miércoles, 18 de junio de 2014

18 junio 2014 El Periodico de Catalunya (opinion)

18 junio 2014 (17.06.14)


El historiador y la mirada de la víctima

La batalla hermenéutica no es sobre los hechos y las cifras frías sino sobre su significación moral

Reyes Mate, Filósofo e investigador del CSIC




A las víctimas de ETA les preocupa quién y cómo se escribirá la historia del terror. La violencia del siglo XX nos ha enseñado que en todo crimen hay, además de la muerte física, una lucha sin cuartel por la interpretación del crimen. El criminal no parará hasta que corone la muerte física con otra hermenéutica que consiste en banalizar el crimen presentándolo como fatalidad, necesidad o accidente.
Esa batalla hermenéutica está dándose ya en el País Vasco. Los herederos políticos de la pasada violencia están usando su confortable poder para vaciar de contenido la significación del crimen. Eso, unido al cansancio de una sociedad harta de tamaña violencia, explicaría la tentación de pasar página, lo que equivaldría a dar por perdido el empeño por extraer consecuencias morales y políticas de la violencia que durante casi medio siglo ha sembrado de sufrimiento la vida de tanta gente.
Consciente de ese peligro, el Gobierno vasco ha pedido a una comisión compuesta por historiadores solventes un informe sobre el papel de la violencia en la vida política del País Vasco en los últimos 50 años. No se puede pedir a la historia el relato único, verdadero y oficial de lo que ha ocurrido, pero sí una aproximación fundada a los hechos capaz de disipar cualquier otro relato fantástico. Una descripción documentada de cómo solía matar el etarra -con el tiro en la nuca de sus víctimas- invalida cualquier explicación heroica de la lucha armada. La historia fija su figura en la del matón, lejos pues del valiente gudari con que le festejan los suyos. Es evidente que hay y habrá sobre ese pasado distintos relatos. Los cercanos a los protagonistas del terror intentarán explicaciones justificativas o exculpatorias porque nuestra cultura sigue presidida por el principio del no matarás, de ahí que quien mata necesita lavar el crimen. La historia, sin embargo, puede, con la ayuda de los hechos que va conociendo, proporcionar material informativo suficiente para entender que matar por razones políticas en una democracia no es defender una idea sino cometer un asesinato.
Es importante el trabajo de esa comisión de historiadores y es capital que pueda trabajar libremente, asunto nada fácil dado que en sus investigaciones puede encontrarse con complicidades incómodas del propio PNV y de una parte de la sociedad vasca. Todo debe ser documentado y presentado, incluyendo los hechos que implican al Gobierno central. De ahí no puede salir un relato oficial de lo realmente ocurrido sino un relato basado en los dichos y hechos conocidos, abierto al descubrimiento de más hechos que expliquen mejor los ya conocidos.
Pero lo que hay que tener claro es que la historia no agota la memoria. Una cosa es contar los muertos y otra, comprender su significación. Sería ingenuo pensar que cuando llega la historia, la memoria tiene que hacer mutis por el foro. La batalla hermenéutica no es sobre los hechos sino sobre su significación moral. Y esto no es competencia de expertos en el conocimiento de hechos pasados -los historiadores- sino de la sociedad herida por la inhumanidad del crimen. Competente es la sensibilidad moral de la sociedad.
El epicentro de la batalla hermenéutica es la memoria de la víctima, porque ella tiene la verdadera medida del daño que causa la violencia. Lo que para los demás son cifras frías -«han asesinado a ochocientos»-, para ellas es vida truncada, destinos rotos, proyectos arrebatados a una serie de círculos concéntricos que abarcan a generaciones presentes y futuras. Es mucho lo que muere cuando se mata por razones políticas.
La inmensidad del sufrimiento gratuito causado por el hombre al hombre explica que en la lucha hermenéutica se dirima la alternativa de humanidad o barbarie. No se trata ahora de enfrentar violencias -oponer a los asesinatos del GAL los del comando Madrid- sino de ver en todas su peligrosa inhumanidad. Solo quien reconozca en ellas un momento de deshumanización que contamina a quien las ejecuta pero también a quien las justifica o las calla podrá salvarse de una barbarie que puede alcanzar incluso a alcaldes o diputados que han ganado elecciones. Quien tiene el secreto de la inhumanidad de la violencia terrorista es la víctima, de ahí que solo quien reconozca la autoridad moral de su injusto sufrimiento podrá liberarse de la ceguera que supone confundir defender ideas con asesinar a personas. Esa barbarie de fondo podrá disimularse con los votos o con el paso del tiempo, pero mientras exista debilitará seriamente la calidad de la democracia vasca.
Bienvenido pues el trabajo de los historiadores, pero a sabiendas de que debe completarse con un programa de educación moral cuyo eje es la mirada de las víctimas sobre tantos años de plomo.

