Desamparo tras el 17-A
Una familia con ocho afectados, repartidos entre España y
Francia, asegura que se ha sentido más atendida en el país vecino
«Cuando hablaban de los atentados de Nueva York o de París, pensaba
que eran imágenes manipuladas. Que no era real. Nunca piensas que te va a pasar
a ti». Lo admite Youssef El Ouabi, llegado hace 11 años de Marruecos a Cornellà
de Llobregat. Su vida cambió el 17 de agosto de 2017. Ocho de sus parientes paseaban
por La Rambla la tarde del atentado: el hermano y la cuñada de
Youssef guiaban con su hija a sus primos de Francia por el paseo más conocido
de Barcelona. Un año después, tres de ellos continúan tratándose de las heridas
causadas por la furgoneta que los arrolló. Además, el hermano de Youssef,
Mohamed, murió cuatro meses después del ataque, aquejado de hepatitis B. La
familia está convencida de que su enfermedad se agravó debido al estrés por lo
vivido, pero el Ministerio del Interior no lo reconoce como víctima del 17-A.
En uno de los recientes homenajes a los fallecidos y heridos en
la masacre, El Ouabi se acercó a los periodistas para alertar de que se sentían
"abandonados". La particularidad del caso es que, aparte de que la
tragedia se cebó con varios miembros de una misma familia, los afectados están
repartidos entre España y Francia. A la vez que coincide con otros damnificados
que se declaran desamparados por Madrid, Youssef asegura que sus parientes de Montpellier no
se ven desatendidos por las autoridades galas.
"Se sienten más acompañados por su gobierno y la asociación
que lleva allí a las víctimas", explica, "en los primeros días
después del atentado, hubo una trabajadora del consulado con la familia. Les
alquiló una plaza de hotel y les dio tiques para el restaurante del Vall
d'Hebron. Cuando estaban aquí, la República francesa les hizo un ingreso para sobrevivir".
Youssef recalca que en su casa no han recibido "ni un
duro" del Gobierno por los gastos extraordinarios que han reclamado por
desplazamientos (tenían a familiares ingresados en tres hospitales), trámites y
alimentación. Afirma que han presentado recibos que les han denegado. El Ayuntamiento de Cornellà sí
les ha socorrido con unos 400 euros.
"No se trata de la cantidad, sino del detalle. Han pasado
por una situación familiar muy difícil. La normativa debería ser más humana y
sensible", tercia Robert Manrique, asesor de la Unidad de Atención y
Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT), a la que han acudido 182
víctimas y testigos de las acciones criminales en Barcelona y Cambrils. Tras
las conmemoraciones, les han contactado otros 30 posibles perjudicados.
Psicólogos de la UAVAT han examinado a la cuñada de Youssef,
Rquia, y su sobrina, Fátima. La unidad asiste gratuitamente y Manrique indica
que ninguna de las dos recibe, por el momento, cuidados psicológicos
continuados y especializados pagados por el Estado. Piensan que
la niña no los necesitará, pero sí Rquia, que solo habla bereber; la UAVAT ha
hallado un psicólogo que conoce el idioma, pero no han podido contactar en
vacaciones. El Ouabi dice que Francia sí costea un especialista a su primo, su
esposa y sus tres hijos.
Interior ha propuesto indemnizar a Rquia con 14.400 euros y a
Fátima con 4.800. La familia no ha aceptado las
cuantías, como tampoco las ofrecidas a sus allegados de
Montpellier. Youssef no comprende por qué los informes forenses del ministerio
dan carpetazo a los diagnósticos y tasa una compensación cuando sus parientes
siguen bajo seguimiento médico. "Rquia tiene una fractura en la mano
izquierda y no puede hacer sus tareas y mi primo Omar va en muletas y aún está
de baja", señala. "Se valoran unos días de baja a la baja",
cuestiona Manrique. La familia ha aportado nuevos informes de las lesiones de
Rquia, por lo que el archivo de su expediente ha quedado en suspenso.
A todo ello, Youssef añade que el Gobierno no les compensa por
su hermano fallecido. «Me han dicho que se debía reclamar cuando estaba vivo»,
cuenta el hombre, que agrega que una funcionaria les comunicó en los días
posteriores al atentado que su hermano y su sobrina no podían optar más que a
ayuda psicológica durante un año. La UAVAT admite que será «complicado»
demostrar la relación entre la muerte y los efectos del ataque, por los que el
hermano estuvo en tratamiento psicológico. «El problema está en que, en caso de
duda, la administración no ayuda», observa Manrique, quien subraya que «el
límite debería ser el criterio profesional, no lo que diga un político».
Youssef y sus familiares son musulmanes y proceden de la región
de la que eran originarios los miembros de la célula. «El islam está lejos de
esas ideas radicales. No entiendo nada sobre este atentado. Debe haber algo o
alguien detrás de todo esto y unos chavales tan jóvenes», cree.
Opinión:
Sinceramente, cuando me contactaron desde la Asociación 11M Afectados por
Terrorismo para que desde UAVAT asistiera a la familia de Youssef, no imaginé
el grado de abandono que encontraría por parte de todas aquellas entidades que
deberían estar involucradas en ayudarles. Fue una nueva muestra más de cómo se
ha DESinformado en relación a la ayuda ofrecida a las víctimas de los atentados
del 17 de agosto del pasado año.
Pensaba que alguna asociación mas cercana o con muchos mas recursos (algunos
les llaman “mayoritarias”) habrían hecho el trabajo de localizarlas y atenderlas…
lo que otros llaman ser “agencia de detectives” pero negándose a buscar a las
víctimas para asistirlas.
No explicaré aquí con detalle las sucesivas visitas médicas a los
ambulatorios, la búsqueda de profesionales que hablen el idioma bereber, los
intensos momentos tomando un excelente te (salud, amor y laaaaarga vida)… solo
debo denunciar públicamente el abandono en el que han estado Youssef y sus
familiares, que son tan víctimas como cualquier otra.
Pero parece que hay a quien eso no les interesa lo más mínimo y se
encuentran mas a gusto en manifestaciones junto a ciertas siglas políticas que,
oh casualidad, luego se llenan la boca hablando del apoyo que ofrecen a las víctimas
del terrorismo.
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