja totalmente hundida y perdida y es
ingresada en el pabellón psiquiátrico de un hospital, donde comienza a escribir
la historia.
Se trata del periodo más oscuro de mi vida donde narro mi paso por
distintas instituciones psiquiátricas, así como los tratamientos psicológicos y
psiquiátricos a los que me he sometido. Huelga decir que es una historia verídica narrada en primera persona. También es una
historia de superación. Es un canto a
la vida y a la esperanza.
Se narran las interioridades del pabellón psiquiátrico, sus rutinas, su
funcionamiento y también se cuentan las historias de los pacientes allí
ingresados. Se habla de la interacción de la protagonista con sus compañeros y
también con los profesionales que allí trabajan. Se trata de un submundo
totalmente desconocido al que he querido dar visibilidad para mostrar a la
sociedad el mundo de las enfermedades mentales y los trastornos psicológicos y
tratar de eliminar el rechazo social que tienen.
Mi libro tiene tres objetivos fundamentales:
1) Una finalidad terapéutica con respecto a mí. He volcado sobre el
papel toda la rabia, la ira, la frustración y el dolor y me ha servido para
conocerme y comprenderme mejor a mí misma y a los demás. Creo que después de
las experiencias que he sufrido me he vuelto mejor persona, más comprensiva,
tolerante, humana y solidaria con mis semejantes.
2) Ayudar a personas que se encuentren en situaciones semejantes, o a
sus familiares, mostrándoles que existe una salida y una esperanza y narrando
cómo yo he llegado a poder superar muchas dificultades y obstáculos.
3) Una finalidad persuasiva con respecto a los posibles lectores de la
sociedad en general: hacerles conocer un submundo y un ámbito sanitario hasta
ahora apenas contado desde la perspectiva del paciente.
Debo decir que he escogido esta temática a modo de terapia al narrar unos
sucesos vividos que me han marcado para siempre, y que al ponerlos por escrito me
limpian y depuran como si fuese un pus que se extrae de una herida. Pienso que
el mundo de las instituciones psiquiátricas y las enfermedades mentales es muy
desconocido para la sociedad en general y que la mayor parte de lo que hay
escrito está hecho por médicos, y no por pacientes, como es el caso.
Además, se trata de un tema muy poco comprendido y que cuenta con un
gran estigma social, que me gustaría ayudar a eliminar, aunque fuera un
poquito. Además, me gustaría que se supieran los pocos recursos que se destinan
a la salud mental en este país.
Mis ingresos en distintos hospitales
psiquiátricos han sido en su mayoría muy traumáticos, debido a la
falta de medios. No hay psicólogos ni terapias psicológicas, y a que algunos
profesionales, especialmente auxiliares de enfermería, carecen de formación en
salud mental y dispensan un trato inhumano y cruel a los pacientes. Estos
profesionales empañan la excelente labor de otros profesionales vocacionales y
que tratan a los pacientes con humanidad y hasta cariño. Se debería ser más
cuidadoso en las contrataciones de este tipo de personal que trata con personas
tan sensibles y valorar no solo su C.V. sino, también, sus cualidades humanas
(empatía, humanidad, amabilidad, paciencia, etc). No es propia de un país del
primer mundo como España, la deficiente atención en salud mental que se
dispensa y el trato que sufren los pacientes por parte de algunos
profesionales. Mi narración reviste originalidad al haber sido escrita por un
paciente que ha recorrido un largo camino, desde ingresos hospitalarios hasta
distintos tratamientos terapéuticos y con psicofármacos.
A lo largo de este camino se puede observar la evolución del
personaje-paciente, que pasa de un estado de bloqueo inicial hasta llegar a ser
consciente de sus patologías y de la manera de superarlas. He sentido la
necesidad imperiosa de contar los episodios más dramáticos de mi vida, de
narrar mi historia.
El texto se ha escrito solo, de un tirón,
cual de un vómito amargo e interminable se tratara. He conseguido superar mis dificultades
gracias, en primer lugar, a mi familia, que me ha apoyado en todo momento, y
sin cuya ayuda no hubiera podido salir adelante.
Debo agradecer también a la Asociación
11M Afectados del Terrorismo toda
la ayuda que nos han prestado, tanto a mi marido como a mí, en asistencia legal
y psicológica, y por su trato tan solícito, amable, cariñoso y humano.
Por último, debo decir, que otra cosa que me ayudó a salir del gran pozo
negro en que me
hallaba ha sido mi pasión por la literatura. Así, en los momentos en que peor
estaba me matriculé en un máster en Escritura Creativa en la Universidad Complutense,
y actualmente estudio otro en Estudios Literarios. Yo antes trabajaba de
ingeniero en una gran ingeniería, pero hace cinco años que la Seguridad Social
me declaró una incapacidad permanente absoluta, con lo que ya no puedo
trabajar. Esto me resultó especialmente duro al principio, haciendo que me
sintiera como una inútil, fracasada y un parásito para la sociedad. Sin
embargo, centré mis esfuerzos en estudiar y publicar el libro porque creo
firmemente que puede ayudar a muchas personas. Además, se habla de temas tabú
en nuestra sociedad, como el suicidio o las autolesiones.
Actualmente, estoy dedicando mi vida y todo mi tiempo a dar charlas,
entrevistas, jornadas y colaboraciones en programas de radio y asociaciones,
tratando de dar visibilidad a las enfermedades mentales, concienciando a la
sociedad y a las autoridades competentes de que el actual sistema de salud
mental pública es totalmente deficitario e ineficaz y que se deben destinar
muchos más recursos. Además, estoy
muy comprometida con la prevención del suicidio, yo intenté suicidarme varias
veces, y colaboro con varias asociaciones, dando
asesoramiento y acompañamiento, y con dos universidades, una en Buenos Aires y
otra en el País Vasco, dando charlas en los respectivos posgrados en
suicidología.
También estoy muy comprometida en luchar para que se apruebe la Proposición de Ley de
Salud Mental de 2019, que garantiza los derechos de los pacientes de salud
mental. Tenemos que unirnos todos los pacientes de salud mental y concienciar a
la sociedad de la imperiosa urgencia de aprobar esta ley que salvaguarde
nuestros derechos. Por tanto, voy a consagrar mi vida a luchar por estos
objetivos y eso me llena de plenitud, satisfacción y gratificación. Da un sentido a mi vida.
Opinión:
Y pensar que luego están los que aparecen hablando de
secuelas que jamás han sufrido mientras hay víctimas como Marta Oliver que
tienen que luchar cada día de su vida aprendiendo a vivir con lo ocurrido…
Qué mundo más injusto, con la aquiescencia de parte de la
administración que hace pagar a justos por pecadores…