23 diciembre 2018
Lluch critica el uso “perverso” de
las víctimas por los partidos
Aboga por acercar a los presos y
censura el posible enaltecimiento en los actos de bienvenida
Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, exministro socialista
asesinado en el año 2000 por ETA, denunció ayer “la utilización perversa de las
víctimas del terrorismo por todos los partidos políticos”. Con esta opinión
coincidió Ibon Ugarte, cuyo hermano falleció hace 18 años en un accidente de
coche cuando iba a visitar a un preso lejos de Euskadi. Ambos fueron
entrevistados en Radio Euskadi en un encuentro propiciado por el Foro Social
Permanente y que se desarrolló en el claustro de la Universidad de Deusto.
Pese a esta crítica a las formaciones políticas en general,
Lluch afirmó que la situación está cambiando porque “algunos partidos” no están
usando a los damnificados por el terrorismo “como bandera”, y hay víctimas que
“están empezando a decir que no quieren ser utilizadas y que no se puede
generalizar”. Agregó que las víctimas del terrorismo y de cualquier violencia
hablan “desde el estómago” y, para buscar soluciones, “no se puede hablar desde
el estómago, sino desde la tranquilidad y la objetividad”.
“Las víctimas no podemos mediatizar la solución. Dicho eso,
yo no comparto la política penitenciaria actual”, aseveró la hija del
exministro del PSOE. A su juicio, “quien ha cometido un delito, según la
legislación, tiene que estar en la cárcel”, pero sus familiares, amigos y
entorno no tiene que sufrir el alejamiento porque ellos no han delinquido. “A
mí que el que matara a mi padre esté en Almería, Albacete o Hernani, me da
exactamente igual. No me afecta para nada ni me da ningún tipo de
satisfacción”, dijo.
Por su parte, Ibon Ugarte opinó que la política
penitenciaria es una de las cuestiones “indispensables” a abordar porque se
está “en una fase en la que ETA se ha disuelto, no hay violencia”, pero “la que
mató” a su hermano en forma de alejamiento de los presos, dentro de una
política “cruel y vengativa, sigue estando ahí”. “Mi hermano fue el octavo familiar
o amigo de un preso que murió en las carreteras y, a día de hoy, ya han muerto 16” , apuntó.
En todo caso, dijo entender que por parte de algunas
asociaciones de víctimas haya “cierta reticencia” a hacer gestos en materia
penitenciaria. “Creo que el papel de la víctima debería ser dar testimonio de
lo que ha ocurrido en primera persona, que se sepa, que se reconozca y que no
se olvide, pero no condicionar la política penitenciaria porque, desde el punto
de vista de la venganza, no vamos a arreglar nada”, expresó.
Sobre los actos de bienvenida a los presos de ETA cuando
son excarcelados, Lluch recordó que ella es catalana y afirmó que le costaría
ver “ese tipo de recibimientos” en su pueblo. Defendió por ello que “todos
tienen que ser generosos”, ya que “una cosa es que se esté contento porque una
persona acabe su condena y otra que se enaltezca o pueda parecer que se está de
acuerdo, se comparte o se aplaude el delito que esa persona ha cometido”.
Tras reconocer que hasta ahora no ha participado en actos
de homenaje o recuerdo a víctimas de ETA, Ugarte afirmó que “empatiza” con las
víctimas porque el sufrimiento que padecen también “lo ha vivido” él “en sus
carnes”. Agregó que comprende que “un recibimiento puede llegar a herir a una
víctima y esto puede llevar a reflexionar y a tomar medidas a quien
corresponda”, y defendió los encuentros entre víctimas porque permiten
“empatizar con la otra parte y pueden llevar a reflexionar” sobre el efecto de
este tipo de actos de bienvenida.
Cierre en falso
Rosa Lluch coincidió en que los encuentros entre víctimas
de distintas violencias “son absolutamente fundamentales si se pretende
reconstruir” la sociedad. Opinó que, de esta forma, “humanizas el dolor que el
otro ha sentido porque, al final, el dolor es dolor, otra cosa es quién lo
causó”. Para Ibon Ugarte es una oportunidad para poder “salir cada uno de su
trinchera” y escuchar directamente “a esa otra persona que también ha sufrido y
empatizar” con ella.
La hija de Ernest Lluch dijo que ve el futuro con
optimismo, aunque cree que “hay que resolver muchas cosas” y le preocupa que
esta situación “se cierre en falso”. “Hay una necesidad de vivir en paz, sin
recordar continuamente que ha habido violencia, y cuando cierras las cosas en
falso lo más probable es que se vuelvan a abrir”, advirtió.
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