29
agosto 2020
El final del trágico viaje al
corazón de la yihad de una veinteañera española
Condenan a cuatro años de cárcel a
Asia Ahmed, una joven ceutí que se casó dos veces con terroristas que luego
murieron en combate en Siria y dio a luz al primer bebé español nacido en el
Califato
Asia
tenía 20 años cuando se escapó de su casa en Ceuta para reunirse con uno de los yihadistas más sanguinarios en Siria.Su regalo de bodas fue un
cinturón de explosivos. Se convirtió en la madre del primer
bebé español nacido en el Califato de Estado Islámico. Enviudó, se casó otra
vez, volvió a enviudar, tuvo otro hijo, fue detenida por el Ejército Libre de
Siria… Esta es la historia de un trágico viaje en el que se embarcaron miles de
jóvenes de todo el mundo como ella, engañadas por la propaganda de Daesh. En su caso, ha terminado con
una condena de cuatro años de cárcel en España.
La
sentencia a la que ha tenido acceso este periódico es del pasado 20 de julio y
lleva la firma de la
Sección Tercera de la
Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.
La pena es por integración terrorista. Ni siquiera fue necesario celebrar el
juicio. Su
abogado y el
fiscal llegaron a un acuerdo de conformidad antes de empezar la vista. Asia
recibió la noticia en la prisión española en la que se encuentra en situación
preventiva desde que fue entregada por las autoridades de Turquía.
Las
fuentes penitenciarias no quieren desvelar la provincia en la que está presa
por seguridad, pero afirman a Vozpópuli que ha
pasado todo este tiempo bajo el artículo 10 de la Ley General
Penitenciaria. Esta norma se conoce en el argot penitenciario
como un “falso aislamiento” porque permite recluir en departamentos especiales
y absoluta separación del resto a los presos considerados de “peligrosidad extrema”
aunque no tengan una condena firme. Es el caso de los detenidos por
yihadismo.
Radicalización
El
viaje de Asia empieza en la soledad de su habitación, delante de una pantalla
de ordenador. La joven consume los mensajes que llegan desde Siria. La revuelta
vestida de primavera árabe que arrancó en 2011 contra el régimen del presidente
Bachar Al Asad va mutando en un avispero con cientos de grupúsculos, también
yihadistas. En ese marco emerge
con fuerza el nombre de Estado Islámico de Irak y al Sham (ISIS), que pasa de ser la marca de Al Qaeda
en la zona para ir por libre y aplicar la sharia (Ley
Islámica) en los territorios bajo su control.
Su
objetivo ya no es solo derrocar al Gobierno proiraní y chií de Siria sino
también establecer un territorio propio para el que convoca a los musulmanes de
todo el mundo, que acuden a su llamada. Según recoge la sentencia, en lo que se
refiere a las mujeres, este llamamiento “oculta en realidad una necesidad de
paliar un elevado número de combatientes extranjeros solteros, a los que
incluso se les provee de mujeres cautivas no musulmanas con las que pueden mantener relaciones
sexuales con o sin consentimiento, por decreto islámico”. Asia
iba a ser una de ellas.
A
través de Internet establece contacto con un joven marroquí llamado Mohamed
Hamdouch, aunque su nombre de guerra es Kokito de Castillejos. Debe su mote a su
lugar de nacimiento, la localidad de Castillejos (Fnideqen árabe), a solo siete kilómetros de Ceuta. En la
ciudad española era muy conocido, especialmente entre los círculos radicales de
la barriada de El Príncipe. Se trata de un yihadista especialmente sanguinario
y con ganas de notoriedad al que posa
ante la cámara con varias cabezas cortadas de militares sirios.
Primera boda con un yihadista
El
investigador y experto en movimientos yihadistas José María Gil Garre llegó a
establecer contacto con él a través de las redes sociales. Sus conversaciones
las recogió en un trabajo centrado en perfiles terroristas. Con solo 28 años, Kokito
de Castillejos amenazaba con volver a España, “pero no para
vivir, sino para conquistarla”. Lo decía como integrante de una katiba (brigada)
llamada Tariq Ibn Ziad, integrada principalmente
por españoles y marroquíes. En sus incursiones en las redes sociales, este
terrorista encontró también a la joven Asia Ahmed Mohamed y ambos se casaron telemáticamente
por poderes el 28
de marzo de 2014 “ante un tribunal islámico reconocido como tal por la
organización terrorista”.
Así
relató el propio Kokito su
boda en una de sus conversaciones meses después con el investigador Gil Garre:
“Ella ha dicho que quiere incorporarse al Estado de Sham (ISIS) ya que, gracias
a Dios, su fe era fuerte y muy firme. Como es muy honesta le he
mandado el dinero de aquí y pedí su mano para el matrimonio y aceptó.
