martes, 17 de abril de 2012

14 abril 2012 El Periodico de Catalunya

14 abril 2012

GESTO DE RECONOCIMIENTO
Final a 52 años en el olvido

El Gobierno condecora a título póstumo a la niña Begoña Urroz, la primera víctima mortal de la banda

A Begoña Urroz solo le faltaban dos meses para cumplir los 2 años aquel 27 de junio de 1960. Según relató su madre, Jesusa Ibarrola, a El País en el 2010, quería ir a comprarle unos «zapatitos», por lo que decidió dejarla con una tía que trabajaba en la estación de Amara de San Sebastián. No imaginaba que ETA iba a inaugurar aquella tarde una macabra lista de muertes.
Cuando Jesusa regresó se encontró «con un lío tremendo». Había explotado una maleta incendiaria guardada en la consigna de la estación. Begoña murió por las quemaduras en el 90% de su cuerpo.
Apenas hacía un año que ETA se había constituido y hasta el 7 de junio de 1968 no reivindicó una muerte, la del guardia civil José Antonio Pardines. Sin embargo, la familia de Begoña pronto sospechó de la banda. Los Urroz Ibarrola sabían que ETA era un tema tabú, por lo que vivieron su drama «en la intimidad».
Ayer, el Gobierno rompió oficialmente con 52 años de olvido al conceder a Begoña la Gran Cruz de la Orden de Reconocimiento Civil de las Víctimas del Terrorismo, tras la solicitud realizada por su madre. La condecoración se ha podido otorgar gracias a la ley de víctimas que aprobó el Gobierno del PSOE en el 2010, que fijaba el año 1960 como límite para el reconocimiento de damnificados.
La investigación de Lluch
La primera mención a Begoña como posible víctima de ETA la realizó en 1992 José Antonio Pasola Elorza, vicario de Guipúzcoa, en La ética para la paz. Ernest Lluch leyó este libro y decidió investigar el caso. En un artículo publicado en El Correo el 19 de septiembre del 2000, Lluch -asesinado dos meses después por la banda- atribuyó la autoría a ETA y concluyó que el atentado no fue reivindicado por ser la víctima una niña de 22 meses.

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