26 marzo 2025
Mañana
miércoles: un año de la tragedia que alguien evitó
Una
de las ventajas de disponer de un blog personal es la de poder explicar las
opiniones sobre asuntos que van sucediendo y a los que, en muchas ocasiones, no
se da la importancia que realmente merecen.
De
ello da constancia el contador del blog que marca 685.408 visitas desde que se
inició allá por 2012, 47.402 en el último mes.
Por
lo tanto, muchos han entrado en el último año y en algún momento han
leído información sobre lo que ocurrió (y las consecuencias) un miércoles 27 de
marzo de 2024 en Badalona, en el Centro MAGIC BADALONA y más concretamente en la
hamburguesería McDonald’s.
Un
ciudadano tuvo la macabra idea de personarse ante el mencionado local con un
hacha en la mano y empezar a destrozar los cristales del establecimiento. Sí,
aunque parezca un juego de ordenador, eso fue real. Se presentó con un hacha en
un lugar donde había gente trabajando, clientes consumiendo e incluso, por lo
que pude saber después, se estaba celebrando un aniversario.
Por
lo tanto, es de lógica pensar en la existencia de documentos que acreditarían
la presencia de los trabajadores, los recibos de las consumiciones de los
clientes (al menos los que pagaron con tarjeta) e incluso los documentos para
celebrar una fiesta infantil en el interior del establecimiento.
Gracias
a la rápida y arriesgada intervención de alguien allí presente (no daré los
datos), se pudo reducir al atacante y esperar a la llegada de los cuerpos
policiales.
Una
semana más tarde, el martes 2 de abril por la tarde, recibí la llamada de un
Mosso d’Esquadra en la que me confirmaba que se llevaban al autor del ataque a
la Audiencia Nacional, obviamente acusado de terrorismo tras un estudio detallado
del individuo en cuestión, de su domicilio y de sus actividades a través de
internet. Radicalizado de manual.
¿Quizás
tenía relación con la siguiente noticia del día anterior? ¿Quizás fuera una
venganza ante esa detención?
“Detenido
en Barcelona un yihadista con conexiones con los terroristas de Moscú y que
tenía manuales de explosivos. A través de sus perfiles en redes sociales, el
detenido difundía y traducía abundante contenido yihadista”
El
miércoles 3 de abril me personé en el lugar donde ocurrió el ataque para conocer,
de primera mano, como estaban (al menos) los trabajadores presentes en los
momentos vividos una semana antes. De momento, me guardo para mí cual fue la
reacción de algunos de ellos, pero puedo avanzar que en cuanto al tema
psicológico la situación fue muy dura.
Días
después contacté con un representante de la empresa que, sinceramente, no mostró
el más mínimo interés en conocer sobre lo ocurrido y mucho menos en compartir algún
dato, suponiendo que lo tuviera. De hecho, no hemos vuelto a hablar.
Pasaron
los meses y no constaba noticia sobre alguna visita ni gestión alguna en relación
al hecho evidente: si al autor de ataque lo llevan a la Audiencia Nacional existe
un motivo muy serio: terrorismo. Por lo tanto, las personas que estaban aquel miércoles
27 de marzo del año pasado en el lugar de los hechos serían probables víctimas
de atentado terrorista o, por lo menos, merecerían la atención y el interés de
las administraciones competentes en la materia. Deberían ser informadas según
la Ley 29/2011 y según lo que dijo en Comisión Parlamentaria el pasado 18 de
marzo la propia directora de la Subdirección General de Apoyo a Víctimas del
Terrorismo, dependiente del Ministerio del Interior. ¿También deberían haberse personado
o interesado desde el Departament de Interior? ¿O desde el propio Ajuntament de
Badalona? Las respuestas son obvias, pero no consta gestión alguna al respecto.
Es
más. El pasado viernes 7 de febrero consulté via e-mail a la Fiscalía General
del Estado sobre la situación penal del Hamza Warid, el atacante. Estamos a miércoles 26 de marzo y todavía espero
respuesta.
El
problema es que según la misma Ley 29/2011 MAÑANA SE CUMPLE EL PLAZO para que
cualquier persona que se considere víctima tras lo sucedido o que pueda aportar
información médica relacionada con esos hechos los pueda presentar,
precisamente, ante la Subdirección General de Apoyo a Víctimas del Terrorismo.
Pero
¿cómo lo van a hacer si nadie les ha buscado ni, por lo tanto, informado de
sus derechos?
Esta
es la realidad sobre la asistencia a víctimas del terrorismo en España. Y
en Catalunya. Y en Badalona. Si ocurre otra situación similar o incluso más grave
(en cuanto a víctimas físicas) ¿hay un protocolo de actuación post-atentado
terrorista? ¿Se informará a los afectados sobre qué deben hacer? Es más ¿habrán
tantos conflictos de intereses competenciales que, al final y como siempre, quien
saldrá perdiendo será el pobre y desconocido ciudadano afectado?
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