22 marzo 2021
La vergüenza de normalizar a Otegi
El olvido de los horrores de ETA debería avergonzar a aquellos que aceptan a los bilduetarras que ni siquiera han pedido perdón
Uno de los aspectos más repugnantes de la Nueva Política es la campaña de normalización de Otegi y sus compinches emprendida por la izquierda política y mediática. El olvido de los horrores de ETA debería avergonzar a aquellos que aceptan a los bilduetarras que ni siquiera han pedido perdón. En este período hemos asistido al esperpento de considerar normal que los comunistas y anticapitalistas estén en el Gobierno de España.
No contentos con ello, los socialistas, que eran tan fervorosos defensores de la aplicación del artículo 155 de la Constitución para acabar con el golpe independentista, ahora buscan ansiosos los pactos con ERC y JxCat que quieren destruir España e insisten en el mensaje de lo «volveremos a hacer». Por tanto, está muy bien para la izquierda el negociar con los herederos de la banda terrorista que sembró de muerte toda España, así como con los independentistas y los comunistas mientras que es terrible, escandaloso y no sé qué más chorradas que Vox, que es un partido que respeta el ordenamiento constitucional, forme parte de las instituciones.
En este sentido, me causa estupor que José María Álvarez considere que la presencia de Otegi en el Congreso de UGT está en la línea de «entrar en situación de plena normalidad». ¿Y qué hicieron los delegados? Pues recibir este mensaje con una gran ovación. Es triste que el secretario general del sindicato olvide a los afiliados que murieron por las balas o las bombas de la banda terrorista. He de reconocer que esta «plena normalidad» me produce una gran repugnancia.
Al margen de discrepancias ideológicas o políticas, Álvarez me parecía una persona coherente y seria, pero me temo que, como en otras ocasiones, me he equivocado. No puedo entenderle. En primer lugar está el recuerdo de las víctimas, tanto del sindicato como del conjunto de la sociedad española, y a esto hay que añadir que no solo no han pedido perdón sino que se sienten muy orgullosos de la lucha armada, que es el subterfugio que utilizan para enmascarar el terrorismo.
No me sorprende que los podemitas empaticen con los bilduetarras y los independentistas, ya que les une la destrucción de España como hilo conductor de su estrategia política. En cambio, la mala memoria socialista es muy diferente porque responde a una ausencia de valores y principios que es un síntoma de la decadencia que afecta a la clase política. Por ello, es comprensible el declive de partidos y sindicatos.
Opinión:
Durante un tiempo tuve la oportunidad de coincidir con el señor Francisco Marhuenda en diversos actos y tertulias en las que, dentro de la no coincidencia en muchos criterios, siempre tuvimos una relación cordial e incluso respetuosa.
Pero fue dejar en 2009 mis labores a nivel asociativo y desaparecer esa relación, como si hacer la misma labor “por libre” para mantener mi independencia ideológica con el objetivo de no hacerle el juego a ninguna sigla política ¿hubiera sido una mala decisión por mi parte? ¿Querrá saber mi versión sobre las burradas que alguna “víctima” le haya podido contar? ¿Hablaremos algún día de quñe ocurrió con David Barba?
Sinceramente, no tendría problema alguno para hablar de nuevo con el señor Marhuenda y explicarle que es indudable que Arnaldo Otegi hizo lo que hizo. Que es innegable que estuvo condenado merecidamente por pertenencia a banda armada y por participar en un secuestro y que las pruebas fueron tan contundentes que se dictó una condena.
Me consta que para el señor Marhuenda eso está muy claro. Tan claro como las extrañas decisiones judiciales y penales ante la puesta en libertad de Barrionuevo a raíz del caso “GAL”, por poner otro ejemplo.
Pero ¿qué tal si un día nos ponemos a hablar del fundador de la banda terrorista GRAPO que estuvo condenado por asesinar a un policía a martillazos en el cráneo? ¿Explicamos a qué actos acude y representando a quién? ¿O la foto ya lo explica?
Resumiendo, que estoy absolutamente de acuerdo en que cada uno pueda hablar de los terroristas que le apetezca… el problema es que hay víctimas que hablamos de todos los terroristas sin importarnos las silgas a las que pertenecieron en el pasado o a las que pertenecen en la actualidad.
Paco, fem un café i xerrem?
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