31 marzo 2019 (12.03.19)
'Cherid': un sicario
de las cloacas del Estado en la intimidad
La lucha contra ETA generó algunos de los episodios más
sucios de la transición. El Batallón Vasco Español, la Triple A , el GAL, los
Guerrilleros de Cristo Rey y otros grupos parapoliciales fueron autores de
asesinatos, intimidaciones, errores notables...
Ahora El Garaje Ediciones publica un documento excepcional: Cherid. Un sicario en las cloacas del Estado. Se trata de la biografía de Jean-Pierre Cherid,
uno de los hombres más oscuros de los GAL. Lo ha escrito la periodista Ana María Pascual,
con la colaboración de Teresa
Rilo, la viuda de Cherid, que ha sacado a la luz los secretos
más inconfesables de su marido.
El especialista
Cherid (1940-1984) ya había formado parte de los
terroríficos paracaidistas y de los escuadrones de la muerte franceses durante la Guerra de Liberación
Nacional argelina. Al fin del conflicto combinó la actividad terrorista contra
el régimen del general De Gaulle con la delincuencia común.
Fue encarcelado en Francia, pero tras huir (matando a un gendarme a la
escapada), se refugió en el Alicante franquista (uno de los feudos de la
organización terrorista ultraderechista francesa OAS). Allí, en principio, se
dedicó a la delincuencia común (incluso se sospecha su implicación en el robo
de un camión de transporte de caudales) pero mantuvo sus vínculos con redes de
extrema derecha. Combatió en la guerra de secesión de Biafra, en Nigeria,
a finales de los años 1970, y al retornar al Estado español se instaló en
Euskadi, donde conoció a Teresa Rilo. Aunque formalmente todavía estaba casado,
no dijo nada de eso a la chica y empezó a salir con ella. En 1976 ya empezó a
colaborar con las cloacas del Estado español: estuvo presente en los incidentes
de Montejurra, entre facciones carlistas, celebró con terroristas de
ultraderecha la ley de amnistía de 1977, dio apoyo con armas al 23-F... Y fue a
más: parece ser que fue el responsable del atentado contra Argala, el
responsable de la voladura del coche de Carrero Blanco; y mató, en Venezuela, a
dos activistas vascos... En total, habría participado en un mínimo de seis
asesinatos de nacionalistas vascos. Mientras tanto, seguía trabajando para la Internacional Negra ,
con intervenciones en América Latina.
Las conexiones
Teresa Rilo sabe muy bien quiénes eran los amigos de
Cherid, los que les visitaban en casa, los que compartían salidas con ellos...
Muchos de ellos formaban parte de las fuerzas de seguridad del Estado y se
hicieron famosos por la práctica de torturas, por sus conexiones con
la extrema derecha y por su vinculación con la guerra sucia contra
ETA: Roberto Conesa, Billy el Niño, Manuel Ballesteros... Otros amigos eran
terroristas de extrema derecha, como Stefano Delle Chiaie, Yves Guillou,
Mariano Sánchez-Covisa... Muchos fueron detenidos en alguna ocasión, pero
fueron liberados gracias a sus conexiones con el poder. En realidad, Cherid se
dejó en una piscina un bolso con una pistola y documentación falsa que lo
incriminaban, pero no fue perseguido porque intervino la policía para
salvarlo. Esta pistola, como otras que fueron intervenidas a terroristas
ultraderechistas, salían también de los arsenales de la policía. En realiadd,
el torturador Billy el Niño era el avalador de Cherid en caso de problemas
con la policía.
La dimensión
internacional
A menudo cuándo se hace historia del franquismo y de la
transición, se olvida su dimensión internacional. Este es un libro que nos
obliga a replantearla. No se puede entender la acción de la extrema derecha
española sin tener en cuenta sus redes internacionales. Cherid era un pied
noir (ex colono de
Argelia) que había sodo miembro de l'OAS, el grupo terrorista que combatía en
Francia al general De Gaulle por haber facilitado la independencia de la
colonia. Las relaciones entre Franco y la OAS eran muy estrechas; de hecho, los
terroristas prepararon un atentado contra De Gaulle en Vallfogona de Riucorb,
en la Conca de
Barberà. Los militares franceses de Argelia (y no sólo los de la OAS ) tuvieron estrechos
contactos con las dictaduras latinoamericanas: fueron ellos los que les
enseñaron las técnicas de guerra sucia para luchar contra la
"subversión" (desde el uso de pilas eléctricas para torturas hasta
hacer "desaparecer a la gente" para extender el terror). La red
Gladio de la
Comunidad Económica Europea daba apoyo a los grupos
parapoliciales que se dedicaban a la guerra sucia contra el comunismo.
