16 marzo 2013
Un triste aniversario
Solo han pasado nueve años y ya está claro lo que empezó a verse nada más estallar las bombas: que aquello acabaría como el rosario de la aurora y que mucha gente, demasiada, no tendría el menor pudor en usar a los 191 muertos y a los más de 1800 heridos para llevar el agua a su molino, fuese el que fuese. Quienes dicen llorar a las víctimas de aquella masacre están hoy divididos en varias facciones enfrentadas entre si. En Madrid hubo cuatro actos diferentes de homenaje. El Gobierno de la nación no estuvo presente en ninguno: parece haber decidido que el 11-M es un asunto autonómico y/o municipal.
Opinión:
Desde la libertad que me da el ya no representar a sigla alguna desde 2009 (para mi tranquilidad personal según las últimas noticias que van llegando) y por tanto exponer mi propia opinión, me veo en la obligación moral de exponer ciertas situaciones vividas personalmente a raíz de lo ocurrido aquel maldito jueves 11 de marzo de 2004.
Y si sirven para aclarar o ampliar lo escrito en el artículo de la revista “Tiempo”, mejor que mejor.
Aquel jueves por la mañana y mientras ya se hablaba de cuarenta víctimas mortales llamé personalmente a la AVT para ofrecer toda la experiencia del equipo que tuve el honor de coordinar en Cataluña, especialmente y ante la inmediatez del problema el que tenía relación con la asistencia psicológica. La respuesta que recibí del inepto que se puso al teléfono fue “no llames pa’ na que aqui estoy yo pa’ arreglarlo to’” (sic)
Esa respuesta me dejó estupefacto y pasándome por el arco de triunfo tal gilipollez envié a Madrid a seis psicólogas catalanas, que tardaron un año en recuperar los gastos que ellas mismas abonaron en aquellos días.
El viernes siguiente ya empezamos a recibir llamadas en Barcelona de personas que se identificaban como víctimas (o famiiares de) por lo ocurrido el día antes por lo que se iniciaron sucesivos viajes a Madrid bajando en el autocar el domingo por la noche y volviendo a Barcelona en el último autocar del lunes. Ello significó muchos lunes en Madrid atendiendo a víctimas que, al parecer, no importaban una higa a quien estaba allí “pa’ arreglarlo to’”.
Ello llevó a organizar un grupo de víctimas y familiares muy activo en la zona de La Colmena de Vallecas, grupo al que se fueron añadiendo víctimas de Santa Eugenia o de El Pozo.
El sábado 25 de septiembre ya se realizó la primera “asamblea” de la que sería la Asociación “11M Afectados por Terrorismo”, creo recordar que en Coslada. A través de una víctima de un atentado islamista perpetrado en Madrid en 1985 conocí poco después a Pilar Manjón, en una pequeña cafetería junto al Parque del Retiro.
Quizás, y digo quizás, si aquel petimetre de tres al cuarto que me soltó aquella imbecilidad el jueves 11 de marzo no hubiera sido tan arrogante se habría podido agrupar a un mayor número de víctimas en torno a la única asociación de víctimas que entonces existía en Madrid. Pero no pudo ser... quizás ese individuo haya tenido mucha de la responsabilidad en no haber logrado la máxima unidad.
Pero aún hay más detalles. Si cualquiera de nosotros oyera de alguien una frase tan asquerosa como la de “meteros a vuestros muertos por el culo”, seguramente esperaría apoyo por parte de alguna que otra sigla que compartiera el mismo dolor. Pero se hizo el silencio.
Y, para no extenderme mucho más, otro ejemplo: el jueves 10 de febrero de 2005, once meses después de los atentados, nos dirigíamos a una reunión convocada por la Fundación de Víctimas del Terrorismo. Mientras Pilar Manjón y un servidor íbamos andando camino al Palacete Zurbano nos topamos de frente, en la misma acera, con un alto cargo de un partido político. Al llegar a nuestra altura y señalando a Pilar, le dijo en voz alta a la señora que le acompañaba: “por culpa de esta puta perdimos las elecciones”.
Desde el máximo respeto a todas las ideas... sólo pregunto: ¿alguien sería capaz de pertenecer a una asociación que si por algo se ha destacado y se destaca es por seguir las consignas de ese individuo y del partido al que pertenece?
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