16 octubre 2019
Se está tejiendo una
red terrorista de extrema derecha
Ha
vuelto a ocurrir, como antes en París, en Christchurch (Nueva Zelanda), en la
isla noruega de Utoya y en tantos otros lugares. Sólo que esta vez sucedió en
Alemania, país que debería, por su historia, estar especialmente atento al
terrorismo de extrema derecha.
Un hombre armado y vestido con ropa
de camuflaje mató al azar a dos personas, a la primera, en plena calle, a la
segunda en un local de comida turca, tras intentar irrumpir, por fortuna sin
éxito en una sinagoga llena de fieles y que, incomprensiblemente para muchos,
no estaba custodiada por la policía.
El propio terrorista grabó el
ataque para presumir ante el mundo de su "hazaña", dándole la máxima
publicidad, y lo subió a una red social que no tardó en eliminarlo aunque
después se encargaran otros de relanzar el vídeo en distintas plataformas.
Asegura la policía que el
terrorista disponía de todo un arsenal y que había fabricado sus armas con
ayuda de una impresora 3D, siguiendo instrucciones que están al parecer al
alcance de cualquiera en internet.
Resulta además significativo que el
atentado se produjera precisamente en un "land" de la antigua RDA
donde el partido de extrema derecha conocido como Alternativa para Alemania,
que cultiva un discurso de odio, sobre todo hacia la inmigración de raíz
islámica, está cada vez más fuerte electoralmente.
Se reprocha con razón a las
autoridades de ese país encargadas de proteger el orden constitucional que
hayan prestado siempre mucha mayor atención al mínimo atisbo de radicalismo de
izquierdas que al peligro mucho más real, como se está comprobando, que
representa la extrema derecha.
Alentada por el discurso
incendiario y polarizador de políticos como Donald Trump, Matteo Salvini, Jair
Bolsonaro y sus equivalentes de otros países, la extrema derecha se ha envalentonando
y ha ido tejiendo complicidades en todas partes.
Hay quienes tratan de minimizar, de
relativizar el terrorismo de la ultraderecha, explicando que se trata de
acciones de "locos" que actúan por su cuenta, pero no es del todo
cierto.
Basta leer manifiestos como los que
esos criminales colocan muchas veces en las redes antes de cometer sus
atentados y en los que los justifican apelando a la supuesta "voluntad del
pueblo sano" frente a la inacción o complicidad de los políticos.
Revoltijos ideológicos que hablan
de conspiraciones para acabar con la
Europa cristiana o incluso con la raza blanca mediante una
inmigración incontrolada de la que serían culpables unas democracias
excesivamente tolerantes y unos gobernantes cobardes y a los que tachan de
"enemigos del pueblo", entre los que incluyen a la canciller federal
alemana, Angela Merkel.
Contra los supuestos peligros que
acechan a Occidente: el islam, el judaísmo internacional, el feminismo, la
homosexualidad, se levantan esos nuevos cruzados, siempre dispuestos a competir
entre sí con sus "hazañas", de las que se ufanan en público y que
luego comentarán sus fanáticos seguidores. Una vez más, ¡el sueño de la razón
produce monstruos!
Opinión:
Bueno, pues nada… a ver si alguien se preocupa sobre este
tema… solo cabe recordar que también las acciones de ciertos colectivos de
extrema derecha podrían ser consideradas como atentado terrorista…
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