20 febrero 2015
El alimento
yihadista
Obama apunta a la falta de democracia y oportunidades como
motivos que espolean el extremismo en una cumbre contra el terrorismo
«Cuando se reprime a la gente,
cuando se deniegan los derechos humanos -particularmente por motivos sectarios
o étnicos- o cuando se silencia la disidencia, se alimenta el extremismo
violento». La frase la dijo ayer Barack Obama durante la cumbre
organizada por la Casa
Blanca para contrarrestar al extremismo violento,
particularmente el islámico, y entre la audiencia más de uno debió arquear las
cejas o hacerse el sueco.
En la platea le escuchaban los ministros de 60
países, desde Arabia Saudí a Kazahstan, desde Egipto a Israel, desde Rusia a Catar. Sus políticas encarnan la idea
expresada por Obama pero, no obstante, a todos ellos se les considera aliados
en la lucha contra el yihadismo.
Este
es uno de los entuertos que plantea la batalla en curso contra el Estado Islámico (EI),
Al Qaeda, Boko Haram y el resto de
organizaciones que siembran el terror en el mundo en nombre del islam.
Cortar redes
Se
quiere deslegitimar su mensaje, contrarrestar su propaganda, cortar sus redes
de reclutamiento pero, como sugirió ayer Obama, mientras la falta de
oportunidades económicas y de libertades civiles sea la norma en tantos países
será misión imposible. Ban Ki Moon, el
secretario general de Naciones Unidas, lo dijo con otras palabras. «Las balas matan terroristas, pero es
el buen gobierno el que mata al terrorismo».
Los
números de la guerra en curso no son nada alentadores. Hasta finales del mes
pasado los bombardeos de la coalición internacional liderada por Washington
habían matado a 6.000 combatientes del EI -unos 1.000 al mes--, según la
diplomacia estadounidense.
Pero
al mismo tiempo, el Pentágono estima
que cada mes se suman a las filas yihadistas en Irak y Siria un millar de extranjeros, lo que deja
el balance en cero.
Países
como Italia y Francia están preocupadísimos al ver como el EI y otros grupos de
islamistas radicales se afianzan en Libia, y ya han mostrado su disposición a intervenir
militarmente para evitar que se establezcan a orillas del Mediterráneo.
Deslegitimar
radicales
El mundo musulmán, incluyendo sus clérigos y
académicos, tiene que hacer más para deslegitimar a los radicales. «Tienen la
responsabilidad de contrarrestarlos, no solo sus interpretaciones
distorsionadas del islam, sino también la mentira de que estamos de algún modo
inmersos en un choque de civilizaciones» o de que «América y Occidente son la
causa de todos los males en Oriente Próximo», dijo ayer Obama en la última
jornada de la cumbre.
Como
ejemplo de lo que se puede hacer, anunció la creación de un centro tecnológico
en los Emiratos Árabes Unidos para contrarrestar la propaganda yihadista.
Es
una de las pocas medidas prácticas surgidas de esta conferencia internacional
que ha girado casi exclusivamente en torno al yihadismo, pese a la preferencia
de la Casa Blanca
para apostar por el título genérico del «extremismo violento».
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