lunes, 28 de diciembre de 2020

26 diciembre 2020 elplural.com (opinión)

26 diciembre 2020


"Mi nombre es Marta Oliver. Yo iba en el tren que explotó en Santa Eugenia y desde entonces padezco trastorno de estrés postraumático"

"Acabo de publicar un libro, llamado El muro de cristal (editorial Círculo Rojo), donde narro mis experiencias en los distintos hospitales psiquiátricos en que he estado ingresada"

Mi nombre es Marta Oliver y pertenezco a la Asociación 11M Afectados del Terrorismo. Yo iba en el tren que explotó en Santa Eugenia y desde entonces padezco trastorno de estrés postraumático. Con los años, y sumado a otros graves hechos traumáticos que he sufrido, ha derivado en trastorno de personalidad. Además, estoy diagnosticada de duelo patológico y depresión mayor

Acabo de publicar un libro, llamado El muro de cristal (editorial Círculo Rojo), donde narro mis experiencias en los distintos hospitales psiquiátricos en que he estado ingresada, hablo de la situación de la salud mental en España y de los distintos tratamientos que he tenido.

En este libro he desnudado mi alma y mi corazón. Escribirlo me ha costado varios años y muchas lágrimas. La historia narra en forma de memorias los años más oscuros de mi vida. Cuenta la historia de una mujer, que tras sufrir dos graves traumas, tiene que recomponerse. El segundo trauma la deja totalmente hundida y perdida y es ingresada en el pabellón psiquiátrico de un hospital, donde comienza a escribir la historia.

Se trata del periodo más oscuro de mi vida donde narro mi paso por distintas instituciones psiquiátricas, así como los tratamientos psicológicos y psiquiátricos a los que me he sometido. Huelga decir que es una historia verídica narrada en primera persona. También es una historia de superación. Es un canto a la vida y a la esperanza.

Se narran las interioridades del pabellón psiquiátrico, sus rutinas, su funcionamiento y también se cuentan las historias de los pacientes allí ingresados. Se habla de la interacción de la protagonista con sus compañeros y también con los profesionales que allí trabajan. Se trata de un submundo totalmente desconocido al que he querido dar visibilidad para mostrar a la sociedad el mundo de las enfermedades mentales y los trastornos psicológicos y tratar de eliminar el rechazo social que tienen.

Mi libro tiene tres objetivos fundamentales:

1) Una finalidad terapéutica con respecto a mí. He volcado sobre el papel toda la rabia, la ira, la frustración y el dolor y me ha servido para conocerme y comprenderme mejor a mí misma y a los demás. Creo que después de las experiencias que he sufrido me he vuelto mejor persona, más comprensiva, tolerante, humana y solidaria con mis semejantes.

2) Ayudar a personas que se encuentren en situaciones semejantes, o a sus familiares, mostrándoles que existe una salida y una esperanza y narrando cómo yo he llegado a poder superar muchas dificultades y obstáculos.

3) Una finalidad persuasiva con respecto a los posibles lectores de la sociedad en general: hacerles conocer un submundo y un ámbito sanitario hasta ahora apenas contado desde la perspectiva del paciente.

Debo decir que he escogido esta temática a modo de terapia al narrar unos sucesos vividos que me han marcado para siempre, y que al ponerlos por escrito me limpian y depuran como si fuese un pus que se extrae de una herida. Pienso que el mundo de las instituciones psiquiátricas y las enfermedades mentales es muy desconocido para la sociedad en general y que la mayor parte de lo que hay escrito está hecho por médicos, y no por pacientes, como es el caso.

Además, se trata de un tema muy poco comprendido y que cuenta con un gran estigma social, que me gustaría ayudar a eliminar, aunque fuera un poquito. Además, me gustaría que se supieran los pocos recursos que se destinan a la salud mental en este país.

