23 septiembre 2013
Una cooperante española atrapada en el asalto de Nairobi dice que creyó que era su "último día"
María Martí, cacereña de 29 años, se encontraba en la capital de Kenia para renovar su visado y seguir trabajando en la región de Turkana. Cuenta que durante los tiroteos "toda la gente llamaba a la familia para despedirse" porque pensaba que iba a morir
María Martí, de 29 años, logró escapar del centro comercial Westgate de Nairobi apenas hora y media después de que comenzara el asalto el pasado sábado, cuando pensó que era su "último día" e "iba a morir todo el mundo". La joven cooperante, natural de Cáceres, estaba en el interior del edificio, pero en una planta y establecimiento distintos al de otra española de 50 años y su hija de 12, que se escondieron durante cuatro horas en los probadores de una tienda de ropa y también fueron evacuadas ilesas. María Martí recordó emocionada que "toda la gente llamaba a la familia para despedirse". "Pensábamos que íbamos a morir. Yo nunca había tenido la muerte tan cerca", dijo.
La española estaba comiendo en un restaurante del primer piso del edificio --un nivel por encima del supermercado en el que al parecer se atrincheraron los miembros del grupo radical islámico Al Shabab-- cuando oyó una explosión y comenzó "un tiroteo enorme".
"La gente empezó a salir despavorida, había un revuelo enorme y fue todo una locura", relata. Ella y un grupo de gente intentó escapar por la terraza del primer piso del centro comercial, pero había gente disparando y volvieron al restaurante, donde se ocultó junto a otras 30 personas. "Nos metimos en la cocina del restaurante, fue terrorífico. Se oían disparos continuamente", recuerda.
La cooperante pudo enviar un mensaje de texto a su hermano para contarle lo que estaba pasando: "Creía que era un atentado y le dije que estaba allí por si tenía que localizarme, porque pensé que me iba a quedar allí".
Desde el interior, los clientes escondidos en el establecimiento tenían la sensación de que había distintos grupos de hombres armados que "se iban moviendo de un lugar a otro y disparando a todo el mundo". Al cabo de un rato alguien intentó echar una puerta de emergencia abajo desde fuera de la cafetería, aunque no sabían si se trataba de la Policía o de los asaltantes.
Finalmente, "al cabo de una hora y media o dos", un grupo de personas no uniformadas llegó para rescatarles y conducirles corriendo al exterior del edificio, a través de una salida de emergencia. María reconoce que nunca había tenido "la sensación de estar tan cerca de la muerte". "Al salir fuera empecé a llorar y tuve un ataque de ansiedad. Fue tan fuerte que me cuesta incluso ponerlo con palabras", apunta.
Para renovar el visado
María se encontraba en Nairobi para renovar su visado y tenía que tomar un avión en la tarde del sábado de vuelta a Turkana, una región del interior de Kenia donde trabaja en un proyecto de cooperación con mujeres.
Nada más salir, se dirigió al aeropuerto de Nairobi a coger un vuelo que le llevaría de vuelta a Turkana. "Todavía me cuesta un poco asimilar lo que he vivido y me emociono cuando hablo, pero por otro lado me siento muy afortunada y con mucha vitalidad porque he tenido la suerte de vivir eso y poder contarlo. En realidad, no puedo pedir más", opina. La joven lleva tres meses en Kenia y espera permanecer en el país durante un año.
Admite que, tras el asalto, ha cambiado su percepción del país, si bien asegura que su vida en Kenia es "muy agradable" y está muy satisfecha con su trabajo allí.
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