Y la policía franquista suministraba armas y documentación a los terroristas
ultras que actuaban en otros países europeos. El mismo Cherid luchó, también,
como mercenario en Biafra. Y si bien él no llegó a ir a defender la Sudáfrica del apartheid,
sí que lo hicieron algunos de sus compañeros de armas.
El extraño fin
Un día de 1984 Cherid instaló un coche bomba en Biarritz,
pensando al hacerlo reventar al paso de algunos nacionalistas vascos. El coche
finalmente no fue utilizado y Cherid recibió la orden de retirarlo. Cuando fue
a abrir su puerta, el vehículo estalló. Su viuda está segura de que alguien,
desde las cloacas del Estado, había preparado la explosión para acabar con un
testigo incómodo. Lo cierto es que ninguno de los dirigentes del GAL
reconoció haber dado la orden a Cherid de retirar el vehículo. Teresa Rilo
explica que tras la muerte de su marido se presentaron dos guardias civiles de
paisano en su casa, se llevaron todos los documentos que tenía Cherid y
retiraron de la caja de una persiana unos paquetes de explosivos.
Testigo incómodo
Ana María Pascual escribe algunos de los capítulos en
tercera persona, ofreciendo documentación sobre el tema, y otros capítulos
en primera persona, expresando las vivencias de Rilo (a veces,
incluso, con algunos excesos literarios). La colaboración de la periodista
Ana María Pascual con Teresa Rilo, la viuda del terrorista, es uno de los
grandes valores del libro, pero al mismo tiempo es una de sus grandes
limitaciones. Por una parte, Rilo nos permite hacer una fascinante aproximación
al personaje, en la que se hace patente la banalidad del mal. Cherid es un
amante delicado y un padre atento, pero al mismo tiempo es un criminal que
pertenece a las más turbias estructuras parapoliciales. Por otra parte, no sabemos
exactamente qué sabía Teresa Rilo; suministra muchos datos, pero por otra parte
asegura que su marido le decía que "cuanto menos sepas, mejor". Sin
duda, Cherid, era un experto manipulador, que engañó con frecuencia a su mujer.
En muchas ocasiones queda claro que los mercenarios usaban a las mujeres como
elementos decorativos, como la misma Rilo reconoce. Pero sin duda, como esposa
de un mercenario, sabía muchas cosas; incluso sabía que Cherid había
traicionado a su primo, que más tarde sería salvajemente torturado por
Billy el Niño. Su posición con respecto a la "profesión" de su marido
era bastante ambigua: afirma que no quería que hiciera nada ilegal, pero
mantenía excelentes relaciones con muchas personas que se sabía perfectamente
que habían cometido ilegalidades. En realidad, Rilo sentía que
debía tener vínculos de fidelidad con los que se dedican a la guerra
sucia los compañeros de su marido. Aunque a veces no queda nada claro si
los miembros de estos grupos, que actuaban de forma puramente mafiosa, la
ayudaban o la vigilaban. Ahora, en 2019, Teresa Rilo ve las cosas de forma
diferente, con mucha más madurez: "Si hacemos distinciones entre los
muertos, entre las víctimas de aquellos abyectos episodios de nuestra historia
como fueron el terrorismo de Estado y el terrorismo de ETA, nos
convertiremos en cómplices morales de los asesinos".
Necesario retorno al
pasado
"No hay pruebas y nunca las habrá", afirmó
con cinismo Felipe González cuando se le acusaba haber dirigido al GAL. En
realidad, cuando su ex ministro de Interior, José Barrionuevo, y su ex
secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera, entraron en prisión, en 1998,
González y la plana mayor del PSOE fueron a abrazarlos a la puerta de
la prisión. Desde entonces el Estado se ha afanado al esconder estos hechos.
Barrionueva y Vera fueron indultados poco después. Buena parte de los crímenes
de los GAL y de las otras organizaciones parapoliciales quedaron sin resolverse
por la pasividad de las fuerzas de seguridad del Estado. La documentación
sobre el tema se mantiene clasificada (los archivos españoles están cerrados a
los investigadores en muchas materias sensibles). Pero Ana María Pascual nos
demuestra, con esta magnífica investigación que se pueden sacar estos temas a
la luz. Hacen falta mucha dedicación y mucho esfuerzo. Pero se puede. Y se
pueden obtener resultados magníficos, como en Cherid.
Opinión:
Una sección de este blog que aparece de vez en cuando es la relacionada con la presentación de libros que, humildemente, considero deben ser recomendados. Recupero la sección porque cuando hablamos de terrorismo, debemos aceptar que no solo
existe el terrorismo que algunos relacionan con las ideologías nacionalistas de
un signo determinado, independentistas o libertarias… también existió (¿o aún
existe?) un terrorismo que podría denominarse de ideología nacionalista de ámbito
contrario o unionista…
Hay que leer todo para tener criterio propio.
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