Mis ingresos en distintos hospitales psiquiátricos han sido en su mayoría muy traumáticos, debido a la falta de medios. No hay psicólogos ni terapias psicológicas, y a que algunos profesionales, especialmente auxiliares de enfermería, carecen de formación en salud mental y dispensan un trato inhumano y cruel a los pacientes. Estos profesionales empañan la excelente labor de otros profesionales vocacionales y que tratan a los pacientes con humanidad y hasta cariño. Se debería ser más cuidadoso en las contrataciones de este tipo de personal que trata con personas tan sensibles y valorar no solo su C.V. sino, también, sus cualidades humanas (empatía, humanidad, amabilidad, paciencia, etc). No es propia de un país del primer mundo como España, la deficiente atención en salud mental que se dispensa y el trato que sufren los pacientes por parte de algunos profesionales. Mi narración reviste originalidad al haber sido escrita por un paciente que ha recorrido un largo camino, desde ingresos hospitalarios hasta distintos tratamientos terapéuticos y con psicofármacos.

A lo largo de este camino se puede observar la evolución del personaje-paciente, que pasa de un estado de bloqueo inicial hasta llegar a ser consciente de sus patologías y de la manera de superarlas. He sentido la necesidad imperiosa de contar los episodios más dramáticos de mi vida, de narrar mi historia.

El texto se ha escrito solo, de un tirón, cual de un vómito amargo e interminable se tratara. He conseguido superar mis dificultades gracias, en primer lugar, a mi familia, que me ha apoyado en todo momento, y sin cuya ayuda no hubiera podido salir adelante.

Debo agradecer también a la Asociación 11M Afectados del Terrorismo toda la ayuda que nos han prestado, tanto a mi marido como a mí, en asistencia legal y psicológica, y por su trato tan solícito, amable, cariñoso y humano.

Por último, debo decir, que otra cosa que me ayudó a salir del gran pozo negro en que me hallaba ha sido mi pasión por la literatura. Así, en los momentos en que peor estaba me matriculé en un máster en Escritura Creativa en la Universidad Complutense, y actualmente estudio otro en Estudios Literarios. Yo antes trabajaba de ingeniero en una gran ingeniería, pero hace cinco años que la Seguridad Social me declaró una incapacidad permanente absoluta, con lo que ya no puedo trabajar. Esto me resultó especialmente duro al principio, haciendo que me sintiera como una inútil, fracasada y un parásito para la sociedad. Sin embargo, centré mis esfuerzos en estudiar y publicar el libro porque creo firmemente que puede ayudar a muchas personas. Además, se habla de temas tabú en nuestra sociedad, como el suicidio o las autolesiones.

Actualmente, estoy dedicando mi vida y todo mi tiempo a dar charlas, entrevistas, jornadas y colaboraciones en programas de radio y asociaciones, tratando de dar visibilidad a las enfermedades mentales, concienciando a la sociedad y a las autoridades competentes de que el actual sistema de salud mental pública es totalmente deficitario e ineficaz y que se deben destinar muchos más recursos. Además, estoy muy comprometida con la prevención del suicidio, yo intenté suicidarme varias veces, y colaboro con varias asociaciones, dando asesoramiento y acompañamiento, y con dos universidades, una en Buenos Aires y otra en el País Vasco, dando charlas en los respectivos posgrados en suicidología.

También estoy muy comprometida en luchar para que se apruebe la Proposición de Ley de Salud Mental de 2019, que garantiza los derechos de los pacientes de salud mental. Tenemos que unirnos todos los pacientes de salud mental y concienciar a la sociedad de la imperiosa urgencia de aprobar esta ley que salvaguarde nuestros derechos. Por tanto, voy a consagrar mi vida a luchar por estos objetivos y eso me llena de plenitud, satisfacción y gratificación. Da un sentido a mi vida.

Opinión:

Y pensar que luego están los que aparecen hablando de secuelas que jamás han sufrido mientras hay víctimas como Marta Oliver que tienen que luchar cada día de su vida aprendiendo a vivir con lo ocurrido…

Qué mundo más injusto, con la aquiescencia de parte de la administración que hace pagar a justos por pecadores…

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario