26 septiembre 2018
Nuevamente la
reorientación de la política penitenciaria y el delegado del Gobierno
Josefa Azcarraga e Iñaki Lasagabaster
Hay un dicho que hoy es de aplicación al nuevo delegado
del Gobierno: “No hay cosa que más ruido meta que un coche viejo y un diputado
nuevo”. Cambiamos lo de diputado, por delegado y como anillo al dedo. Conocemos
desde hace años a Jesus Loza. Es más, le tenemos aprecio personal, pero cada
día que pasa, nos causa una mayor discrepancia con sus declaraciones.
Como ciudadanos vascos, planteamos un problema político,
que debe y tiene una clara respuesta jurídica y que el delegado del Gobierno
continua ignorando. Una vez más, en su raca-raca continuo desde que fue
nombrado, el delegado volvía hace unos días, en rueda de prensa, a manifestar,
que había que reorientar la política penitenciaria, que “lo importante es la
reinserción no el alejamiento” al que están sometidos los presos y presas
vascos y sus familiares. Esta afirmación es sorprendente jurídicamente. Parece
ser que en política “lo importante” está por delante de los derechos de las
personas.
Se equivoca radicalmente con esta afirmación, haciéndolo
además cuando en cumplimiento de su cargo y siendo una autoridad pública no
debería hacerlo. El delegado está obligado por la ley, por sus propias leyes.
Las decisiones que pueda adoptar, al igual que las opiniones que manifieste en
el ejercicio de su cargo, deben respetar la legalidad. En concreto, en materia
penitenciaria, y específicamente en relación con los presos y presas vascos,
debe atenerse a la legalidad. Así lo ha manifestado su partido, su gobierno y
su ministro del Interior. A los presos y presas vascos se les aplicará el
principio de legalidad. Y así mismo, incluso, lo han afirmado las asociaciones
de victimas, como no podía ser de otra manera.
Lo que viene a afirmar el delegado es que el cumplimiento
de la legalidad no es importante. En otros términos: aunque la ley y la
jurisprudencia del Tribunal de Derechos Humanos hayan reconocido en seis
sentencias hasta este momento que las personas privadas de libertad tienen
derecho a estar internas en centros penitenciarios cercanos a su domicilio
habitual, el Gobierno español continua teniendo a los presos y presas vascos a
cientos de kilómetros de Euskal Herria.
Según las palabras del delegado, lo importante es la
reinserción, no el alejamiento, afirmación no sólo sin base legal sino también
contraria al ordenamiento jurídico, como hemos dicho. La repetida reorientación
de la política penitenciaria del Gobierno va a ser “discreta”, con el
conocimiento de las asociaciones de victimas, que realizan un “control riguroso
del Gobierno”, pero a las que “agradece su comprensión”.
Nada hay que decir a las asociaciones de víctimas, nada más
que reconocerles su dolor. También recordar que han declarado su respeto a la
legalidad. Pero la declaración del delegado no puede, ya que así lo parece,
disimular su actuación acogiéndose a las limitaciones que, según sus palabras,
le provoca el control de las asociaciones de víctimas. Estas, por propio
reconocimiento y al igual que las demás personas, están sometidas a la ley. La
ley es contraria a la política de alejamiento que tanto sufrimiento está
causando, no solo en los presos y presas vascos, sino en el colectivo familiar
que sufre la práctica de una política penitenciaria de carácter vengativo.
El delegado piensa, o le han dicho que diga, que
jurídicamente la política de alejamiento es correcta. En otros términos y repitiendo
la pregunta que recientemente le planteamos en otro medio de comunicación
distinto a este, ¿tienen los presos y presas vascos, derecho a cumplir condena
en centros penitenciarios próximos a su domicilio habitual? Si la respuesta es
afirmativa, no hay lugar a consideraciones como la de que la reinserción es lo
importante o que el Gobierno está sometido a un férreo control por las
asociaciones de víctimas. Según nuestro criterio, lo importante es satisfacer
el derecho que esas personas internas en prisión tienen, derecho que no está
siendo respetado por el Gobierno español, a pesar de las grandilocuentes
declaraciones de su presidente, cuando tomó posesión de su cargo, en el sentido
de iniciar una profunda revisión de la política penitenciaria.
La política penitenciaria no puede seguir en una nebulosa
que esconde una política, fruto del juego partidista, sin respeto alguno al
mandato de las normas jurídicas. Así lo ha reconocido, recientemente, María
Jauregi Lasa, al pedir al Gobierno español valentía para acercar a los presos y
presas, lo que para ella no es más que aplicar la legalidad vigente. Además de
reconocer su integridad, que nos produce admiración en esta época de política y
pensamiento plano e interesado, debemos incidir en su afirmación de respeto de
la legalidad y de los derechos de las personas internas en prisión. El
acercamiento de los presos y presas vascos, es una obligación de los poderes
públicos porque es la satisfacción de un derecho. Si el delegado cree que no es
así, nos gustaría conocer sus razones.
Y sobre todo, insistimos una vez más, menos palabras y más
hechos. No se pueden seguir anunciando traslados por goteo cuando la normativa
penitenciaria no marca excepciones. Todos y todas las presas vascas tienen
derecho a estar cerca de su lugar de residencia. Lo contrario es incumplir la
propia legislación.
Contra estas vulneraciones de derechos, nosotros y nosotras
también, estaremos en Donostia el próximo 20 de octubre. Es una obligación
ciudadana, si queremos dejar a las generaciones que nos siguen una sociedad
mejor que la que nosotros recibimos.
Entendemos que es necesario un acuerdo sobre dos cuestiones
básicas, como son el tratamiento que hay que dar a todas las victimas de tantos
años de enfrentamiento y la cuestión de las cárceles. Sin ello no podremos
hablar de una sociedad reconciliada y en paz. Hoy es éste nuestro reto.
Esperamos que sea también el del delegado.
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