06 diciembre 2015
Crece la disidencia en la izquierda ‘abertzale’ por los presos etarras
El colectivo
disidente ATA (Amnistía Ta Askatasuna) lanza un pulso a la dirección de Sortu
por su postura inmovilista en la política de los reclusos de la banda
Cinco años después de que Sortu
rechazara en sus estatutos la violencia de ETA y apostara por un partido
institucional se extiende la disidencia, que afloró en junio en su seno con la
carta de 93 ex presos de ETA, críticos con su dirección por “haber renunciado a
la amnistía”. El 28 de noviembre el colectivo disidente ATA (Amnistía Ta
Askatasuna) reunió a 4.000 manifestantes en Bilbao en favor de la amnistía de
los presos, en un claro acto de rebeldía con la dirección de Sortu. Era el
segundo desafío en poco tiempo. El 29 de agosto fue el primero.
En esta segunda ocasión, la manifestación, lejos de
decaer, estuvo precedida de amenazas y enfrentamientos entre los rebeldes de
ATA y los oficialistas de Sortu, incluida la retirada de carteles de los
convocantes por los oficialistas.
Además, ATA ha osado organizar marchas a las
prisiones para reclamar la salida de los enfermos graves, al margen de la
oficialidad. Esta actividad viene precedida por la celebración de asambleas en
los pueblos en las que ATA reclama “la amnistía y la recuperación de la calle”,
que considera que ha abandonado la dirección de Sortu, a la que cree
burocratizada. “La izquierda abertzale” oficial tiene menos militantes que
cuando era ilegal y más liberados que nunca”, señala un texto de ATA. También
evoca la Transición
en la que la amnistía fue clave en la movilización vasca. “La amnistía es la
herramienta más importante para mantener el carácter político del conflicto”,
dice ATA.
Los intentos de la dirección de Sortu de atajar la
rebeldía de ATA han fracasado. Incluso, un ex dirigente de ETA, influyente en
la izquierda abertzale, como Eugenio Etxebeste, Antxon, enviado por la
dirección de Sortu para aplacar a ATA, no lo ha logrado.
La tensión ha llegado al tribunal de París, que
juzga a la última cúpula de ETA por su último asesinato, el del gendarme
francés, Serge Nerín, en 2010, lo que ha dado resonancia a la crisis. El dos de
diciembre, en la misma sesión en que el tribunal condenó a Mikel Carrera a
cadena perpetua y a altas penas a otros cinco etarras, estos tomaron posición
en el conflicto. Defendieron la unidad del colectivo de presos de ETA y se
desmarcaron de ATA.
El Gobierno vasco cree que la influencia de ATA en el colectivo no llega al 20% de los
450 presos. Sin embargo, ellos ven posibilidades de crecer por el malestar de
los familiares, por la posición de Sortu y por la parálisis de la política
penitenciaria del Gobierno de Rajoy. Cuatro años después del fin del
terrorismo, el Gobierno no ha acercado a ningún preso a las cárceles vascas; no
ha flexibilizado la política penitenciaria, pese a las peticiones del Gobierno
vasco. Ni siquiera ha continuado la vía Nanclares de reinserción, que aplicó
Alfredo Pérez Rubalcaba.
Sortu atrapada
La dirección de Sortu está atrapada entre la
radicalidad de ATA y el inmovilismo del Gobierno de Rajoy. Confía en que un
cambio en la política penitenciaria, tras las elecciones del 20-D, rompa la
parálisis y diluya su crisis. También confía en el liderazgo de Arnaldo Otegi
que será excarcelado en marzo. A su vez, el Gobierno vasco le presiona para que
fuerce al colectivo de presos a asumir la legalidad penitenciaria —los presos
siguen sin reclamar individualmente beneficios penitenciarios—, y a ETA a que
se disuelva sin esperar al Ejecutivo.
Pese a su radicalidad política, ATA, según la Ertzaintza , no está
vinculada a los dos episodios más graves de kale borroka en estos cuatro años y
que preocupan al Gobierno vasco: el incendio de ocho autobuses en Derio
(Bizkaia) en noviembre, y el de cinco autobuses en Loiu (Bizkaia) en agosto de
2014, en protesta por la situación de los presos. El atentado de hace un año,
reivindicado por Ibil, fue condenado por Sortu y, al parecer, ETA intervino e
Ibil cesó. El de noviembre, condenado por Sortu y rechazado por ETA, lo ha
reivindicado una organización “de apoyo a la amnistía”.
ATA: 93 ex presos y exiliados de ETA
Los aglutinantes de ATA (Amnistía Ta Askatasuna) son
los 93 ex presos y exiliados de ETA que firmaron en junio el manifiesto contra
la dirección de Sortu; a los que se han sumado otros ex presos; jóvenes de la
ilegalizada Haika y militantes históricos de la izquierda radical.
Tiene fuerza en Navarra; está bien organizada en
Bizkaia y cuenta con potencial en Gipuzkoa, según fuentes próximas a ATA.
Su líder más reconocido es Juan Carlos Yurrebaso, ex
dirigente de ETA, que participó con Josu Ternera, en las conversaciones con el
Gobierno de Zapatero en Suiza y Noruega en 2005 y 2006.
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