28 septiembre 2018
Gobierno Vasco pide
perdón a las víctimas del terrorismo, especialmente de los 70 y 80, por la
"desatención" padecida
El Instituto de la Memoria , la Convivencia y los
Derechos Humanos, Gogora, ha pedido perdón a las víctimas de la violencia y de
todos los terrorismos, sin exclusión, especialmente a las producidas en las
décadas de los 70 y 80, por la "desatención que padecieron".
"Queremos subrayar singularmente este reconocimiento ante las víctimas
provocadas por ETA, porque esta organización contó con apoyo social. Frente a
todas las víctimas, reconocemos que debimos reaccionar antes y hacerlo mejor y
más unidos", ha indicado.
Estas reflexiones se recogen en la propuesta de texto que
Gogora enviará al resto de las instituciones, con motivo del Día de la Memoria 2018, elaborada y
aprobada por su Consejo de Dirección, y que aborda el análisis crítico de la
sociedad, en coherencia con el lema propuesto para esta edición.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha presidido este viernes en
Bilbao el Consejo de Dirección del Instituto de la Memoria , la Convivencia y los
Derechos Humanos, Gogora, acompañado por Jonan Fernández, secretario general de
Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación, y Aintzane Ezenarro, directora del
Instituto.
Con el título 'La sociedad vasca: luces y sombras', el
texto indica que el Día de la
Memoria 2018 está temáticamente dedicado al análisis crítico
sobre el papel jugado por la sociedad vasca en el transcurso de lo que se
conoce como Memoria Reciente, los últimos 60 años.
"Este análisis ha de tener una de sus referencias
fundamentales en la mirada y actitud que nuestra sociedad tuvo en relación con
las víctimas del terrorismo y la violencia. En este sentido, podemos y debemos
hablar de sombras y de luces", indica.
Abandono
Entre las sombras, Gogora destaca el "abandono"
sufrido por las víctimas, especialmente, en las décadas de los setenta y los
ochenta. "En estas décadas, especialmente a principios de los 80, ETA
protagoniza su etapa más cruenta. Sólo hasta final de 1987, había provocado 586
víctimas mortales. La respuesta de la sociedad vasca y de sus entidades e
instituciones no estuvo a la altura de lo que aquella violencia supuso y de lo
que aquellas víctimas merecieron", enuncia.
Asimismo, recuerda que en la Transición , la sociedad
vasca padeció los "coletazos de la represión franquista, así como
atentados de organizaciones parapoliciales o de extrema derecha en un contexto
de impunidad. Las denuncias de tortura han sido una realidad persistente".
"Todavía en los 80, el GAL, que actuó de 1983 hasta 1987, provocó 29 asesinatos.
Estas víctimas sufrieron discriminación y negación oficial de su existencia y
realidad", agrega.
Según resalta, en este tiempo, la sociedad vasca vivió
"atrapada, coaccionada, conmocionada, silenciosa y silenciada..., sin
encontrar referencias, ni liderazgos claros de respuesta. Lo cierto, en
cualquier caso, es que las víctimas no recibieron la atención, el apoyo ni la
solidaridad que debían". "No la recibieron por parte de la
ciudadanía; pero tampoco por parte de las instituciones, los partidos políticos,
los medios de comunicación o los agentes sociales. Esta es una gran sombra que
debe ser asumida de modo crítico y autocrítico", apunta.
Por ello, Gogora reconoce explícitamente que, hasta
primeros de los 90, "en nuestra sociedad llegamos tarde a la causa de las
víctimas, a la sensibilidad y respuesta que merecían, y reconocemos que no
todas las víctimas recibieron una misma consideración social o institucional,
dependiendo de quién fuese el victimario o dónde fuese situada la
víctima". "También debemos reconocer críticamente que, en los años
siguientes, a menudo, las divisiones políticas desdibujaron la unidad en la
solidaridad y en el rechazo a la violencia", afirma.
