10 abril 2019
El infierno de El Descanso: así
fueron los primeros asesinatos (sin resolver) de la yihad en España en 1985
El viernes se cumplen 29 años del primer atentado islámico
en el país, en un restaurante de Torrejón. Murieron 18 personas, todas
españolas, y 85 resultaron heridas
«Reclamamos la
responsabilidad de la operación que ha sido llevada a cabo en Madrid. Ha sido
efectuada por el grupo de la mártir Abu Zeinab», advertía la voz mediante una
llamada telefónica a una agencia de noticias de Beirut. El terrorista anónimo
informaba de la autoría del considerado primera etantdao islámico con muertos de
la historia de España: 18 muertos
y 82 heridos como consecuencia de una bomba que hacía explosión en un
restaurante situado junto a la base aérea estadounidense de Torrejón de Ardoz,
llamado El Descanso.
El ataque se produjo el 12 de abril de 1985 a la dos de la
madrugada, después de que «un joven que fingía aguardar mesa, entrara con una
bolsa en los servicios, donde pudo activar el explosivo. Al salir lo dejó
debajo de la barra, junto a la puerta de los lavabos», señalaron a ABC algunos
testigos presenciales. En la misma llamada anónima se señalaban las razones de
aquella matanza que, hasta el día de hoy, sigue siendo el tercer atentado con
mayor número de víctimas mortales del país, después del 11-M en la estación de
Atocha y el perpetrado por ETA en el Hipercor de Barcelona, en 1987: «Este es
el comienzo de nuestras acciones fuera del Líbano, hasta que el último soldado
israelí haya abandonado ese territorio. Esta matanza que hemos llevado a cabo
es una represalia por las realizadas en la zona de Bir Al-Abed».
Efectivamente, cinco años antes el sur
del Líbano había sido invadido por Israel para expulsar a las guerrillas de la Organización para la Liberación de Palestina
(OLP) dirigidas por Yaser Arafat.
A pesar del acuerdo alcanzado entre ambos países para que los israelíes
retiraran a sus tropas, en mayo de 1983, esto no ocurrió hasta bien entrado
1985. La salida, además, se produjo progresivamente y dejando una llamada «zona
de seguridad» de más de 850
kilómetros cuadrados. Algo inaceptable para el grupo
terrorista que atentó contra el restaurante de Torrejón.
La «gran olvidada»
Las víctimas siempre han considerado
que aquella masacre ha sido la «gran olvidada» de España, tal y como señalaba a
EFE la presidenta de la
Asociación 11
M Afectados de Terrorismo, Pilar Manjón, en 2015. Y eso que dicha
asociación consiguió abrir el sumario de un caso que ya había prescrito sin que
los culpables fueran condenados. Al principio se recibieron llamadas en nombre
de ETA reivindicando su autoría, pero enseguida fueron descartadas ante la
posibilidad de que hubiera sido el Grapo o algún grupo contrario a la entrada
de España en la OTAN. Pero ,
al final, el balance de víctimas fue lo único que quedó claro hasta hoy. Las
dudas y las diversas hipótesis que se barajaron en la investigación, tanto en
la autoría como en el móvil de la acción e, incluso, en el tipo de explosivo
utilizado por los terroristas (cloratita, pentrita o trinitrotolueno), han
quedado sin resolver.
La venganza de los terroristas
islámicos quedó fue archivada provisionalmente el 9 de marzo de 1987 por falta
de pruebas. En el sumario, que contaba únicamente con seis tomos, tan sólo
figuraba la reivindicación hecha en su día por el grupo chií radical «Yihad
Islámica», que en aquella época ya realizaba gran cantidad de atentados con
víctimas mortales en otros puntos del planeta. Esta organización reivindicó la
acción como una represalia por la explosión de un coche bomba que había acabado
con la vida de 92 personas en Beirut.
Hasta 1971, los atentados relacionados
con el terrorismo islamismo era algo inédito en España. Nadie se podía imaginar
ataques devastadores como el de El Descanso ni, mucho menos, como el del 11-M.
No fue hasta el 24 de agosto de aquel año, después de que un avión de la
compañía jordana Alia aparcado en la estación de Barajas explotara, cuando las
autoridades comenzaron a hacerse una idea. Una primera acción en la que nadie
resultó herido ni los daños materiales se consideraron de importancia. En los
años 80 se produjeron varios con el objetivo de acabar con la vida de
musulmantes relevantes que practicaban una política contraria a los valores
marcados por el islamismo radical. Un año antes de la bomba en Torrejón, por
ejemplo, la «Yihad Islámica» ya intentó asesinar a Khalid Almarzook, el
propietario del periódico kuwaití «Al Anbaa» que residía en Marbella. Un
desconocido empezó a disparar con una ametralladora a su vehículo. El
empresario salió ileso y el conductor murió.
«Las puertas salieron volando»
Fue a partir del atentado de El Descanso
cuando el islamismo radical comenzó a centrar sus objetivos en los españoles,
ya que según este tipo de colectivos existe la creencia de que deben librar a Al-Andalus del «cautiverio
español». Así contó su experiencia a ABC uno de los camareros del restaurante
de Torrejón de Ardoz a quien tuvieron que sacar inconsciente por un agujero
hecho en la pared. «Me encontraba en la barra cuando en un momento dado sentí
como una pequeña vibración. No le di importancia, aunque inmediatamente después
hubo un fogonazo. Aquello, lo que fuera, reventó y las puertas de los servicios
salieron volando por los aires hacia mí. Una lluvia de cascotes y vigas se
desplomó desde el techo y los muros hacia nosotros».
Durante un tiempo, las especulaciones
sobre la autoría fueron varias. Desde un grupo anti-OTAN conocido como Células
Comunistas Combatientes hasta el Frente Popular de Liberación de Palestina, tal
y como dijo el Mossad. También se apuntó a la participación del traficante de
armas sirio Monzer Al Kassar en la preparación del atentado, pero todo fueron
palos de ciego. La investigación dio un giró posteriormente, cuando el caso ya
se había archivado provisionalmente, cuando un testigo protegido identificó en
la prensa al español de origen sirio Mustafá Setmarian
Nasar como el hombre que pudo
perpetrar la matanza, pero tampoco. Y cuando el caso se retomó a principios de
los 90, con motivo de otras investigaciones sobre terrorismo islamista, los
nuevos interrogatorios no aportaron nada nuevo.
«Después, cuando me he enterado de
otros atentados, la cabeza parece que me va a estallar. Luego siempre paso dos
semanas muy fastidiadas», contaba a ABC en 2005 un antiguo camarero de El
Descanso, Vicente González. Ese mismo año, el juez de la Audiencia Nacional
Ismael Moreno ordenó reabrir la causa en noviembre de 2005, mientras se seguía
buscando a Setmarian. Baltasar Garzón ya había dictado antes una orden
internacional de busca y captura contra él, por su presunta implicación en los
atentados del 11-S y del 11-M. Hasta el momento se desconoce el paradero de
Setmarian, un español de origen sirio que vivió doce años en España, se casó
con una española y tuvo hijos en nuestro país.
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