sábado, 21 de febrero de 2015

20 febrero 2015 (5) El Periódico de Catalunya

20 febrero 2015


El alimento yihadista

Obama apunta a la falta de democracia y oportunidades como motivos que espolean el extremismo en una cumbre contra el terrorismo





«Cuando se reprime a la gente, cuando se deniegan los derechos humanos -particularmente por motivos sectarios o étnicos- o cuando se silencia la disidencia, se alimenta el extremismo violento». La frase la dijo ayer Barack Obama durante la cumbre organizada por la Casa Blanca para contrarrestar al extremismo violento, particularmente el islámico, y entre la audiencia más de uno debió arquear las cejas o hacerse el sueco.

En la platea le escuchaban los ministros de 60 países, desde Arabia Saudí a Kazahstan, desde Egipto a Israel, desde Rusia a Catar. Sus políticas encarnan la idea expresada por Obama pero, no obstante, a todos ellos se les considera aliados en la lucha contra el yihadismo.

Este es uno de los entuertos que plantea la batalla en curso contra el Estado Islámico (EI), Al Qaeda, Boko Haram y el resto de organizaciones que siembran el terror en el mundo en nombre del islam.

Cortar redes

Se quiere deslegitimar su mensaje, contrarrestar su propaganda, cortar sus redes de reclutamiento pero, como sugirió ayer Obama, mientras la falta de oportunidades económicas y de libertades civiles sea la norma en tantos países será misión imposible. Ban Ki Moon, el secretario general de Naciones Unidas, lo dijo con otras palabras. «Las balas matan terroristas, pero es el buen gobierno el que mata al terrorismo».

Los números de la guerra en curso no son nada alentadores. Hasta finales del mes pasado los bombardeos de la coalición internacional liderada por Washington habían matado a 6.000 combatientes del EI -unos 1.000 al mes--, según la diplomacia estadounidense.

Pero al mismo tiempo, el Pentágono estima que cada mes se suman a las filas yihadistas en Irak y Siria un millar de extranjeros, lo que deja el balance en cero.

Países como Italia y Francia están preocupadísimos al ver como el EI y otros grupos de islamistas radicales se afianzan en Libia, y ya han mostrado su disposición a intervenir militarmente para evitar que se establezcan a orillas del Mediterráneo.

Deslegitimar radicales

El mundo musulmán, incluyendo sus clérigos y académicos, tiene que hacer más para deslegitimar a los radicales. «Tienen la responsabilidad de contrarrestarlos, no solo sus interpretaciones distorsionadas del islam, sino también la mentira de que estamos de algún modo inmersos en un choque de civilizaciones» o de que «América y Occidente son la causa de todos los males en Oriente Próximo», dijo ayer Obama en la última jornada de la cumbre.

Como ejemplo de lo que se puede hacer, anunció la creación de un centro tecnológico en los Emiratos Árabes Unidos para contrarrestar la propaganda yihadista.
Es una de las pocas medidas prácticas surgidas de esta conferencia internacional que ha girado casi exclusivamente en torno al yihadismo, pese a la preferencia de la Casa Blanca para apostar por el título genérico del «extremismo violento».



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