viernes, 9 de septiembre de 2022

08 septiembre 2022 Diario de Navarra (opinión)

08 septiembre 2022 


 

Me acuerdo

Manuel Vilas, comentarista

El insulto a la vida retumbó en millones de corazones, en cualquier corazón con dignidad M E acuerdo de aquellos días del mes de julio de 1997. Cómo olvidarlos, cómo olvidar la desesperación colectiva que se apoderó de todos los hombres y mujeres que viven en este país llamado España. No podíamos aceptar que a finales del siglo XX siguieran existiendo ejecuciones sumarísimas. La injusticia es negra y astuta. La vimos, a la injusticia, ese día, en la mañana del 13 de julio, cuando los medios de comunicación anunciaron la muerte de Miguel Ángel Blanco, un chaval de 29 años. Se dice pronto: 29 años. Todos los españoles y españolas que tengáis hijos de 29 años pensadlo un segundo, por favor. Pensad que un día secuestran a vuestra hija o vuestro hijo de 29 años, que lo tienen dos días sufriendo, esperando dos tiros en la cabeza. Y al final esos dos tiros llegan. Bien, eso fue lo que pasó. Pasaron más cosas: regresamos todos juntos a la Edad Media, a las tinieblas, a la aberración, al nazismo, a la noche de la infamia,

Todos estos recuerdos han resurgido al ver estos días en los medios de comunicación el rostro de su asesino subdesarrollo profundo. Y sin embargo, fue solo un hombre absurdo y estúpido el que descerrajó los dos tiros en la cabeza de Miguel Ángel Blanco. ¿Por qué lo mataron? Es una buena pregunta. Lo mataron por nada. Tal vez por una superstición, por un código religioso de imposible explicación. Tal vez por un rito asentado en las cavernas previas a la aparición del pensamiento lógico. En julio de 1997 yo vivía en Zaragoza. Toda Zaragoza salió a la calle, lo mismo ocurrió en Madrid, en Barcelona, en Sevilla, en Valencia, en toda España. Era una vergüenza. Más allá de una vergüenza, fue un atentado contra el sentido general de la vida. Todos estábamos muertos. La modernidad, la democracia, la libertad, el progreso, la alegría, todo se murió, todo se lo llevó la muerte de Miguel Ángel Blanco.

Para qué íbamos a votar en las urnas si no se respetaba aquello que votábamos? ¿Para qué trabajar, para qué vivir, para qué amar? El insulto a la vida retumbó en millones de corazones, en cualquier corazón con algo de dignidad dentro. Me acuerdo de que yo salí con mis hijos a las manifestaciones. Uno de ellos tiene ahora 26 años. Solo tres años menos que Miguel Ángel Blanco. ¿Pero por qué murió Miguel Ángel Blanco? Esa pregunta sigue en pie. Sigue siendo la gran pregunta. La gente, cuando muere, muere por algo. ¿Por qué murió? La pregunta es terca. Todos estos recuerdos han resurgido al ver estos días en los medios de comunicación el rostro de su asesino. Su asesino envejece, sigue vivo, respira su cuerpo todos los días, sus manos tocan otras manos, y sus ojos contemplan todas las mañanas la belleza del mundo.

Opinión:

Señor Manuel Vilas, le felicito por acordarse del salvaje asesinato de la banda terrorista ETA contra Miguel Angel Blanco.

Ahora le recuerdo también que podría hacerse lo mismo pensando en tener un hijo como Silvia (13 años), Jordi (9 años), Sonia 815 años), Susana (12 años)… los cuatro asesinados en el atentado de Hipercor.

O quizás podría preguntar al resto de los lectores cómo estarían si el asesinado fuera Xavi (3 años), víctima mortal del atentado en La rambla. O Julian (7 años), niño australiano asesinado en el mismo atentado.

De los muchos ejemplos que conozco personalmente, ¿le pongo más o ya se ha dado cuenta de lo que le intento hacerle entender?

Y ya puestos ¿opinó usted algo sobre la no creación de la Comisión de Investigación de los atentados de agosto de 2017 en Catalunya?

Señor Vilas, pregunta Usted porqué murió Miguel Angel Blanco. Vamos por partes. A Miguel Angel Blanco no murió. Sería más correcto decir que lo mataron. Pero aclarada esta cuestión, que no es nimia, yo también ME ACUERDO de que la banda terrorista ETA exigía, como una de sus demandas, el acercamiento de los terroristas a sus domicilios.

Señor Vilas, le recomiendo que lea esta información:

https://elpais.com/diario/2006/03/04/espana/1141426803_850215.html

Y también ME ACUERDO de que “entre esos presos estaban algunos de los más sanguinarios, como Domingo Troitiño, autor de la matanza de Hipercor”. Sí, uno de los cuatro condenados por los asesinatos de Silvia, Jordi, Susana y Sonia… y de otros 20 ciudadanos inocentes por atentados cometidos entre 1986 y 1987.

Y también ME ACUERDO que en Hipercor me jodieron la vida.

 

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