jueves, 1 de abril de 2021

31 marzo 2021 (2) Diario Vasco (opinión)

31 marzo 2021



Mikel Zabalza

No merece su familia que sea la izquierda abertzale quien patrimonialice la defensa de sus derechos a la verdad y a la justicia, que deseo que sean satisfechos

Consuelo Ordóñez, Presidenta de COVITE

Mikel Zabalza, nacido en Orbaiceta (Navarra), trabajaba en la compañía de autobuses de San Sebastián. Fue detenido y trasladado al cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo el 26 de noviembre de 1985 como sospechoso de pertenecer a ETA. Su cuerpo sin vida apareció el 15 de diciembre de 1985 en las aguas del río Bidasoa. La primera versión que se ofreció sobre su muerte fue que escapó de su detención mientras acompañaba a la Guardia Civil a localizar un zulo de ETA en el pueblo de Endarlaza, junto al río Bidasoa y fronterizo con Francia, y que murió ahogado. Ese zulo nunca fue encontrado y Mikel Zabalza no tenía nada que ver con ETA. A lo largo de estos años,varias investigaciones han puesto de manifiesto las incoherencias de esta explicación sobre la muerte de Zabalza, que resulta difícilmente creíble.

La reciente difusión de unos audios entre el excoronel del Cesid Juan Alberto Perote y el entonces capitán de la Guardia Civil Pedro Gómez Nieto han reavi-vado las reclamaciones de la familia Zabalza de que se investigue el caso hasta el final, hasta que se esclarezca judicial-mente, algo que todavía no se ha conseguido. Los protagonistas de esa conversación grabada vienen a admitir que Mikel Zabalza murió a causa de las graves torturas que sufrió en Intxaurrondo. «Un juicio así rápido mío de valores es que se les ha ido la mano, que se les ha que-dado en el interrogatorio», dice Gómez Nieto en la grabación. Aunque el contenido de los audios no es una novedad, puesto que su transcripción se publicó hace veinticinco años –la justicia no los admitió en su momento como prueba–, sí supone un espaldarazo a la denuncia de la familia de que no se ha hecho justicia con este caso ni se conoce toda la verdad. La escalofriante charla entre Perote y Gómez Nieto impugna la versión oficial sobre cómo murió Zabalza y con-tribuye a engrosar las sospechas de que el arrestado fue objeto, por parte de los agentes de Intxaurrondo, de malos tratos que acabaron con su vida.

La justa demanda de la familia ha sido respaldada por unanimidad en el Parlamento de Navarra y en los ayuntamientos de Pamplona y San Sebastián. Estas instituciones han logrado un meritorio consenso que ojalá sea atendido para clarificar la verdad sobre la muerte de Mikel Zabalza y hacer justicia.

Imposible no empatizar con su familia y el sufrimiento que les debe de causar que el caso no esté esclarecido judicialmente. Quienes hemos sufrido vulneraciones muy graves de derechos humanos sabemos bien la angustia que provoca que se nos nieguen nuestros derechos a la verdad y a la justicia. Ojalá se lograse una declaración institucional en la que, por unanimidad, se reclamase el esclarecimiento de los más de 350 asesinatos de ETA sin resolver; y los casos de los miles de heridos, amenazados, extorsionados y torturados por ETA a los que también se les han negado la verdad y la justicia. Si nunca se ha logrado una reclamación institucional de estas características sobre los derechos de las víctimas de ETA es porque la izquierda abertzale siempre lo ha impedido. Quienes hoy se erigen en los mayores defensores de los derechos de la familia Zabalza no son sinceros en su reclamación, puesto quedesprecian por completo los derechos que nos corresponden a las víctimas de ETA. Lo sintetiza bien Manuel Reyes Mate: quien reconoce a una víctima, reconoce a todas. Y viceversa: quien no reconoce a todas las víctimas, no reconoce a ninguna. La defensa que hace la izquierda abertzale de la justicia para Zabalza no es más que un disfraz para evitar con-denar las torturas y la sangre que le corresponden. Finge sentirse interpelada por la defensa de los derechos humanos mientras exculpa a los criminales que tienen el legado más negro de la historia democrática de España.

La verdadera defensa de los derechos humanos y de los valores democráticos exige posiciones claras y no relativistas en función de si favorecen o perjudican a quien las emite. Las víctimas de ETA siempre hemos estado del lado del Estado de Derecho y nunca hemos defendido o excusado la tortura, una práctica horrenda que, además, gangrena todo en su entorno. No así la izquierda abertzale, que utiliza políticamente el caso Zabalza para esconder sus propias mi-serias morales. Por mucho que se esfuercen por ocultarlas, continuarán afloran-do cada vez que se nieguen a condenar el terrorismo de ETA o a suscribir declaraciones institucionales de rechazo a los humillantes ‘ongi etorris’.

Con su habitual cinismo, Arnaldo Otegi afirmó hace unos días en este periódico que la izquierda abertzale había hecho algo más importante que una auto-crítica respecto a su papel en ETA. «Hemos sacado de la ecuación política la violencia armada de ETA. Esa es la mayor autocrítica». A quienes sacó la izquierda abertzale de su particular ecuación política es a todos los que consideraban enemigos de Euskal Herria. Con mucho éxito. A unos los sacaron en un ataúd, a otros nos forzaron al destierro y muchos más optaron, como mal menor, por el silencio. Ese es el terrorífico legado del que son «herederos», calificativo por el que tanto se ofenden. Quizá tengan razón y no sean los «herederos» de ETA. Son sus ideólogos e impulsores, quienes la crea-ron, apoyaron y permitieron hasta que ya no fue necesaria. No merece Mikel Zabalza que sea precisamente la izquierda abertzale quien patrimonialice la defensa de sus derechos a la verdad y a la justicia, que deseo que sean satisfechos.

Opinión:

Me alegra que Consuelo Ordóñez plantee la cuestión de fondo: el investigar todo tipo de terrorismos y no solamente, como algunos quieren, el perpetrado por la banda terrorista ETA.

Además, escribiendo el artículo como Presidenta de COVITE, entiendo que es la opinión de la entidad, lo cual todavía me aporta más alegría al ver que, cada vez más, hay víctimas que se van añadiendo al objetivo de no permitir que se utilice el dolor ajeno para, sin importar la sigla o el color, hacer política partidista.

De ser así, otras asociaciones deberían tomar ejemplo. Y ya puestos, aprovecho la ocasión para recordarle al Ministerio de Interior que no estaría de más que constataran y contrastaran los números de miembros de cada entidad que son realmente víctimas de terrorismo.

 

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