23 febrero 2015 (22.02.15)
Los corruptos
de ETA
La banda y la izquierda abertzale
sufrieron robos perpetrados por sus propios militantes valorados en más de
900.000 euros
La corrupción que se registra en la vida pública
española se ha convertido en uno de los principales problemas del país, que
amenaza a la clase política. Pero no es exclusivo de los partidos. También en
las filas de la izquierda abertzale y en la propia ETA se han producido casos
de corrupción interna, tal y como acreditan diversos documentos intervenidos a
varios dirigentes de la banda en Francia.
En octubre de 2004 fueron detenidos en la localidad
de Salies de Bearn, en Las Landas, los jefes etarras Mikel ‘Antza’ y Soledad
Iparragirre, ‘Anboto’. Esta última, responsable de la tesorería de ETA, tenía
en su poder una gran cantidad de documentos referidos a las finanzas de la
banda. También tenía otros documentos en los que se mencionaban casos de
corrupción que afectaban directamente a la organización o a organismos del
entorno de la izquierda abertzale. La banda había agrupado esos casos bajo la
denominación genérica de “ustelak” (podridos).
Los papeles de ETA documentan ocho casos de “robo”
de dinero por cantidades que suman unos 900.000 euros. La cifra es inferior a
la real porque en uno de los casos la cúpula terrorista carece de información
sobre el dinero del que se había apoderado el sospechoso y se limita a indicar
que fueron “muchos millones” de pesetas, sin precisar más.
Uno de los robos los sufrió directamente la propia
banda, que entregó 40 millones de pesetas a un traficante de armas suizo como
adelanto para una compra que quería hacer. El traficante recogió el dinero y se
marchó al Caribe, sin preocuparse de entregar a ETA las armas comprometidas. El
resto de las sustracciones fueron cometidas en organizaciones del entorno de la
izquierda abertzale. ETA decidió recoger información y actuar con cada uno de
los que se habían apoderado de dinero para obligarles a reconocer su
apropiación y hacer que se comprometieran a devolverlo.
Los planes etarras pasaban, según se desprende de la
documentación intervenida, por secuestrar al corrupto y hacerle firmar una
declaración reconociendo su culpa. En un segundo texto, el corrupto tenía que
firmar un compromiso de devolución del dinero, si no quería ser objeto de
nuevas acciones de la banda. Se desconoce si ETA llegó a materializar alguno de
estos planes, aunque sí que se conocen los textos ya redactados que tenían que
firmar los acusados de haberse quedado con el dinero ajeno.
Un documento preparado para uno de los casos de
secuestro previstos incluía una nota en la que se recordaba lo que podría pasar
si el afectado se negaba a devolver el dinero: “Le recordamos que ha sido
arrestada y que tras llegar a un acuerdo aceptable, ha acordado realizar el
pago completo, y en la manera que pone en el pacto, de los XXXXX mil euros
robados (sic). Con este acuerdo ha evitado la realización de una acción contra
usted y las graves consecuencias que ello conllevaría. No creemos que le
tengamos que recordar las consecuencias que podría conllevar el incumplimiento
del acuerdo realizado con Euskadi Ta Askatasuna. ETA utilizará su fuerza armada
en su contra sin ningún tipo de miramiento”.
“Declaro haber robado, sin tener ningún respeto a la
lucha por la liberación del Euskal Herria, a lo conseguido con el esfuerzo de
todos, a los miembros de la lucha y a todo Euskal Herria en general”. Así
comenzaba el documento preparado para un vecino de Oiartzun cuyos datos
personales figuraban en la cabecera del papel. En el segundo punto el supuesto
corrupto reconocía haber robado a las Gestoras Pro Amnistía una cantidad de
dinero no precisada. El lugar destinado a poner la cifra aparecía en blanco
porque este era el caso del que ETA no tenía información precisa sobre la cifra
apropiada, aunque hablaba de que eran “muchos millones”.
La dirección terrorista especificaba que «”a
mencionada cantidad de dinero, que quedará bajo la responsabilidad de Euskadi
Ta Askatasuna, será utilizada para subsanar los perjuicios” causados por el
corrupto. Textos parecidos se habían preparado con los nombres de otros
presuntos implicados en estos episodios.
Poco miedo
Un segundo caso de corrupción recogido por ETA hace referencia a un empresario que había creado una sociedad conjunta con la izquierda abertzale. Los documentos mencionan la existencia de un engaño que podría oscilar entre los 30 y los 40 millones de pesetas. Otro caso afecta a otra empresa vinculada a la izquierda abertzale en el que el implicado, presuntamente, se apoderó de más de siete millones de pesetas en un primer momento y de otros 2,5 millones más tarde. “Esto es la ostia, a saber el miedo que le ocasionamos para que al cabo de dos años robe otra vez”, escribe ETA.
Las Gestoras Pro Amnistía son el objeto de otro
asalto en el que un militante de este grupo se apoderó de unos treinta millones
de pesetas que utilizó para montar negocios privados. Una parte del dinero lo
consiguió mediante un préstamo solicitado a una entidad de ahorros para poner
en marcha un negocio en Álava. Éste se suponía que iba a ser de las Gestoras y
por eso el préstamo lo solicitaron cuatro miembros de esta organización. “Estos
amigos –indica ETA– pidieron los créditos porque se lo pidió el movimiento pro
amnistía ya que el negocio era del movimiento pro amnistía”.
La misma organización, las Gestoras, es víctima del
robo cometido por un militante de Navarra que se apodera de al menos 17
millones de pesetas. El protagonista de esta historia parece que fue
descubierto y acordó devolver el dinero mediante pagos de 60.000 pesetas
mensuales. Sin embargo, enseguida dejó de hacer el reintegro de ese dinero.
En la relación de episodios de robos recopilados por
ETA aparece el caso de una mujer que engañó a la familia de un terrorista que
estaba en la clandestinidad y consiguió medio millón de pesetas diciéndoles que
era para el etarra, aunque el dinero se lo quedó ella.
Finalmente, entre los casos recopilados figura otro
que afecta a tres personas, una de las cuales trabajaba en la tesorería de la
coordinadora para la alfabetización de adultos AEK. Desde su puesto de trabajo
fue desviando dinero hasta apoderarse de unos 18 millones, aunque la cantidad
podría ser todavía mayor, según los documentos de ETA.
Opinión:
Como en cualquier grupúsculo, sin importar si los
componentes son o no gente normal, ocurren este tipo de cosas. Hay grupúsculos
en los que se roban entre los mismos miembros y grupúsculos en los que algunos
componentes se dedican a utilizar cantidades económicas percibidas para un
proyecto destinándolos a otros muy distintos... incluyendo los propios
bolsillos.
Personalmente esta noticia no me extraña porque era
un tema de sobras conocido para muchos de los que llevamos mas de media vida
dedicada a recabar información sobre aquellos que nos destrozaron la vida. Pero
tampoco acierto a entender la importancia que esta cuestión pueda tener en
estos momentos.
A la banda terrorista ETA le hemos llamado muchas
cosas, siempre con razón y con pruebas: asesinos, traidores, desalmados,
rastreros, cobardes.... llamarles ahora “ladrones” entra dentro de lo previsto.
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