jueves, 5 de febrero de 2015

05 febrero 2015 El Mundo del Siglo XXI (opinión)

5 febrero 2015 


Terrorismo Cárcel de Herrera de la Mancha

Una biblioteca digital para que un preso de ETA pueda leer su 'ebook'

La juez pide un archivo de libros electrónicos por seguridad




El etarra pidió tener acceso a un libro electrónico en la cárcel. Y la juez le dijo que sí. Pero la prisión de Herrera de la Mancha, de máxima seguridad, alertó de que este dispositivo necesita tarjetas de memoria externas con contenidos que deberían revisarse en el caso de ser facilitadas por sus familiares. La juez de vigilancia penitenciaria entendió, entonces, que para sortear los posibles problemas de seguridad lo mejor era que la propia cárcel constituyera una biblioteca digital en su interior para atender la demanda de este interno. De esta manera, se salvarían las cuestiones de seguridad.

Y tal como lo decidió, lo escribió y lo envió al centro manchego, como propuesta, el pasado 22 de enero. La juez de vigilancia penitenciaria María de los Reyes Jimeno respondía a un recurso formulado por el preso de la banda terrorista ETA Faustino Marcos Alvarez sobre la denegación de un libro electrónico.
La juez acuerda revocar la negativa de la prisión sobre la tenencia del libro basándose en una decisión previa de la Audiencia Nacional. Pero, posteriormente, analiza el informe remitido por el Centro Penitenciario de Herrera de La Mancha sobre el sistema de carga de libros mediante tarjetas de memoria introducidas por la familia. La cárcel alegó «relevantes y graves riesgos para la seguridad del establecimiento».

En el auto, la juez explica los argumentos de la cárcel. Describe cómo los responsables del centro entienden que, aunque se trate de blindar y comprobar el material que los familiares puedan traer al interno para utilizar en el dispositivo, las medidas de seguridad no serían completas.

La cárcel recuerda que el citado interno «pertenece a una organización terrorista y tiene las comunicaciones intervenidas». Alerta de que dicho dispositivo puede ser utilizado «para recibir o transmitir información que pudiera afectar a la seguridad del centro o de sus trabajadores, o la difusión de instrucciones, órdenes o consignas del grupo terrorista mediante la introducción o la salida de dicha información en una de estas tarjetas, saltándose así la intervención de las comunicaciones y poniendo en riesgo tanto al establecimiento como a los trabajadores».

Sistema en riesgo

Además, señala que la revisión del contenido de estas tarjetas previo a la descarga en el libro electrónico, desde los ordenadores está poniendo en riesgo todo el sistema informático del centro, «ya que éstos se encuentran en red y la descarga de algún programa malicioso (virus, troyano, programas espía...), algunos de los cuales se ejecutan en segundo plano sin que sean detectados, puede ocasionar un grave perjuicio para la seguridad de todo el sistema informático de la institución».

La prisión entiende que, debido a la situación de control sobre los presos etarras, se debería realizar una lectura minuciosa de todo el material, lo que sería prácticamente imposible debido a la gran cantidad de originales que caben en un dispositivo de este tipo. Además, una gran parte del material estaría en euskera, lo que obligaría a llevarlo al servicio central de Prisiones para ser traducido.

La juez atiende a las líneas generales de la prisión y entiende que efectivamente puede existir un problema de seguridad. «Se trata, sin duda, de riesgos reales para la seguridad que deben ser evitados en la medida de lo posible», apunta la magistrada. «Por ello, y teniendo en cuenta todo lo expuesto, procede la estimación de la queja formulada por el interno» explica la magistrada. «Procede la autorización de adquisición por el mismo de un aparato lector digital de libros a través del servicio de demandero, sin posibilidad de conexión de la red, sin puerto USB ni grabadora de voz y cuya carga de libros sólo podrá ser realizada a través de un fondo digital de libros que se constituya en la biblioteca del centro Penitenciario, a cuyos efectos y visto que dicho fondo no existe en el momento actual, procede dirigir la propuesta a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias».

Entiende la juez que la mejor manera de poner fin a la situación de seguridad que plantea la prisión, y para evitar posibles riesgos del material que envíe la familia del preso, se proceda a que sea la propia cárcel la que ponga en marcha una biblioteca.
No es ésta la única decisión curiosa firmada en las últimas fechas por esta juez. El pasado mes de noviembre, también estimó la queja presentada por otro recluso de ETA. En esa ocasión, Iker Olabarrieta, había reclamado que le permitieran hacerse fotos con sus familiares en el recinto penitenciario. La prisión se lo había prohibido por «motivos de seguridad», tanto para la propia prisión como para los funcionarios que trabajan en ella.

Pues la juez le dio la razón al preso y autorizó que «el interno tome o le tomen fotografías sus familiares en una visita vis a vis, utilizando una cámara desechable que aportará la propia familia por una sola vez y con la adopción de las medidas de seguridad necesarias para garantizar que la cámara se usa exclusivamente para dicha finalidad», apunta su resolución.

Opinión:

Evidentemente el problema no es el coste porque una biblioteca electrónica comporta un gasto muy pequeño. Otro tema es el derecho a que los delincuentes puedan disfrutar de ventajas que muchos ciudadanos no podemos disfrutar, auqnue pensando en que la finalidad de la prisión es la “reinserción del delincuente”... prefiero a un terrorista en la cárcel leyendo un libro a un terrorista en la cárcel intentando encontrar argumentos para su triste existencia y su historial asesino.

Como siempre, es aquello de la botella medio vacía o medio llena...




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