19 octubre 2016
Baltasar Garzón:
"No puedo comprender ni aceptar que se vote al PP"
"Que Pablo Iglesias se refiriese al GAL no es malo
pero le faltó decir que sí hubo respuesta por parte de la justicia", afirma
Las memorias de Baltasar Garzón (Torres, Jaén, 1955) son un
repaso a la historia reciente de España. Son también una aproximación a lo que
define como un calvario particular cuyo origen sitúa en la investigación de los
GAL y cuyo último episodio es su inhabilitación como juez a raíz de sus
pesquisas sobre el caso Gürtel.
--En el capítulo dedicado a los GAL se pregunta si el lector se
acuerda de ese "desastre". Habrá jóvenes que tal vez se hayan
interesado tras la referencia que hizo Pablo Iglesias en el Congreso. ¿Qué
pensó cuando le escuchó hablar de la cal viva?
--Para mí
siempre está presente que la defensa del Estado de derecho hay que hacerla
desde la legalidad y no tengo ninguna duda de que Pedro Sánchez, que es quien
estaba en ese momento, está totalmente comprometido con la legalidad. Creo que
la referencia histórica no es mala, pero faltó decir que sí hubo respuesta
desde la justicia. Contra toda voluntad política, los GAL se investigaron.
--En distintos casos, por ejemplo en el de Sogecable, habla de la
fabricación de informes falsos. En ese caso en concreto, para buscar «mierda»
sobre usted. Eso era a mediados de los 90, pero ahora con el llamado
Fernándezgate las víctimas han sido políticos independentistas. ¿Es una
práctica habitual?
--Es una
práctica al amparo de una malvada visión de la razón de Estado. Esta debe ser
la razón democrática, la de los ciudadanos y su protección. Desde luego no se
les protege buscando suciedad, buscando de forma ilícita ámbitos que después se
utilizan de forma espúrea para forzar situaciones. Quien hace eso está
quebrantado el Estado de derecho y contribuyendo a generar desconfianza hacia
las instituciones.
--En Catalunya se le recuerda por la operación Garzón. Usted
defiende que las detenciones de miembros de Terra Lliure antes de los Juegos
Olímpicos se hicieron con absoluto rigor. Pero aún hoy existe la sospecha de
que el objetivo era evitar cualquier incidente durante su celebración y,
además, después, se condenó al Estado español por no haber investigado las
torturas.
--El
Tribunal Europeo de Derechos Humanos dice que no hubo torturas. Punto primero.
Segundo: No hubo celo suficiente en las investigaciones. Clarísimo. Lo que digo
es que no soy yo. Durante años, muchas personas vinculadas a Terra Lliure y
algunos medios atacaban con ‘Garzón, Garzón torturador, no investiga...’ No,
mire, a mí no me correspondía. Lo que sí hice fue tomar esas declaraciones,
recoger toda y cada una de las afirmaciones y pedir a los médicos forenses que
redactasen un dictamen. Me dijeron que no había signos aparentes y en ese
momento, ahí, terminaba la competencia respecto de las torturas. ¿En España ha
habido lexitud? Sí. Pero también es muy mala la manipulación y focalizar en una
persona lo que no es así. En cuanto al hecho en sí de las detenciones había
motivos más que suficientes para actuar porque era inminente la producción de
atentados.
--Su visita a Barcelona ha coincidido con la polémica desatada por
la instalación de la estatua decapitada de Franco. Hay quien considera que se
trata de una provocación.
--Creo que
lo que se ha pretendido con la exposición es confrontar el fascismo frente a la
democracia. Si ha generado un debate y si hay víctimas del franquismo que se
han sentido ofendidas, amerita una explicación constructiva. La alcaldesa tiene
una línea muy definida de defensa de la memoria histórica y de compromiso
antifranquista. A veces se hacen cosas de buena voluntad que no son totalmente
comprendidas. Ahí es donde el político debe contribuir a esclarecer esa duda.
--El periodista José Martí Gómez describe a los imputados por la Gürtel como atracadores de
moqueta. ¿Le parece una buen descripción?