Me he casado con ella estando todavía en Ceuta para evitar rumores ya que somos
extraños uno para con el otro. Así nos hemos casado y hablo de forma permanente
con ella y le doy dinero para la migración”, relataba.
Cuando
se casaron, aún faltaban tres meses para que el líder de Estado Islámico, Abu
Bakr Al Bagdhadi se proclamase líder de todos los musulmanes desde la mezquita
de Mosul (Irak) y estableciese un nuevo califato. En esos momentos, Daesh era
sinónimo de victoria y venganza y acciones salvajes. Sus éxitos en el campo de
batalla se acompañaban de una sofisticada propaganda de gran calidad técnica
que convenció a miles de personas. Asia emprendió la héjira (migración) al califato para reunirse con su marido y
“repoblar las tierras conquistadas”.
La héjira y traslado a Siria
Salió
el 23 de abril en coche desde Ceuta hasta Marruecos para tomar un vuelo hasta
Turquía usando una identidad falsa. Allí le estaba esperando una amiga suya de
Ceuta llamada Fátima Akil Lagmich, dos años más joven que ella y que viajó con su bebé de apenas diez
meses. Se había
casado con otro terrorista marroquí llamado Mourad Kadi. Ambas protagonizan
esta siniestra aventura. Fátima también ha sido condenada a cuatro años en la
misma sentencia. Desde territorio turco, contactos de Estado Islámico las
trasladaron a través de la porosa frontera Siria hasta la localidad de Al Bab,
en Alepo.
Segunda boda y huida
Para
cumplir con el compromiso que había adquirido con el Califato, Asia tuvo que volver a casarse con otro
marroquí llamado
Mohamed Ahatim Ouahabi Halawa. Pero este yihadista también murió en Siria el 24
de mayo de 2016 “con ocasión de un intercambio de disparos con miembros del
Ejército Libre Sirio”. A sus 22 años, Asia ya era dos veces viuda, madre de un
bebé y embarazada del segundo. Su amiga Fátima también se casó de nuevo con
otro terrorista llamado Abu Saber.
Las dos jóvenes
emprendieron la huida empujadas por la presión que llegaba desde los campos de
batalla. Las filas yihadistas de Estado Islámico acumulaban derrotas y el
proyecto de Abu Bakr Al Baghdadi se tambaleaba. Asia, Fátima, los dos niños
pequeños y el marido de la segunda se trasladaron el 31 de octubre de 2016
desde Raqqa, la capital del Califato, a la localidad de Al Bab donde habían
llegado procedentes de Turquía tan solo dos años antes.
Allí
contactaron con unos traficantes de personas que les ofrecieron llevarles a
Turquía con una identidad falsa a cambio de 1.100 dólares. Sin
embargo encontraron problemas en su escapada. A la altura de la ciudad de Azaz,
a muy pocos kilómetros de Turquía, fueron interceptadas por miembros del
Ejército Libre de Siria, que asesinaron al marido de Fátima y ellas
permanecieron 20 días retenidas. La sentencia no detalla las condiciones en las
que las tuvieron.
Finalmente
decidieron abandonarlas en territorio turco donde Asia dio a luz a su segundo
hijo el 21 de diciembre de 2016. Con todo, no fueron arrestadas por las
autoridades otomanas hasta siete meses después y enviadas en avión a España
tras dar aviso al Ministerio del Interior. Nada más llegar, ingresaron en
prisión. La sentencia a cuatro años de cárcel supone
el final del viaje de Asia al corazón del proyecto de terror que
impulsó la mayor organización terrorista de la historia.
Seis años después
Ahora
tiene 26 años y la gravedad del delito al que ha sido condenada dificultará
mucho su acceso a salidas y beneficios penitenciarios durante el año que le
queda de condena. En España, las presas que son madres pueden permanecer en el
centro penitenciario con sus hijos hasta que cumplen tres años de edad. En el
caso de sus dos hijos, ese plazo ya ha expirado. Tendrá que esperar a recuperar la
libertad para reunirse de nuevo con ellos.
El califa
Ibrahim, Abu Bakr Al Baghdadi, murió asesinado el año pasado en un ataque
de EEUU en la localidad Siria de Idlib, pegada a la frontera con Turquía. El
Estado Islámico ya no cuenta con un territorio propio, pero sus fieles se
reparten por diferentes zonas del mundo donde siguen perpetrando atentados con
el fin último de imponer la sharia en
todo el planeta.
Como
Asia y Fátima, otras mujeres españolas viajaron a Siria y otros lugares en
conflicto atraídas por las promesas de Daesh. Actualmente, las autoridades
españolas tienen constancia de 21
españoles atrapados en un campo de refugiados para familiares de yihadistas en Al Hol (Siria) en una especie de
limbo legal. Son tres mujeres, un varón y 17 menores, muchos de ellos
huérfanos.
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