jueves, 10 de diciembre de 2020

09 diciembre 2020 (2) La Vanguardia (opinión)

09 diciembre 2020 

 


¿Fornicando con Bildu?

Marc Murtra

Los presupuestos generales del Estado son siempre un hecho político de primera importancia, ya que en ellos se asignan en detalle, y por ley, cómo se utilizarán todos los euros que España recauda vía impuestos, lo cual obliga al Gobierno a decidir qué actuaciones priorizar y cuáles no. Con esto, son el momento de la verdad: muestran qué se quiere hacer y obliga a todos los partidos a apoyar o rechazar al Gobierno. Con los presupuestos se abren las cortinas y entra la luz, y eso nos permite ver lo que ocurre.

Este mes todos hemos visto como los nuevos presupuestos acabarán con la provisionalidad presupuestaria e implicarán más gasto, más inversión, en línea con la estrategia marcada por Europa, mayor acento social y algunas partidas altamente simbólicas, como subidas impositivas tácticas de dudosa efectividad. Unos presupuestos Nadia Calviño con un poco de vinagreta Podemos. Los presupuestos han contado con un muy alto nivel de apoyo parlamentario, incluyendo el apoyo de ERC y Bildu, y seguramente garantizan que habrá Gobierno Sánchez al menos cuatro años. Esto es un hecho muy relevante, recordemos que fueron muchos los que vaticinaron que al Gobierno de coalición le entraría flato y no acabaría la carrera.

Son, hay que resaltarlo, los primeros presupuestos que apoya Bildu, una coalición que rechaza la violencia como herramienta política y que agrupa a Eusko Alkartasuna, Aralar y a los herederos de Herri Batasuna, el partido que surgió del entorno de ETA para apoyar a ETA mientras sus militantes asesinaban a concejales, ponían bombas en parkings y ­secuestraban porque querían imponer una república leninista de inspiración argelina. Una coalición llena de personas que han trabajado para que ETA deje de asesinarnos, pero también llena de personas que en su día habilitaron a ETA.

¿Cómo valorar política y éticamente este apoyo presupuestario de Bildu? ¿Qué pensar?

Habrá que constatar que es repelente tratar con quienes pertenecen a una cultura política que justificó los asesinatos de Ernest Lluch, Miguel Ángel Blanco y Joxe Maria Korta, una gente que utiliza una fritanga semántica moralizante cuando hablan de democracia, pueblo o justicia, un partido que ignora los preceptos básicos de la economía de mercado. No es agradable besar en la boca a alguien con halitosis.

Pero también hay que ser conscientes de que la democracia es eso: convivir políticamente con todos lo que rechazan la violencia política, aunque incluyan los que uno encuentra ignorantes o estúpidos o a quien en el pasado no se distanció de horribles actos ­criminales, nos lo han enseñado las democracias alemana y japonesa tras la Segunda Guerra Mundial, así nos lo enseñó Nelson Mandela, la República Federal Alemana integrando a la RDA, los británicos en el Ulster y la transición española: una vez se aceptan y acatan las reglas democráticas, no antes, hay que integrar y avanzar.

En este sentido, la votación de Bildu es un gran éxito de la democracia en España. Vale la pena remarcar, además, que, si para muchos de nosotros su voto es molesto, más di­fícil habrá sido para ellos emitirlo y así validar el sistema constitucional español, porque es lo que han hecho. Estos presupuestos son una comida difícil de masticar también para ellos.

Seamos conscientes, por supuesto, que ese voto tiene riesgos. Bildu podría volver a ser un enemigo de la democracia en cuanto se sienta más fuerte, encuentre un pretexto o cambie de líder. También hay que ser conscientes de que política y éticamente una cosa es aceptar los votos de Bildu como parte de una estrategia democráticamente integra­dora, y otra es, como parece ser el caso, aceptarlos por una necesidad presupuestaria ­coyuntural. Hacer de la necesidad virtud es útil, pero no es un gran reclamo político. Además, Felipe González tiene razón cuando advierte que gobernar es construir un proyecto de país y que es difícil hacerlo con quien quiere romperlo.

Pero los demócratas y constitucionalistas españoles deberíamos ser optimistas ya que la Constitución es un sistema operativo que funciona y, si se utiliza bien, puede dar más de sí. Yuval Noah Harari nos dice que el humano es el único ser vivo capaz de creer en cosas que no existen, como las naciones, las constituciones y el dinero. Veremos si el sistema constitucional español sale reforzado o no de estos presupuestos: dependerá de cuantos crean en él y para que más personas lo apoyen hay que demostrar su efectividad, dar cabida a escépticos y mostrar que todos los demócratas son honestamente bienvenidos.

Con esto sobran las exigencias de victoria, militares jubilados opinando y quejas de quien podría haber apoyado los presu­puestos, pero no lo hizo por motivos parti­distas, por superfluos. Seamos deferentes con las víctimas, ver a Bildu como actor político será particularmente punzante para ellas, y a la vez inspirémonos más en los países nór­dicos y menos en algunos países latinoamericanos. El objetivo que deberíamos tener es que a la larga todos convivamos con un res­peto ­merecido, y que cuando las partes con­ciban los presupuestos, lo hagan con al menos un poquito de amor, así el sexo será más gratificante.

Opinión:

Independientemente de si se está realizando un acto de fornicio o un coitus interruptus, siempre que aparecen estas noticies recuerdo aquella frase de “en ausencia de violencia se puede hablar de todo”...

Parece que las hemerotecas no sirven para algunos. Sinceramente, todo lo quye se haya hecho (desde la legalidad) para acabar con el terrorismo de ETA es de agradecer, pero tampoco es necesario seguir, por parte de algunos sectores, presentando informaciones que no se ajustan a la realidad.

Puede doler. Claro que puede doler. Pero le llaman democracia ¿no?

 

 

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