Por todo ello, hace autocrítica y pide perdón a las
víctimas de la violencia y de todos los terrorismos, "sin exclusión,
especialmente a las producidas en las décadas de los 70 y 80 por la desatención
que padecieron" y subraya singularmente este reconocimiento ante las
víctimas provocadas por ETA, "porque esta organización contó con apoyo
social". "Frente a todas las víctimas, reconocemos que debimos
reaccionar antes y hacerlo mejor y más unidos", señala.
Luces
En cuanto a la 'luces', resalta que "desde finales de
los 80, la respuesta social crece de modo progresivo en Euskadi. Lo pondrán de
manifiesto la proliferación de movimientos sociales, infinidad de
movilizaciones tanto masivas como testimoniales, y múltiples iniciativas
sociales, mediáticas, políticas e institucionales como, el Pacto de Ajutia
Enea, y en todos los ámbitos de la sociedad vasca".
La década de los 90 estuvo presidida por una progresiva
sensibilización en relación con las víctimas, y a partir del 2.000 ha estado
caracterizada por la construcción de una cobertura normativa, institucional y
social de protección activa de los derechos de las víctimas.
"Estas son las luces que queremos y podemos destacar
en nuestra sociedad. A partir de 1990, tuvimos un sociedad progresivamente
implicada y organizada en contra del terrorismo y la violencia, a favor de las
víctimas, en defensa de los derechos humanos, del diálogo y de la
convivencia", indica el texto propuesto por Gogora.
Tras apuntar que entre las luces "también hay
claroscuros, como los hay entre las sombras", considera que ésta es la
realidad que "merece ser recordada y promovida como un valor relevante de
nuestro pasado en su proyección al presente y al futuro".
En este sentido, recuerda el "esfuerzo de tantas
personas, entidades sociales, movimientos por la paz, asociaciones y
fundaciones de víctimas, partidos políticos e instituciones, especialmente en
los últimos 30 años". "Durante mucho tiempo debieron hacerlo en las
más adversas condiciones y, en ocasiones incluso, luchando contra el miedo o la
amenaza, y sosteniendo la esperanza contra toda esperanza. Hoy merecen un reconocimiento
especial", constata.
Conclusión
Como conclusión, Gogora asevera que "si miramos a
nuestro pasado reciente, lo peor de nuestra historia como sociedad tiene que
ver con el abandono que sufrieron las víctimas y con una insuficiente reacción
frente al terrorismo y la violencia, especialmente en las décadas de los 70 y
los 80".
"Si miramos a nuestro pasado reciente, --prosigue-- lo
mejor de nuestra historia como sociedad tiene que ver con la implicación y
reacción social y política que, a favor de las víctimas y frente a la violencia
tomó cuerpo, especialmente a partir de los 90".
"La pedagogía de la memoria que podemos extraer de
esta experiencia es que frente al terrorismo y la violencia, la respuesta que
hace futuro es anteponer a cualquier otra consideración la solidaridad con las
víctimas y el compromiso claro, implicado y compartido con el valor superior de
la dignidad humana, el derecho a la vida y los derechos humanos de todas las
personas", concluye.
Opinión:
Parece que la memoria no les funciona a algunos cuando de
lo que se trata es de ponerse medallas y meritos por unas supuestas novedades
que no son tales.
Durante mi etapa como presidente de la entonces recién
creada ACVOT, tuve el honor de coordinar el acto que se celebró al pie del monumento
erigido en la Avinguda Meridiana
el 16 de junio de 2006, en el que se leyó una carta enviada por el lehendakari
Juan José Ibarretxe en la que, entre otras frases, se podía leer las
siguientes:
“Quiero deciros que las Instituciones vascas compartimos
con todas las víctimas del terrorismo el sufrimiento que habéis padecido. Lamentamos
la soledad en la que en muchas ocasiones habéis tenido que sobrellevar el dolor
por la pérdida de seres queridos, y os pedimos perdón por esa lejanía que, a
veces, habéis sentido de los poderes públicos”.
Recuerdo ahora estas palabras porque en aquellos años la
banda terrorista ETA todavía estaba activa y continuaba destrozando familias, por
lo que aquella carta tenía muchísima más importancia que lo que ahora haya
podido explicarse.
Supongo que a buen entendedor…
Lo que no puedo entender es que exista tan poca memoria con
algo que sucedió hace solamente doce años….