03 mayo 2013 (30.04.13)
Madina y los otros
Emma Riverola
«En mi casa se hizo de noche. Una sombra de pena y de tristeza envolvió a mi familia». Con estas palabras intervino Eduardo Madina en el juicio contra los autores del atentado que le causó graves lesiones, entre ellas la amputación de la pierna izquierda a la altura de la rodilla. Tras la salvaje mutilación, tanto él como sus padres cayeron en una depresión profunda. Su madre falleció 10 meses más tarde de un infarto. Ni siquiera todo el dolor acumulado desde aquel fatídico día de febrero del 2002 logró cambiar un ápice la posición de Madina sobre los caminos de la paz para el País Vasco. Se negó a ser instrumentalizado como víctima del terrorismo y siempre ha plantado a cara a aquellos que se llenan la boca con el conflicto pero solo sirven a la causa de la confrontación.
Ahora, Madina, secretario del Grupo Socialista en el Congreso, parece llamado a ser la esperanza blanca del PSOE. En las cábalas sobre sus posibilidades de asumir el liderazgo, siempre aparece la duda sobre su verdadero interés en hacerse con él. En cualquier caso, ese será un proceso íntimo que solo él podrá decidir. Lo que no está en sus manos son las cornadas de la caverna mediática, que ya ha empezado a embestirle de forma impúdica. ¿A cuántos atentados éticos será sometido para impedir su ascenso? Madina simboliza a una sociedad que, aunque herida, camina con paso firme hacia la paz. ¿Está la convivencia preparada para esta confrontación?
Opinión:
Agradezco a mi amiga Emma el artículo publicado y agradezco a la víctima (anónima porque ella así lo quiere) el detalle de enviármelo bajo promesa de publicarlo en el blog. Es agradable leer que hay víctimas que no se dejan instrumentalizar pese al dolor padecido y por ello me honro en decir que me considero amigo de Eduardo en dos sentidos: en el de compartir el dolor de un herido grave en atentado terrorista y el de ser una víctima de esas que trabajaremos lo indecible para que nadie sufra nuestro mismo dolor y eso aunque hayan algunas que por llevar una tirita en la rodilla o en un dedo durante tres días se crean con el derecho a exigir lo que la legislación no contempla. Eduardo y yo sabemos quienes son...
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