18 abril 2021
Fuera de consenso
Iñaki Adúriz
No deja de ser problemático lo que ocurre en este país, en materia de la memoria reciente y de reconocimiento y reparación de las víctimas del terrorismo. Así, se observa que, en el seno de determinados organismos, como el Consejo Vasco de Participación de Víctimas del Terrorismo (CVPVT), constituidos para la participación de estas y la puesta en marcha de políticas concretas en este ámbito, se acaban de consensuar planteamientos que lo hagan más factible e incidan mejor en la sociedad. Lo que no deja de ser esperanzador, sobre todo, si se piensa que los mismos son el resultado de tres años de trabajo y algo de provecho habrá que sacar, si se quiere que las víctimas sirvan de guía para la consecución de una sociedad libre y cohesionada que se sigue echando en falta. Y, en efecto, hace un mes (el 10 de marzo, por el Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo del día siguiente), que el CVPVT dio a la luz un documento consensuado entre asociaciones de víctimas y las instituciones vascas, cuyo título no solo expresa con claridad fines y contenidos, sino los cuatro ejes que lo sostienen. Me refiero al denominado ‘Pasos a dar en materia de reconocimiento y reparación de las víctimas del terrorismo (1º eje), así como para mejorar y hacer más eficiente la contribución de estas víctimas tanto en el plano educativo (2º) como en los procesos de reflexión crítica sobre el pasado (3º) y, en general, en el diálogo entre diferentes (4º)’.
No viene mal advertir que el documento desea clarificar lo que se quiere decir cuando se habla de víctimas y de terrorismo, que, en síntesis, no es otra cosa que, en primer lugar, hablar de la violencia de ETA y organizaciones afines, y de la violación sostenida de los derechos humanos y de libertades fundamentales que tal violencia ha supuesto en las personas que la padecieron. Más si cabe, cuando, en el presente, no se critica la misma por una parte de la sociedad vasca, no solo por el hecho de que no se condene ni se pida perdón, ante el ejercicio de esa práctica criminal, sino al contemplar, incluso, hoy en día, que se jalea y homenajea a los que intervinieron en ella. En este sentido, tales actos suponen para las víctimas caer en la ‘victimización secundaria’, ‘retraumatización’ o ‘revictimización’ que sin duda hay que erradicar, no sin cerciorarse de que «constituyen claros síntomas de anormalidad democrática», en una sociedad que, por otro lado, «declara reconocer la injusticia de la violencia terrorista». Por lo demás, si el rechazo a estos reconocimientos públicos atraviesa de principio a fin el documento, el tema (2º), que desarrolla la valiosa aportación educativa de las víctimas, se ve dañado por tales actuaciones. Si la esencia de estas muestras de bienvenida se resume en ver cómo héroes y seres de valía a homenajeados y victimarios, ¿qué suerte de reconocimiento les queda a las víctimas, qué validez obtienen de la sociedad que aplaude a los primeros, y cuál será su papel, tanto desde un punto de vista de la educación formal, ya iniciado y con posibilidades de ampliarlo en un futuro cercano, como no formal?
Con todo, volviendo al documento presentado por el CVPVT, tampoco hay que olvidar que, cuando se habla de víctimas y de terrorismo, también, se habla del «GAL, BVE, GAE y organizaciones similares», cuya violencia provocó víctimas mortales y graves sufrimientos, así como del rechazo que provocan estos grupos y las vulneraciones de derechos humanos producidas en «situaciones de complicidad, impunidad, aquiescencia o pasividad de estamentos del estado». Pues bien, tales consensos que hacen surgir un texto provechoso para ir decantando soluciones gubernamentales, en relación con las víctimas del terrorismo y, al final, con la apertura de vías que conduzcan a terrenos más próximos a la convivencia que a la coexistencia de este país, parece que se ignoran en el plano de las actuaciones políticas del día a día. El 24 de marzo, EH Bildu, desaprobó la moción –iniciativa de la Fundación Buesa, Gogoan y Elkarbizi– que, con el visto bueno de Eudel y, por ello, impulsada desde los ayuntamientos de Euskadi, exigía y exige el cese de homenajes públicos (‘ongi etorris’) a expresos de ETA. Y de ahí que se aparte del consenso del resto de formaciones políticas que sí la aprobaron y aprueban y, a su vez, del consenso logrado en el seno del CVPVT. Las razones resumidas del desmarque serían que, por un lado, se quiere sacar provecho político de convertir unos actos ‘sencillos’ (‘humanos y muestras de cariño’) en algo mucho más exagerado (se emplean verbos como ‘sobredimensionar’ y ‘distorsionar’) y, por otro, que habría que ver este asunto con, por así decirlo, ‘otra óptica’, de cara a la «resolución integral de las consecuencias del conflicto político» y a la búsqueda de «una convivencia verdaderamente inclusiva y democrática». En fin, que suena a voluntad de rebajar al máximo la memoria de las víctimas y de indicar cuál es ‘la verdadera solución’ a tomar, no contemplada, claro está, por todos los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario