26 febrero 2015
Urkullu
reconoce el “sufrimiento” de los familiares de presos de ETA
Su recepción a Etxerat indigna a la
oposición y a las víctimas, a las que quiere convocar en junio.
Iñigo Urkullu se convirtió ayer en el primer
lehendakari en reunirse de forma oficial con representantes del colectivo de
familiares de presos de ETA fieles a la doctrina de la banda terrorista, Etxerat, a los que la
plataforma considera “presos políticos”. La
reunión –“cordial y constructiva”, según el Gobierno nacionalista, y “superpositiva”,
a ojos de la asociación– se resolvió con dos acuerdos: ambas partes colaborarán
para que el Gobierno de España acabe con la dispersión, y ambas partes creen
justo reconocer el “sufrimiento” que padecen estas personas por tener que
desplazarse a cárceles lejanas a sus domicilios, en palabras de Etxerat.
“El ponernos en la carretera
todas las semanas es una ruleta rusa y condiciona nuestra vida”, denunció
Maider Alustiza en la sede de la
Presidencia vasca en Vitoria. En un comunicado, el equipo de
Urkullu lamentó los efectos de la dispersión en su “vertiente humanitaria”.
La recepción de ayer es un gesto político que se
añade a la recuperación de las subvenciones a Etxerat –cortadas por el Gobierno
de Patxi López–, y ha generado un importante malestar en las principales
asociaciones de víctimas y en los partidos no nacionalistas. Algunas voces
defienden la legitimidad del lehendakari de mantener ese encuentro, pero
denuncian que en dos años y medio no ha recibido a las asociaciones de
víctimas. Ésta fue, de hecho, una de las lagunas que denunció el histórico de
Gesto por la Paz Txema
Urkijo cuando Urkullu lo destituyó como asesor. Ahora, su equipo está
preparando ese gran acto con víctimas para junio, aunque la fotografía de ayer
es un motivo más de enfado para las asociaciones de toda España. «Es el juego
de equilibrios del PNV», dice un veterano socialista: “Siempre se sitúa como
Cristo crucificado entre dos ladrones”.
En la reunión, que duró una hora y media, el lehendakari estuvo
acompañado del artífice de su política depaz y convivencia, Jonan Fenández, y
de la directora de Víctimas y Derechos Humanos, Monika Hernando. Por parte de Etxerat participaron Maider Alustiza, José Ángel Aramendi
y Nagore López de Luzuriaga, que hace poco defendió en la radio pública vasca
que sus tíos, los etarras Gotzone López de Luzuriaga e Iñaki Fernández de
Larrinoa, son “grandísimas personas que jamás buscaron el beneficio personal”,
sino el “colectivo”, al margen de que “cada uno puede entender o no ciertos
medios de lucha”.
El vínculo entre el Ejecutivo y Etxerat ya existía
(también en tiempos del PSE-EE), pero nunca
hasta ahora con la implicación pública del lehendakari, que a lo sumo se había
prestado a recibir en la calle un informe sobre la situación de los presos que
después trasladó a Mariano Rajoy. Aun así, sus colaboradores restan importancia
a la inédita cita. “Etxerat es una asociación y el lehendakari recibe
personalmente a todas las asociaciones que se lo piden”; además, la Presidencia no ha
encontrado “ninguna razón a favor o en contra” para negarse a la solicitud
cursada por esta plataforma, a la que entregaron las propuestas Hitzeman y
Zuzen Bidean, en las que el Gobierno vasco aboga por una relajación de la
política penitenciaria y de la legislación antiterrorista.
La imagen se produce cinco días después de una
declaración solemne con la que Urkullu hizo una “autocrítica” bien recibida,
aunque algo difusa, con motivo del 15º aniversario de los atentados contra
Fernando Buesa y José Ramón Recalde. El espectro del constitucionalismo ve en
ello un ejemplo más de equidistancia. El único partido en hablar, en todo caso,
fue UPyD. Su portavoz en Euskadi, Gorka Maneiro, dijo que la recepción es “un
insulto” al que “ni Ibarretxe se atrevió.
Opinión:
En el delicado e importante momento en el que nos encontramos considero un riesgo innecesario el abrir debates sobre si una reunión debe mantenerse o no, si debe celebrarse o no. Ceñir el problema a un encuentro entre el Lehendakari y la asociación Etxerat mientras nadie dice nada cuando en Ibeas de Juarros se reunía en secreto (años atrás) la representación de un Gobierno con la representación de la banda terrorista ETA me parece un análisis muy simple de la cuestión.
En el delicado e importante momento en el que nos encontramos considero un riesgo innecesario el abrir debates sobre si una reunión debe mantenerse o no, si debe celebrarse o no. Ceñir el problema a un encuentro entre el Lehendakari y la asociación Etxerat mientras nadie dice nada cuando en Ibeas de Juarros se reunía en secreto (años atrás) la representación de un Gobierno con la representación de la banda terrorista ETA me parece un análisis muy simple de la cuestión.
Parece que hay quien no quiere
darse cuenta de que no hace tanto la gente de esta asociación salía a la calle
a gritar consignas proterroristas y ahora se deben conformar con mantener una
reunión pública. Me da la impresión de que para algunos es más práctico y tiene
mayor rendimiento político el ver siempre el vaso medio vacío. Para mi punto de
vista, todo lo que se haga dentro de la ley para acabar finalmente con la banda
terrorista ETA y evitar más dolor, bienvenido sea.
Por la información publicada, no
consta que el Lehendakari se haya comprometido con esta gente a hacer nada que
pueda ser susceptible de tergiversar la legislación.
Y para aquellos que protestan
ante esta reunión… ¿qué preferirían? ¿qué se hubieran reunido en secreto? ¿con
intermediarios? ¿y no enterarnos de nada de lo que pudieran comentar?
Ya digo, lo de Ibeas de Juarros
al final se descubrió… pero claro, a algun@s parece que no les gusta que esas
cosas salgan a la luz…
Y en cuanto a los comentarios
victimistas de la gente de Etxerat…. por suerte, hace ya muchos años que la
gente no se deja engañar por las lágrimas de cocodrilo…. Un día podríamos
hablar de los miles de kilómetros que me he metido entre pecho y espalda
visitando a víctimas de ETA por todo el país.
Lo de la demagogia ya lo tengo
superado….
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