07 septiembre 2020
¿ESTAMOS TOCANDO FONDO?
La cara B del cuento estuvo silenciada eso sí. Conllevó la
muerte por violencia política de origen estatal de centenares de personas.
Víctimas ocultas, no oficiales, víctimas que no constan en ningún órgano
institucional que las reconozca como tales.
Historiadores como Sophie Baby o Xavier Casals así lo han
estudiado, investigado y puesto en contexto sin ideología que subjetive la
hipótesis de que las víctimas mortales, heridos y torturados fueron lo que
fueron: víctimas de la violencia de origen estatal. Y que la violencia, el
miedo, las cloacas del Estado y el chantaje fueron elementos tan determinantes
como lo fue el abrazo del oso de las Cortes al Partido Comunista de España en
la consecución de la democracia. Estas víctimas no constan en ningún registro
oficial. Ni siquiera en ciertas asociaciones de víctimas de terrorismo. Están
en un limbo. Como todas aquellas que permanecen en fosas y cunetas a cuenta de
la represión franquista.
De aquellos barros estos lodos y es que la tradición o
manía por ocultar la mierda debajo de la alfombra tiene continuación. Pongamos
que hablamos de las asociaciones que quieren llegar hasta el final de las
investigaciones de dicha violencia estatal: directamente, son ignoradas. La
última prueba son las trabas a constituir y aprobar una comisión de
investigación efectiva y real de los atentados de agosto de 2017 en Catalunya.
De ello, Roberto Manrique, víctima del atentado de Hipercor y asesor de las
víctimas de agosto de 2017, puede hablar y mucho. Pero no le dejan. Se topa con
lo mismo de siempre. Él y un equipo de profesionales, desde la Unidad de Atención y
Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT) ayudan a víctimas que si actuaran
solas saben que ciertas barreras administrativas simplemente, no se abrirían.
Como la Asociación
para la Recuperación
de la Memoria
Histórica : el pasado 31 de agosto denunció que TVE ignoró
completamente a las víctimas del franquismo en el Día Internacional de las
Víctimas de Desapariciones Forzadas. Son los efectos del blindaje de la Purísima Constitución
y la Ley de
Amnistía de 1977. Y producto de esa cultura de tapar la mierda de las cloacas
del Estado pues tampoco no ha lugar a comisiones de la verdad de los atentados
de agosto de 2017, no ha lugar a abrir fosas, no ha lugar a identificar la fosa
donde yacen los restos de Federico García Lorca. No ha lugar a cualquier
elemento que contravenga al Régimen del 78. Con la ley se puede llegar lejos.
Pero con la ley y una pistola mucho más, como diría Robert de Niro en “The
Untouchables”.
La fuerza de este mito y fabulación denota una fuerza
descomunal. Dieron lugar a un idilio. El idilio de todos los españoles bajo una
única bandera, una única patria cuyo motor del consenso y el diálogo ha
sostenido por un tiempo una mentira. La mentira ha tenido por altavoces medios
de comunicación obedientes que obviaron asesinatos, operaciones de bandera
blanca y miraban para otro lado cuando los heraldos y guardianes de la unidad
de España y su Transición “pacífica” veían una amenaza para su status. El
status de quienes cambiaron de régimen pero seguían asegurándose sus privilegios.
Un simple cambio de cromos en el mercat de Sant Antoni. Diferentes cromos. Pero
mismo álbum.
Mito, fábula e idilio. Una gran fábrica siderúrgica. Con
una bonita fachada. Y mejor semántica. A la que se le empiezan a caer las
chapas. Oxidadas. Ahora quieren aplicar minio de plomo para evitar la
propagación de óxido. Pero es tarde. El plomo ya no es la solución. Plata o
plomo. A través del óxido roto y rajado que puede provocar el tétanos ya nadie
se atreve a tocarlo. Pero a través de esas rendijas oxidadas se traslucen las
tuberías del sistema, también oxidadas y podridas. El mito y la fábula se
descomponen. Y el idilio se deshace. Cuando el paro, el virus y la porra entra
por la puerta el idilio se va por la ventana.
Y es que el agua del río de Heráclito no es siempre la
misma. La corriente de los tiempos, los virus, la conciencia, la tecnología o
la perspectiva del paso del tiempo pasan como un rodillo por encima de una
receta cuyo potaje de unidad, consenso y diálogo es una olla a presión que ha explotado.
Todo ha saltado por los aires. Y el aire huele mal. Muy mal. El efecto tóxico
de guardias civiles y policías aleccionados desde la brutalidad aporreando a
civiles el 1 de Octubre de 2017 quedará para siempre en la memoria de millones
de catalanes que jamás perdonaran aquello (ni tampoco a los que desde la
equidistancia callaron ante tamaña vergüenza). La división de una sociedad se
establece primero por los efectos directos de quien ejerce la violencia física
(primero de antropología). Y de porras en Catalunya los demócratas que son
legión saben mucho. Y no olvidan. En San Fermín tampoco. O en Vitoria. O el
movimiento libertario, cuyo doctorado en persecución política está todavía por
escribir.
