21 julio 2022
Marimar Blanco: «El País Vasco necesita recordar el espíritu de Ermua y a las víctimas»
«No permitamos que los que han perdido policialmente ganen ahora el relato», reclama la hermana del edil asesinado en la presentación de una exposición en el Memorial
Marimar Blanco ha asegurado este jueves que «el País Vasco necesita recordar el espíritu de Ermua y a las víctimas». La hermana de Miguel Ángel Blanco, asesinado hace 25 años, ha pedido que «los que perdieron policialmente no ganen el relato» y ha agradecido «a todos los que se manifestaron para pedir su liberación y para denunciar el terrorismo de ETA».
La hermana de Miguel Ángel Blanco denunció que «hoy declaran en la Audiencia Nacional los capos de ETA, los responsables intelectuales del asesinato de mi hermano y Sortu organizará actos de apoyo. Habrá jóvenes, que no conocen a mi hermano ni lo que le hicieron, que les apoyen y tienen que saber que son asesinos que no se arrepienten. Decir que se reconoce el dolor causado no es condenar -dijo en alusión a EH Bildu-, es no decir nada».
Lo ha hecho en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, donde la Fundación Miguel Ángel Blanco han inaugurado la exposición 'La voz de las manos blancas'. Es una muestra fotográfica que llega a Euskadi por primera vez después de visitar Madrid y Castilla y León. La Fundación quiere hacer con ella un recorrido histórico de la lucha contra ETA, a través de imágenes, y hacer un nuevo reconocimiento a sus víctimas. Cobra en ella una especial dimensión el papel jugado por la ciudadanía y las asociaciones pacifistas que se enfrentaron a la barbarie manifestándose en las calles.
Cuando Marimar Blanco se acercó ayer al micrófono en el Memorial de Víctimas, en la inauguración de la exposición fotográfica ‘La voz de las manos blancas’, llevaba una imagen nítida en la cabeza. «A estas horas estarán en la Audiencia Nacional los autores intelectuales del secuestro y asesinato de mi hermano. Y Sortu ha organizado actos de apoyo que realmente son homenajes a esos terroristas. Y habrá jóvenes que acudan. Jóvenes que no conocen quién fue mi hermano y lo que le hicieron», lamentó.
Esa es la batalla del relato, una contienda desigual entre los que quieren pasar rápido una página incómoda y los que están condenados a vivir entre recortes de periódicos porque es lo que les queda de los suyos.
«No permitamos que los que han perdido policialmente ganen ahora el relato», pidió la hermana del concejal del PP de Ermua asesinado hace 25 años.
El acto de ayer en Vitoria sonaba a cierre tras unas semanas que han servido para volver la mirada hacia el secuestro que conmocionó España y marcó un punto de inflexión en la respuesta ciudadana al terror. «El País Vasco necesita recordar el espíritu de Ermua y a las víctimas», pidió Marimar Blanco, que aludió directamente a Bildu: «decir que se reconoce el dolor causado no es condenar, es seguir diciendo lo mismo para no decir nada».
Entre los asistentes estaba el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, el diputado general alavés, Ramiro González, el líder los populares vascos, Carlos Iturgaiz, y el de los populares alaveses, Iñaki Oyarzábal.
La exposición de la Fundación Miguel Ángel Blanco es un recorrido fotográfico que hunde sus raíces en el dolor del terrorismo y gana altura y esperanza cuando aborda la respuesta ciudadana.
Florencio Domínguez, director del Memorial, destacó que «ninguno de los secuestros anteriores tuvo la respuesta social que tuvo Blanco. En 1997 había cambiado la sociedad, no era la de los años 80. Las organizaciones cívicas, como la Asociación por la Paz que creó Cristina Cuesta o Gesto por la Paz, las pioneras, llevaban ya diez años de recorrido».
Todo eso está en la exposición. Los ojos esquivos a las cámaras de los primeros que se pintaron las manos de blanco, las primeras manifestaciones multitudinarias en aquel primer pulso ganado al miedo.
Está el entierro de Enrique Casas en 1984, con esa carga de incredulidad que dejó en muchos que ETA comenzara a asesinar antifranquistas en los albores de la Transición.
Están las primeras concentraciones de Gesto por la Paz y también las contramanifestaciones con las que respondió la izquierda abertzale. Está, tenía que estar, Hipercor, la Casa Cuartel de Zaragoza o el atentado de Vic, con ese inolvidable guardia que corre con una niña en brazos.
La primera batería
Todo está en la tercera planta del Memorial: aquel lazo azul que nació en el secuestro de Julio Iglesias Zamora, los ojos perdidos de Ortega Lara llegando a casa, la infame pintada de ‘Gora ETA’ sobre la lápida de Gregorio Ordóñez y el funeral por el periodista López de Lacalle.
Junto a las fotos, gracias a la donación de la familia, puede verse la primera batería de Miguel Ángel Blanco.
La exposición permanecerá abierta en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo hasta el 4 de septiembre. De martes a sábado, de 12 a 19 horas y los domingos de 11 a 14 horas.
«Miguel Ángel Blanco debe tener un espacio en Vitoria»
En presencia de Gorka Urtaran, el alcalde de Vitoria, Marimar Blanco no dudó en reivindicar que «mi hermano Miguel Ángel debe tener un espacio en Vitoria». Ambos charlaron un rato al terminar la inauguración de la muestra. Una conversación que se produce pocos días después de que el PNV se opusiera a dedicar una calle al concejal asesinado en Ermua, pese a que se aprobó en el pleno. Algunas fuentes confirmaron que, en privado, hablaron de lo mismo. «Esta es la ciudad donde vivieron mis padres sus últimos años», apuntó en su discurso. «Miguel Ángel puede ser un símbolo para explicar el terrorismo a los jóvenes».
Opinión:
Por alusiones, cuidadin con lo que se dice sobre el atentado en Hipercor porque si alguien tiene que hablar sobre ese atentado y sus víctimas somos, precisamente, las víctimas de ese atentado.
Y no cualquier par de impostores que se arrogan una representatividad que no tienen explicando públicamente vivencias que jamás han sufrido como si fueran las propias. Pronto habrán noticias sobre este tema.
Y más cuidadín con utilizar el atentado en Hipercor para hacer proselitismo político. Sobre todo de parte de aquellos “especialistos” que jamás se han preocupado de saber cómo estamos la inmensa mayoría de aquellas víctimas ni mucho menos de hacernos una sola visita o realizar una simple llamada telefónica (incluso siendo presidentes y presidentas de asociaciones y fundaciones diversas).
Muchas víctimas estamos hartas del uso patético que algunos hacen de nuestro dolor sin haberles importado nunca lo más mínimo cuales eran y son nuestros problemas ni nuestra realidad diaria.
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