28 junio 2022
Víctimas aún politizadas
Ayer volvimos a experimentar el agridulce sentimiento de empatía, de reconocimiento del dolor injusto padecido por las víctimas del terrorismo, de constatar un pasado doloroso desde el que, como sociedad, en Euskadi y en el Estado español estamos obligados a encarar un presente de justicia y un futuro de convivencia. Se ha recorrido un camino largo y doloroso para llegar a 2022 con un escenario de paz efectiva, sin la amenaza del terrorismo en el día a día de miles de personas. Pero no es un camino concluido en tanto no se ha completado la reparación ni satisfecho por completo el derecho a la verdad de las víctimas atormentadas por el injusto terror ejercido por violencias diversas, que cuantitativamente tienen en las siglas de ETA su victimario principal. Esta es una realidad que debe visibilizarse y servir para no reproducir errores del pasado. Pero también es una realidad que debe servir de acicate para la construcción de una nueva convivencia y no de obstáculo para la misma. Lamentablemente, sigue siendo difícil liberar a estas víctimas del oportunismo político. Persiste la pretensión de construir discursos de intencionalidad ideológica apropiándose de su dolor y utilizándolo como herramienta. La ausencia de los diputados de Partido Popular y Vox en los actos del Congreso, secundada por las asociaciones de víctimas AVT y Covite, volvió a retratar ayer esa circunstancia. Once años después de la desaparición efectiva de la amenaza de ETA, no es de recibo la criminalización de ideas en democracia. No se trata de ocultar el vínculo ideológico del recurso a la violencia injusta y homicida de la parte más radical del independentismo vasco, como no se debe obviar el de la extrema derecha nacionalista española o los excesos criminales de los aparatos del Estado a través de los GAL. Se trata de que, once años después, el esfuerzo debe buscar la debida justicia a las víctimas y el blindaje de la convivencia, desechando la tentación de justificar la violencia de todo signo y consolidando principios democráticos. La "unidad democrática" que echaba en falta ayer el presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Tomás Caballero, debe trascender la lucha contra una organización que no existe y evitar que se patrimonialice el dolor con objetivos ideológicos. Las víctimas del terrorismo merecen un trato más leal que el de utilizarlas de vanguardia de intereses políticos.
Opinión:
Una ligera revisión de la información que se presenta en la revista de la Fundación Víctimas del Terrorismo debería valer para tener conocimiento de cuales son los objetivos que algunos persiguen al hablar de “LAS” víctimas del terrorismo.
De hecho, ya lo denuncié junto a otra víctima del terrorismo en febrero de 2018, en el transcurso de una “mesa redonda” con motivo de la exposición en recuerdo y homenaje a las víctimas por los 30 años del atentado en Hipercor.
Lo denuncié con datos. Para quien lo quiera revisar, ahí está el link:
https://www.youtube.com/watch?v=kal6nQ0Ti5E&t=2s
Y agradezco que el editorial del diario Deia hable de “víctimas” y no de “las” víctimas. El uso del artículo determinado “LAS” es un recurso muy utilizado cuando se quiere vender una historia como si fuera de único criterio aunque no lo sea.
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