19 octubre 2016
Paul Ríos: “ETA es a
día de hoy un anacronismo”
El impulsor de la Conferencia de paz de
San Sebastián, que precedió el cese de la banda en 2011, analiza el escenario vasco cinco
años después
Paul Ríos (Getxo, 1974) estaba la tarde del 20 de octubre de
2011 en las oficinas de Lokarri, en el centro de Bilbao.
Esperaba la noticia. La plataforma por la paz había recibido rumores fiables
que decían que esa misma tarde ETA podía
anunciar el cese definitivo de la violencia.
Poco antes de las siete, se produjo. Fue el colofón a meses de trabajo que
dieron forma a la Conferencia de Paz de San Sebastián, que tres días
antes había exigido a ETA su final. Ríos, coordinador general de la asociación
pacifista, fue su principal impulsor.
-¿Cómo fue aquel momento del anuncio del cese?
-Es algo con lo que sueñas y te
parece utópico. Pensé en aquellos primeros movimientos por la paz de 1989 en
los que empecé a participar o en cuando Elkarri (precursora de Lokarri) se puso
en marcha en 1992. Sentí mucha felicidad porque no ya no iba a haber más
víctimas pero también frustración porque era algo que se tenía que haber
conseguido antes, ahorrándonos sufrimiento y muertes.
-¿Qué recuerda de la Conferencia de Paz?
-Fueron días muy intensos. Sentía
la responsabilidad de organizar un evento de tal calibre y luego tenía la
sensación de que estábamos haciendo una aportación importante que podía llevar
al cese de ETA. A nivel personal fue un gran regalo el poder participar en ello
de manera directa.
-¿Esperaba el anuncio del cese de ETA antes de la Conferencia ?
-No se sabía cuánto iba a tardar
pero por la información que manejábamos se veía que ese final podía estar muy
cerca y que la conferencia podía ser un momento determinante para acelerarlo.
-El evento fue, sin embargo, muy controvertido y, de hecho, ni PP
ni el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero,
asistieron.
-Hubo críticas, fundamentalmente de
algunos medios de comunicación españoles. Los vascos sin embargo tuvieron un
comportamiento ejemplar. Personalmente intenté hacer un ejercicio de
abstracción porque estas cosas se hacen por las personas que tienen buena
voluntad y a aquellos que no la tienen no les va a dejar satisfechos nada de lo
que hagas.
-¿Qué ha cambiado en estos cinco años?
-No se ve tanto pero es
fundamental: ya no hay atentado, víctimas ni personas amenazadas que deben
llevar escolta. A nivel social la situación se ha normalizado mucho, ya no hay
tanta tensión política. Poco a poco en muchas localidades se están llevando a
cabo iniciativas para superar la brecha creada estos años.
-El tema hasta se percibe a veces lejano.
-Para una parte muy importante de
la ciudadanía ha quedado relegado, lo cual por un lado no es malo, porque
demuestra que la violencia es una cosa del pasado, pero por otro, es importante
tenerlo presente y dejar bien encaminado el cierre. Cuanto mejor se haga esto,
menos problemas tendrán las siguientes generaciones. Han pasado cinco años y
ETA aún no ha anunciado su final definitivo.
-¿Queda mucho?
-ETA está esperando continuamente a
lo que haga o deje de hacer el Gobierno y eso es un error. Debe mirar a lo que
la sociedad vasca necesita. Igual que la violencia es una cosa del pasado, ETA
es a día de hoy un anacronismo, una cuestión del pasado que sólo aporta más
distorsión. Tiene que hacer una reflexión y, si no puede llevar a cabo un
proceso de desarme con el Gobierno, debe hacerlo con la sociedad vasca. Es el
momento de que sus siglas desaparezcan y de cerrar esa etapa de la historia.
-¿Cuál ha sido la postura del Gobierno durante todo este tiempo?
-Ha mirado lo que hacía o dejaba de
hacer ETA y ha ignorado las peticiones de la sociedad vasca. Puedo entender que
en su momento no me hiciera caso a mí, representante de una plataforma muy
humilde, pero es que ni ha contestado a las peticiones del Gobierno vasco. No es
que diga ‘no’, es que ni ha respondido. Esto transmite la sensación de que los
ciudadanos vascos somos ciudadanos de segunda para el Gobierno de España. En un
momento tan importante simplemente nos ha ignorado, no nos ha ayudado.
-¿Qué le falta a la izquierda abertzale?
-Deben seguir haciendo política de
forma normalizada y también trabajando en una cultura interna para que mediante
la reflexión se den cuenta de que hay actuaciones que pueden ser dolorosas,
como el homenajear a un preso de ETA cuando sale de prisión. También sería
conveniente un ejercicio de autocrítica más intenso con respecto al pasado de
lo que ha sido hasta ahora. Sería bueno que no sólo ellos, sino también el
conjunto de la ciudadanía hiciésemos ese trabajo.
-¿En qué sentido?
-Por una parte ha sido heroico cómo
la sociedad vasca se ha movilizado por la paz durante estos años, intentando
sobre todo que no se produjera una ruptura social como la que se dio en Irlanda
del Norte. Pero también hay que reconocer que hemos actuado como puertos: hemos
sido muy exigentes con las violaciones de derechos humanos padecidas por los
“nuestros” y hemos permanecido impasibles ante lo que sufrían los que
considerábamos “rivales”. Hay que revisar nuestras actitudes en el pasado para
dejar claro que nada de esto se va a repetir en el futuro.
Opinión:
Tras 29 años dedicados (y lo que queda ante la inoperancia y
la ineptitud de cierta gente) a la asistencia dirigida a víctimas del
terrorismo, he tenido contacto con cientos de personas no pertenecientes al
mundo de víctimas del terrorismo, la mayoría miembros de entidades y colectivos
diversos. Como todo en la vida, he encontrado gente excelente y gentuza
deplorable.
En el caso de Paul Rios la relación fue cordial desde el
principio y ha sido un honor colaborar en los proyectos que ha coordinado junto
a su equipo para llegar al momento actual: mañana se cumplen cinco años sin
atentados de la banda terrorista ETA, cinco años desde que la banda reconoció
su derrota.
Con Paul hemos coincidido en casi todo. Y digo “casi”
porque también hemos tenido diferencias de criterio en alguna ocasión pero manteníamos
el mismo objetivo: que ETA no causara más sufrimiento.
Y junto a la inmensa mayoría de víctimas y con la
colaboración de una inmensa mayoría de la sociedad, se ha conseguido.
Y ahora, a seguir trabajando.
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