10 septiembre 2022
España, “objetivo permanente” yihadista
Según la Fiscalía, la amenaza “más plausible” es el ataque de un actor solitario, espontáneo y escasamente previsible
El ministerio público pone el foco en la región magrebí del Sahel, terreno de luchas terroristas
España sigue siendo “un objetivo permanente” de la amenaza yihadista. Y, en estos momentos, “la amenaza más plausible” es el ataque de “actores solitarios” suficientemente radicalizados, cuya actuación puede ser tan espontánea como “escasamente previsible”. Este es el escenario en materia terrorista que dibuja la Fiscalía General del Estado, en donde el 30% de las diligencias realizadas el pasado año tuvieron que ver con el terrorismo: 97 relacionados con el yihadismo y 41 sobre ETA.
El análisis de las operaciones contraterroristas llevadas a cabo por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado durante 2021 le sirven al ministerio público para confirmar que la amenaza yihadista “persiste” en España. "España es un objetivo permanente de la amenaza yihadista, tanto en un sentido amplio, como miembro de la comunidad internacional occidental, como en un sentido concreto, por la confluencia de sus propias particularidades históricas, sociales y geográficas, agravado por el significado de Al Andalús en el imaginario yihadista", desarrolla la memoria anual de la Fiscalía.
El ministerio público se sirve de una operación llevada a cabo en Catalunya para poner de relieve la alerta. Un individuo lideraba bajo diversos alias una célula terrorista en Barcelona, en la que se integraron otros dos acólitos con funciones bien diferenciadas: mientras uno se encargaba de la formación y estar en contacto con el Estado Islámico, el otro se ocupaba de identificar los objetivos. Esta célula "se encontraba en disposición de actuar", antes de ser desarticulada. Se habían formado -de manera teórica- en los postulados del salafismo yihadista más radical y -de manera práctica- en la elaboración de explosivos y en el manejo de otro tipo de armas. Los presuntos terroristas habían iniciado también el proceso para proveerse del armamento necesario para perpetrar el atentado en la capital.
Fuentes de la lucha antiterrorista confirman que los esfuerzos se centran, hoy por hoy, en la prevención de procesos de captación, adoctrinamiento y radicalización. Para su consecución, al igual que deja plasmado el ministerio público, "el binomio de seguridad" nacional e internacional es fundamental. Y es que fuera de nuestras fronteras el foco está "sin duda" -según las mismas fuentes- en la región magrebí del Sahel. Un terreno de luchas entre distintos grupos terroristas para encabezar el movimiento yihadista. En este contexto se encuadran uno de los últimos movimientos en la cúpula de la Policía Nacional, con el que se envió al máximo experto en Extranjería a Marruecos para seguir avanzando en la lucha contra el terrorismo junto al país vecino, una vez dejada atrás la crisis diplomática.
Fuera del terrorismo islamista, la Fiscalía General del Estado asegura tener constancia de la presencia de dos españoles en el este de Ucrania y otros cuatro compatriotas integrados como combatientes en milicias o grupos paramilitares en zonas del Kurdistán iraquí, donde en los últimos años se ha identificado alrededor de medio centenar de nacionales. En cuanto al perfil de los desplazados, el ministerio público apunta a que pueden enmarcarse en diferentes adscripciones ideológicas: "Desde extrema derecha a anarquistas, sin olvidar a aquellos que encuentran como motivación una manera de escapar de su vida anterior".
Opinión:
Bien, ya sabemos que hay una excelente preparación PREatentado, para intentar evitar captación, desarrollo y probable realización de un atentado.
Pero ¿cómo tenemos el tema de la atención POSTatentado a quien, desgraciadamente, haya podido sufrir las consecuencias si el atentado se llega a perpetrar? ¿Se repetirán los errores en la búsqueda, filiación, localización y asistencia ofrecida a las posibles víctimas?
Pues, sinceramente, habría que sentarse a hablar de ello con toda seriedad. No sirve de nada irse a la ONU (a hacerse autopublicidad o a ejercer de lobby político) mientras la víctima anónima continúa en el limbo del abandono.
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