Opinión:

Siempre me gusta estar informado sobre lo que se publica relacionado con el terrorismo y mas todavía si se interrelaciona con las víctimas. Como herido grave del atentado en Hipercor (del cual mañana se cumplen 27 años) coincido en mucha de la información que se publica... pero si quien escribe es un filósofo, dicho sea con todos los respetos, intuyo que la interpretación no se ajustará a la ”mirada de la víctima”.
El señor Mate habla de la hermeneútica. Esa extraña palabra significa “arte de explicar, traducir o interpretar” y en filosofía  “teoría de la verdad y el método que expresa la universalización del fenómeno interpretativo desde la concreta y personal historicidad”.
Pues bien, basándome en ese término, considero que el señor Mate no traduce ni interpreta correctamente la “mirada de la víctima” cuando habla de que “han asesinado a 800” obviando que los muertos superan esa cifra (con lo que implica un agravio al olvidar al resto) pero además, obviando también los miles de heridos que han causado los atentados terroristas de ETA. Lo de la significación moral dependerá en gran medida de la pluralidad que existe en el colectivo de víctimas del terrorismo, aunque algunos se obstinen en negarlo día tras día. Esa “mirada” también dependerá, invariablemente, de quien sea la víctima.... desconozco con cuantos afectados a hablado el señor Mate pero en mas de media vida dedicada a este tema (27 años de 51) he podido observar que existen víctimas con tres asesinados en la familia que mantienen una “mirada” de esperanza en el futuro deseando con fervor que nadie más sufra la misma situación pero también he visto víctimas que curándose de sus leves lesiones en cuestión de una semana son los adalides del no acatamiento a la legislación vigente, dedicándose a exacerbar los sentimientos e incluso apropiándose de las lesiones, secuelas y sufrimiento ajenos para beneficio propio. ¿Con cuál de esas “miradas” se quedaría el Señor Mate como representación de “las” víctimas? ¿Ha conocido directamente esas “miradas”, ya sea de modo figurado o incluso literal?
Entiendo que el “trabajo de esa comisión de historiadores es capital” y coincido plenamente en que la información deba ser “documentada”... por ello no entiendo que la supuesta “mirada de las víctimas” se pueda basar en la opinión de algunas que residen en un lugar concreto porque entonces podría pensarse que una muerte o un herido en Euskadi tiene mas “significación moral” de la que pueda tener en Cataluña o en cualquier otro lugar.
Que se acepte como hermenéutica el hecho de que una “comisión compuesta por historiadores solventes [realice] un informe sobre el papel de la violencia en la vida política del País Vasco en los últimos 50 años” es una muestra más de que la historia no se va a escribir desde todos los puntos de vista posible. Estoy seguro que el señor Mate conoce la existencia de víctimas también en el exterior del País Vasco aunque no tengo tan claro que sepa que Cataluña es el lugar donde ETA ha causado mas víctimas civiles. Por otro lado, son decenas los universitarios de Derecho, Psicología, Sociología, Ciencias de la Información y otras ramas del saber que contactan con un servidor para conocer la realidad social de cientos de víctimas del terrorismo... estudiantes de muchos puntos de España e incluso del extranjero. Pero para algunos reputados historiadores o filósofos, parece que solo exista el dolor que en el País Vasco ha realizado la lacra del terrorismo etarra Y eso no es cierto. Reitero, 27 años del atentado en Hipercor y no me consta que el señor Mate haya hablado con ninguna víctima de ese atentado. Será que hay otras “miradas de las víctimas” cuyas memorias no interesan. ¿Quizás por no haber sucumbido al aprovechamiento partidista?

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