Existen miles de víctimas y de familiares esperando explicación
de la violencia de Estado. Y…Martín Villa ¿tuvo algo que ver en todo aquello?
Vitoria 76, San Fermín 78, Caso Scala 78. Políticamente era responsable de la
actuación de una policía que todavía no había sido depurada (de hecho nunca lo
fue). Tiene una oportunidad ante la juez Servini. Podrá explicarse. Cosa que no
le han permitido hasta ahora, al menos en la justicia española. Porque a la
justicia se le presupone que testigos, acusados, implicados, investigados
hablen y se expliquen con total libertad. Y el rey emérito ¿de qué huye? ¿Habrá
detectado que la tubería principal del Régimen del 78 padece de un aneurisma a
punto de reventar? ¿O ya no tiene el apoyo de sus entrañables colegas los
jeques árabes?
El Rey, símbolo y héroe de la Transición y uno de los
CEO’s de aquella empresa fue Martín Villa. Ambos, están en el ojo del huracán.
Cuestionados. Vigilados. Aunque arropados por sus secuaces, partidos políticos,
expresidentes o exsindicalistas. Aunque la justicia haya gripado. Y la economía
esté a punto de hacerlo. Todo pende de un hilo. Dos de los principales
personajes de aquel relato se les pide ahora que no se leyeron bien el guión.
Pero…¿qué guión? ¿Hubo guionista? ¿Quién los ha sacado del guión? ¿Y de qué iba
el guión? ¿De una serie? ¿O sólo de una de las sus temporadas? ¿O de algún
capítulo?
El caso es que a los dos no los veo en su papel. Ahora
obran diferente como hacían tiempo atrás. El Saturno de la Historia los ha puesto a
los pies de los caballos. Ahora Rey y Martín Villa actúan motivados por la
reacción. Acción-Reacción. Actúan a contrapié, aparentemente. Y el resto de
mortales hemos vivido hasta ahora acunados en los brazos del Morfeo de la Transición que tan
dulcemente nos tarareaba la nana del consenso (duérmete obrero duérmete ya, que
viene el coco y te comerá). Ahora hemos descubierto que la nana era una cinta
de casete regrabada que se nos ha liado por culpa de un virus y unas urnas que
ni estaban ni se las esperaban. Una cinta que parecía atada y bien atada. Pero
no. Se ha desatado. Que le hemos dado la vuelta a la cinta y ahora suena al
revés. Y lo que suena es más temible que escuchar una canción de Black Sabbath
al revés
Toda serie llega a
su fin. Y alargar como un chicle una serie tiene sus inconvenientes. ¿Cómo
acabará? Una pista: las reacciones sobre el cartel de la serie “Patria” de HBO
nos da la clave sobre el problema social que tenemos herencia de la Transición. Las
víctimas del franquismo, del terrorismo, de las cloacas del Estado y en general
de la violencia de corte político trascienden cualquier debate identitario,
político o ideológico. Merecen un respeto.
Y en ello la transparencia, la solidaridad, el "Las
reacciones sobre el cartel de «Patria» de la HBO nos da la clave sobre el problema social que
tenemos herencia de la
Transición " Bio Últimas entradas humanismo y la
democracia han de ser – como demuestra la Historia – los únicos elementos que las
acompañen. Sin ellos, no entendería la consolidación de un Estado de derecho
real y efectivo, al que quizás estemos más cerca de ello de lo que creamos.
Pero dejar atrás el hábito y los vicios y las estructuras inamovibles, por
simple que sea, es el cambio más difícil de todos.
Y de todo eso va este año: las antiguas estructuras se
derrumban casi sin intervención de la mano humana. La pregunta es si ¿hemos
tocado fondo?
Jesús Sánchez Tenedor Historiador. Documentalista.
Licenciado en Historia del Arte (UB) y en Documentación (UOC) Máster en
Estudios Históricos (UB). Tesina sobre "Violencia política en la Transición ". Entabla
a diario estrechas relaciones con los documentos en los archivos: cuentan cosas
que la ficción envidia. La
Historia es su ideología. Su hábitat mental es el
extrarradio. Su pasado también: Prefiere escuchar, ya que es un arma de
sabiduría masiva. El problema es que en las raras ocasiones en que habla,
arranca y no para y Fidel Castro parece un aficionado a su lado. Por eso casi
nadie le escucha y prefiere tener la razón de los locos que ser un loco de la
razón. Fascinado por la
Transición , prepara un libro sobre su gran agujero negro: el
Caso Scala.
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