27 enero 2023
La Policía ha neutralizado a 1.091 yihadistas en España desde el 11-M
Las Fuerzas de Seguridad practican de media 30 operaciones anuales contra el terrorismo islamista
Desde que los atentados del 11-M despertaron en España el miedo al terrorismo islamista, las Fuerzas de Seguridad han llevado a cabo 365 operaciones contra el yihadismo que se han saldado con 1.091 detenciones, 963 en España y 128 en el extranjero en conexión con operaciones activadas en nuestro país. La última operación se desarrolló el pasado día 12 y dejó dos arrestados en El Ejido (Almería) y otro en Marruecos.
La cifra anual de arrestados refleja dos claros picos que coinciden con los dos grandes atentados, el de 2004 en Madrid y de 2017 en Cataluña. En los meses siguientes a los ataques a los trenes de cercanías fueron arrestados 131 presuntos yihadistas, y 92 al año siguiente, aún en la estela del 11-M. Coincidiendo con los ataques de Barcelona y Cambrils llegó la tercera cifra de arrestos más elevada: 75 presuntos terroristas.
Al margen de esos episodios concretos, otro dato marca claramente la frecuencia de operaciones policiales y el número absoluto de arrestados: la aprobación en 2015 de una reforma del Código Penal que permitía anticipar los arrestos y actuar contra quienes se estaban radicalizando antes de que llegaran a la fase de preparación de atentados. Su entrada en vigor se tradujo en que las operaciones de Policía Nacional y Guardia Civil se triplicaron: de una media de 10 antes de la reforma se pasó a la treintena. Los datos del año pasado arrojan 27 operaciones con 46 detenidos.
Las condenas dictadas por la Audiencia Nacional han superado las 300, lo que supone que una mayoría de las detenciones ha acabado en archivo o absolución. Pese a todo, las Fuerzas de Seguridad consideran que en esos casos se ha podrido «neutralizar» un peligro potencial, en particular el de los conocidos como lobos solitarios, que los líderes yihadistas mundiales activaron como alternativa al sistema de células organizadas, más fáciles de detectar.
Hasta lo sucedido en Algeciras, solo había una investigación abierta por asesinato terrorista en la Audiencia Nacional que apuntase a un lobo solitario. Se trata del atropello en Torre Pacheco (Murcia) que dejó un fallecido, además del presunto terrorista. La causa está bajo secreto.
Redes sociales
La reforma del Código Penal de 2015 indicaba en su Exposición de Motivos que el terrorismo yihadista se generaba «a través de líderes carismáticos que difunden sus mensajes y consignas por medio de internet y, especialmente, mediante el uso de redes sociales, [...] realizando un llamamiento a sus adeptos de todo el mundo para que cometan atentados». «Los destinatarios de estos mensajes pueden ser individuos que, tras su radicalización y adoctrinamiento, intenten perpetrar ataques contra los objetivos señalados, incluyendo atentados suicidas», proseguía. «Es evidente que las nuevas amenazas exigen la actualización de la normativa para dar cabida al fenómeno del terrorismo individual», indicaba, en referencia a posibles casos como el de Algeciras.
Anticipar la respuesta policial para poder detener a quienes se estaban radicalizando tenía el riesgo de chocar con la presunción de inocencia, pero la reforma pasó el filtro judicial. En 2018, el Tribunal Supremo abordaba la figura del «terrorista individual». «Se nos manifiesta en el fenómeno del terrorismo como una especie de outsourcing externo terrorista, al modo de subcontratación al margen de la organización para la llevanza de actividades de colaboración externa con la misma».
Al año siguiente, el Alto Tribunal mencionaba ya expresamente la figura del lobo solitario, en la que, en los compases iniciales de la investigación, se sitúa al detenido en Algeciras: «El objetivo de la organización terrorista es contar con estos terroristas individuales que actúan desde distintos países para ir captando personas afines a la causa terrorista y captarles para la ejecución final del acto terrorista, de lo que ha surgido la expresión del lobo solitario terrorista, el cual debe enmarcarse en el grupo de personas que acceden a estos contenidos que recogen y facilitan los terroristas de internet, para captarlos y quedar debidamente adoctrinados en su odio a los que no participan del ideario terrorista».
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