martes, 13 de agosto de 2019

11 agosto 2019 (10.08.19) (4) La Vanguardia

11 agosto 2019 (10.08.19) 



El dossier de la conspiración
Las informaciones sobre los atentados del 17-A en Barcelona y Cambrils que apuntan la existencia de connivencia entre los servicios de inteligencia y los terroristas se basan en especulaciones de un informe fantasma

Un documento sin firma ni membrete, que arranca enunciando que “el presente escrito pretende dar pruebas e indicios”, es decir, que reconoce de entrada su carácter no oficial y que, según sus propios autores, mezclaría hechos supuestamente fehacientes con simples hipótesis, ha sido el detonante de una serie de informaciones sin contrastar sobre los atentados terroristas del 17 de agosto del 2017en Barce­lona y Cambrils.
El dossier atribuye al dirigente del comando terrorista, el fallecido imán de Ripoll, Abdelbaki es Satty, la condición de confidente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Y sobre ello se ar­gumenta que los servicios de inteligencia habrían conocido los movimientos de los terroristas pero no hicieron nada.
A raíz de las informaciones de Público, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, calificó los supuestos hechos de “escándalo gravísimo” y añadió: “Exigimos explicaciones y que se asuman las más altas responsabilidades”. Su gesto desencadenó una ola de reacciones similares de otros políticos, y, finalmente, ha desembocado en un pleno del Ayuntamiento de Barcelona, el lunes pasado, que aprobó una moción que pide al Congreso la creación de una comisión de investigación sobre los atentados, con los votos de ERC, JxCat y los comunes.
De la lectura de ese informe fantasma , que se puso en circulación hace ya varios meses y que otros medios declinaron publicar al no otorgarle credibilidad, se desprende que la serie de informaciones dePúblico se ha ceñido estrictamente a su hilo argumental. Al extremo de copiar íntegramente varios párrafos del mismo, hasta al menos siete veces. Al reproducirlos, sin embargo, el autor se los atribuyó como propios o como resultado de una supuesta investigación, sin aportar confirmación de los hechos referidos o pruebas de que efectivamente se hubieran verificado por el medio que los publicaba.
La investigación periodística no fue tal, pues los supuestos hechos ya estaban recogidos en la introducción de ese dossier y simplemente se copiaron sin que conste aportación del medio de comunicación. La aplicación extrema de ese método de trabajo de corta y pega fue la reproducción incluso de los errores más obvios del informe, como la clave de acceso a un llamado buzón muerto que habría servido para la comunicación entre el líder del comando terrorista, el imán Es Satty, y su supuesto controlador en el CNI, una especulación del documento suscrita sin más comprobaciones por el medio que lo ha divulgado.
Un documento sin firma ni membrete, que arranca enunciando que “el presente escrito pretende dar pruebas e indicios”, es decir, que reconoce de entrada su carácter no oficial y que, según sus propios autores, mezclaría hechos supuestamente fehacientes con simples hipótesis, ha sido el detonante de una serie de informaciones sin contrastar sobre los atentados terroristas del 17 de agosto del 2017en Barce­lona y Cambrils.
El dossier atribuye al dirigente del comando terrorista, el fallecido imán de Ripoll, Abdelbaki es Satty, la condición de confidente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Y sobre ello se ar­gumenta que los servicios de inteligencia habrían conocido los movimientos de los terroristas pero no hicieron nada.
A raíz de las informaciones de Público, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, calificó los supuestos hechos de “escándalo gravísimo” y añadió: “Exigimos explicaciones y que se asuman las más altas responsabilidades”. Su gesto desencadenó una ola de reacciones similares de otros políticos, y, finalmente, ha desembocado en un pleno del Ayuntamiento de Barcelona, el lunes pasado, que aprobó una moción que pide al Congreso la creación de una comisión de investigación sobre los atentados, con los votos de ERC, JxCat y los comunes.
De la lectura de ese informe fantasma , que se puso en circulación hace ya varios meses y que otros medios declinaron publicar al no otorgarle credibilidad, se desprende que la serie de informaciones dePúblico se ha ceñido estrictamente a su hilo argumental. Al extremo de copiar íntegramente varios párrafos del mismo, hasta al menos siete veces. Al reproducirlos, sin embargo, el autor se los atribuyó como propios o como resultado de una supuesta investigación, sin aportar confirmación de los hechos referidos o pruebas de que efectivamente se hubieran verificado por el medio que los publicaba.
La investigación periodística no fue tal, pues los supuestos hechos ya estaban recogidos en la introducción de ese dossier y simplemente se copiaron sin que conste aportación del medio de comunicación. La aplicación extrema de ese método de trabajo de corta y pega fue la reproducción incluso de los errores más obvios del informe, como la clave de acceso a un llamado buzón muerto que habría servido para la comunicación entre el líder del comando terrorista, el imán Es Satty, y su supuesto controlador en el CNI, una especulación del documento suscrita sin más comprobaciones por el medio que lo ha divulgado.
La clave correcta de la dirección de correo se recoge en el sumario judicial, que en ningún caso considera que se trate de un buzón muerto o vínculo entre Es Satty y los servicios de inteligencia. De hecho, en la causa que se instruye en la Audiencia Nacional aparece el papel original que se encontró en la casa de Alcanar –donde se guardaban los explosivos fabricados por la célula de Ripoll preparados para un atentado–, con la dirección de correo y la clave.
Público, en cambio, reprodujo una clave incorrecta, justamente la que aparece en ese informe fantasma sin autoría asumida que le sirvió de base para sus informaciones sobre el 17-A. En dos ocasiones, sin embargo, la copia se realizó con más pulcritud. En ambos casos para sustituir lo que el dossier consideraba hipótesis, es decir, una suposición sin confirmación, por alguna afirmación más contundente.
En el primero, la “hipótesis” de que existiría el mencionado buzón muerto, se transforma en “a los investigadores que descubren esos mensajes no les cabe ninguna duda”. La segunda, al referirse a las conversaciones telefónicas grabadas de los terroristas y guardadas en sus teléfonos móviles, reconstrucción realizada por los servicios de inteligencia, Mossos, Policía y Guardia Civil, y recogida en innumerables atestados enviados al juez de la Audiencia Nacional, y a las que se hace referencia en el informe apócrifo: “Únicamente nos planteamos una hipótesis, y es que Es Satty hubiera informado a sus controladores del CNI sobre las ­actividades del llamado comando Ripoll”. Público lo transforma en “sólo puede concebirse una explicación”, y a renglón seguido copia el resto del párrafo del dossier.
El documento utilizado por Público incluye reproducciones parciales de un informe reservado del CNI al equipo de investigadores policiales y judiciales encargados del caso, con lo que después elaboraron numerosos informes que constan en la causa. Todas las informaciones trabajadas se obtuvieron tras los atentados por el trabajo de campo realizado, análisis de antenas de telefonía o seguimientos de tarjetas de crédito, entre otros datos, además de lo aportados por países como Francia o Bélgica a través de comisiones rogatorias y la colaboración de servicios de inteligencia.
El dossier fantasma reconoce que se ha elaborado con “fuentes abiertas (prensa escrita y digital); datos extraídos de las diversas investigaciones de los cuerpos policiales sobre los atentados y su entorno; datos del sumario judicial; documentos confidenciales recibidos por servicios policiales y de inteligencia; fuentes humanas (sic)”.



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