26 junio 2016
El personaje de la
semana
Pilar Manjón, la
lucidez del dolor
La mujer que, enlutada tras el asesinato de su hijo Daniel el 11-M,
zarandeó a la comisión de investigación de la masacre yihadista, deja el
liderazgo de la Asociación
11-M Afectados por el Terrorismo tras 12 años atajando insultos y protegiendo a
víctimas
"Roberto soy Charo. En la radio dicen que ha habido un
atentado muy grande en Madrid". Eran las 8.05 de la mañana del jueves 11
de marzo del 2004 y aquella llamada daba inicio a un trabajo que, a día de hoy,
todavía continúa. Tras una hora escuchando las noticias, llamé a la Asociación Víctimas
del Terrorismo(AVT)
para poner a su disposición el equipo de psicólogas que teníamos entonces en la
asociación catalana, la ACVOT ,
de la que era presidente. La respuesta del responsable de la AVT fue surrealista: "Ya
estoy yo aquí para arreglarlo todo. No hace falta que llames para nada
más".
Cuatro días
después recibíamos las primeras llamadas de víctimas del 11-M pidiendo ayuda, y
durante meses viajé en autocar a Madrid el domingo de madrugada para estar todo
el lunes prestando la experiencia en todo lo que fuera necesario, especialmente
en la asociación de vecinos de La
Colmena del barrio de Santa Eugenia, donde se centralizó gran
parte de la asistencia.
Mientras
tanto, otras víctimas solidarias y sensibles con el dolor colaboraban por su
propia cuenta en la asistencia a afectados por los cuatro atentados de aquel
maldito jueves. Llegó octubre y una víctima de un atentado yihadista ocurrido
en 1985 me citó en una pequeña cafetería para "presentarme a una señora
que perdió a su hijo en el 11-M". Cuando entré vi en una mesa a alguien
vestido de negro escribiendo en una servilleta.
La importancia de
agrupar
"Hola, me llamo Pilar y soy la madre de Daniel".
Estuvimos los tres hablando más de cuatro horas sobre la legislación aplicable,
los sentimientos, el descontrol existente entre los propios afectados, el
repugnante uso político y administrativo que algunos hacían del dolor ajeno, lo
que llevaba a que muchas víctimas no fueran asistidas por nadie bajo el triste
argumento de que no se conocía quién había cometido la masacre.
Comentamos
algunas de las informaciones publicadas y la importancia de que las víctimas
estuvieran agrupadas. Dicho y hecho. En pocas semanas se organizó la
asociación, la junta directiva y los estatutos, canalizando las necesidades de
cientos de víctimas ninguneadas por la Administración y
sus entidades satélites.
Ya
conocemos lo que ocurrió después. La tremenda lección de dignidad y educación
presentada en su comparecencia ante la comisión que investigaba lo sucedido fue
un momento cumbre para hacer llegar la realidad social que vivían cientos de
víctimas. Ver el comportamiento mezquino de ciertos políticos abrió los ojos a
muchos ciudadanos. Años después, el juicio en el que compartí muchas horas con
miembros de la Asociación 11-M Afectados por
Terrorismo mientras
no aparecían otras asociaciones que, supuestamente, representaban a las
víctimas.
Los altavoces de
Ifema
Hubo desencuentros con personajes que solo juntaban letras
en libros para su club de peones mientras insultaban a Pilar y a las víctimas a
las que su asociación atendía y representaba. Me impactó coincidir en una calle
de Madrid con un alto cargo político que, señalando a Pilar, le decía a su
acompañante: "Por culpa de esa puta perdimos las elecciones".
Ese
impresentable no había entendido nada. Aquel 14 de marzo electoral Pilar, como
tantos padres y madres, estaban esperando en Ifema a que les llamaran por los
altavoces para conocer si sus familiares estaban muertos o heridos. Aquel
enorme ignorante no recordaba que Pilar apareció por primera vez en los medios
en diciembre, nueve meses después de la pérdida de las elecciones.
“no es momento de
fiestas”
Pilar Manjón ha sido una persona que aceptó ayudar porque
otras víctimas le pedimos que lo hiciera. Y certifico que fue muy difícil
convencerla. Puedo afirmar que ha recibido infinidad de ataques e insultos
desde las redes sociales y también amenazas personales. Ha levantado
comentarios a favor y en contra, incluso desde el mundillo de 'las' víctimas
del terrorismo, y ha defendido a víctimas con las que compartía objetivos y
propuestas haciendo callar a un inepto que intentaba interrumpirme mientas
presentaba mi ponencia en una comisión. Tras los atentados de París, y mientras
otras víctimas se iban a un tablao flamenco a divertirse, ella se quedó
trabajando porque no era "momento de fiestas ni de bailes".
Como todo
el mundo, en alguna ocasión habrá cometido algunos errores, pero es lo que
tiene trabajar bajo presión, sobre todo si la presión es partidista y
mediática. Pero es indiscutible que representando a 150 asesinados y a 1.700
heridos, la labor social realizada desde la asociación que ha presidido ha sido
inmensa y necesaria. Solo exigía justicia y respeto a partes iguales.
Opinión:
Todo un placer responder a la invitación de El Periódico para
escribir el presente artículo. Resumir 12 años de trabajo es complicado y mas sabiendo
el que todavía queda por hacer.
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