--Todo lo
que diga José Martí me parece bien dicho. No tengo autoridad para discrepar de
él. Me parece una definición periodística acertadísima. A lo mejor añadiría ‘o
de salón’ porque es en los salones donde se cocía esto.
-'Gürtel', Púnica, Taula… pero el PP gana las elecciones.
--Esa es
una de las grandes contradicciones sobre las que algún día tendremos que
reflexionar en España. Yo no las puedo comprender ni las puedo aceptar. Respeto
que cada uno vote a quien quiera votar pero eso no quiere decir que sea
correcto. No es correcto votar a quien no es transparente, a quien no favorece
un gobierno limpio, decente.
--Relata una conversación con Felipe González en abril del 94 y
llega a la conclusión de que nunca se luchó en serio contra la corrupción en su
partido y en el Gobierno. ¿Es lo mismo que le pasa ahora a Rajoy?
--Es la
carta que le dirijo a Felipe el 18 de abril de 1994 en la que le presento la
dimisión y le digo que no estamos asumiendo nuestro compromiso de lucha contra
la corrupción y no lo hemos explicado a la gente.
--¿Pero Rajoy actúa ahora como lo hizo entonces González?
--Yo no le
he escrito a Rajoy. Pienso que pasa más tiempo defendiéndose y viéndolas venir
que tomando decisiones. Considero que si una persona ha sido citada y
recontracitada debería ofrecerse al tribunal para explicarse.
--En su libro aparecen referencias a muchos políticos. Sorprende
la dureza con la que habla del que fue ministro del Interior y Justicia, Juan
Alberto Belloch. ¿Era tan cínico como usted lo retrata?
--Yo he
tratado de reflejar lo que viví. No tengo ninguna animadversión contra él. No
somos amigos aunque me abrazó cuando ganamos las elecciones. Yo he procurado
ajustarme a los hechos. Lo que hizo Paesa y lo que hizo cada uno. Yo lo viví en
primera persona. Yo he estado investigando los papeles de Laos, los papeles del
Cesid, el GAL... No olvide que se creó un grupo para acabar conmigo. Años
después cada uno de esos partícipes vino a verme y me dijo ‘no fui yo’, ‘no
quise’, ‘me ordenaron’. Bueno, esta es la vida.
Opinión:
Vaya por delante que no publico esta entrevista por las
cuestiones políticas que en ella se mencionan. Solo me referiré a la temática del
sector en el que habla de Terra Lliure. Todavía hay quien se pregunta las
razones para las detenciones que se llevaron a cabo en aquella época y en la
entrevista hay un detalle que queda en el olvido. Terra Lliure había anunciado su
autodisolución en verano de 1991 pero un “pequeño grupo de activistas” habían
continuado la colocación de artefactos
explosivos. El 29 de junio de 1992, tres semanas antes de la inauguración de
los Juegos Olímpicos, fueron detenidas varias personas tras colocar tres bombas
en dos sedes de Banesto y un comercio en Girona y Barcelona. Y no se podía
olvidar que un mes antes, el 25 de mayo, habían colocado otro artefacto ante la
oficina del INEM de Horta con el resultado de quince ciudadanos heridos.
Los detenidos fueron Fernando Ruiz en Vic, David Martinez,
Esteve Comelles, Teresa Mas y Jordi Bardina en Manresa, Joan Rocamora en
Barcelona y Josep Musté en Olot.
Los dos últimos fueron condenados por el atentado en el
INEM de Horta a 70 años de prisión pero sólo cumplieron tres siendo indultados
para conseguir “la normalización de la
vida social en Cataluña”. Increíble pero cierto.
El Juez Baltasar Garzón dirigió la captura de los
terroristas que continuaban colocando bombas y seguramente aquella operación
evitó más heridos o incluso víctimas mortales. ¿No fue suficiente razón para
realizar tales detenciones?
Y si los Juegos Olímpicos transcurrieron con total
normalidad y fueron un rotundo éxito, mejor que mejor.
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