20 marzo 2025
El
atentado terrorista que Barcelona quiso olvidar
Todavía
se desconocen los nombres de los autores del crimen, así como el de la víctima
La
historia criminal de Barcelona puede sorprendernos si pensamos en un atentado
terrorista del que no sabemos aún ni los autores materiales ni el nombre de la
víctima. Es uno de esos sucesos sobre los que se ha preferido que el tiempo y
la indiferencia hagan su trabajo sucio. Es el crimen que conmocionó a la ciudad
y que se ha preferido olvidar: no hay nada que recuerde ese hecho en el lugar
de los hechos que es la plaza Reial, a dos pasos -casi literalmente- de las
Ramblas.
Miremos
atrás y viajemos hasta el 9 de febrero de 1892, son las siete y media de la
tarde. En la plaza hay movimiento de personas. En los cafés cercanos las mesas
están llenas. Alrededor de la fuente principal hay varios bancos en los que es
fácil ver a algún barcelonés sentado a esas horas. La plaza es punto de
encuentro también de militares, policías y confidentes, de aquellos que quieren
apurar el día hasta las últimas horas. La paz del momento queda rota con el
estallido de una bomba situada en una jardinera. Un hombre de cuarenta años,
probablemente un trapero al que nunca se le pudo poner nombre y apellidos,
muere en el acto. Varias personas son heridas, entre ellas una sirvienta de
nombre María Rosa Cardona, a la que se le tuvieron que amputar las piernas, que
en aquel momento estaba paseando con su novio. Muchos comercios igualmente
quedaron dañados tras el estallido del artefacto.
En
poco tiempo empezaron a surgir los sospechosos habituales de la época. Para la
policía estos eran los anarquistas. Por si acaso, se clausuró el diario “El
Porvenir Anarquista” a la par que se detenían a sus redactores. Se sospechaba
de ellos porque para el día 10 de ese mismo mes estaba prevista la ejecución de
varios anarquistas en Andalucía y que finalmente se llevó a cabo.
La
Audiencia de Barcelona finalmente sobreseyó la causa a los nueve meses y soltó
a los periodistas encausados.
Opinión:
Me ha sorprendido la aparición de esta noticia y más el
titular en el que de dice que una ciudad quiso olvidar un atentado. Sin
importar de qué ciudad se hable, generalizar de esta manera solo puede llevar a
error.
Pero aprovecho la circunstancia para recordar que, al
menos por mi parte, los hechos de Plaza Real no han sido olvidados. Como
ejemplo, mi visita a la Subdirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo
en 2014, en la que pude entregar una relación a acciones terroristas para contrastar
con la oficina de “Apoyo” si aquellos hechos y las personas que se relacionaban
en el listado habían sido contactadas o habían contactado ellas mismas, por su
cuenta, con esa Subdirección General.
La respuesta, tal y como ya he explicado en diversas
ocasiones en este mismo blog fue “quien quiera algo, que venga a vernos”. Ese
fue el “apoyo” recibido por parte de una Subdirección General.
Por lo tanto, puedo decir muy alto y muy claro que al
menos una persona en Barcelona no ha querido olvidar esa acción terrorista. Y
conste que en aquellos años fueron consideradas como “actividades terroristas”
muchas otras acciones cometidas por grupos anarquistas.
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