17 noviembre 2014
Los olvidados
Isabel san Sebastián
Ahora que triunfa también en
Cataluña el proyecto de ruptura de ETA, hay que escuchar más que nunca a las
víctimas.
Ahora que resuenan con fuerza
en todas las televisiones las proclamas de esos apóstoles de la «democracia
real» que jamás movieron un dedo ni se arriesgaron a nada por defender la
democracia, sin apellidos, bajo cuyo paraguas viven y medran. Ahora que en el
País Vasco, y no solo allí, cobra una fuerza creciente la versión falsaria,
equidistante y perversa de un «conflicto político» entre iguales, en el que
ambas partes cometieron similares excesos. Ahora que la serpiente ha cambiado
la pistola y la goma dos por la vara de alcalde o el escaño y vive
confortablemente instalada en las instituciones. Ahora que triunfa también en
Cataluña, bajo el eufemísmo de «derecho a decidir», el proyecto de ruptura por
el cual ETA asesinó a sangre fría a más de ochocientas personas inocentes,
trescientas de las cuales todavía están esperando a que el Estado al que
sirvieron se tome la molestia de hacerles justicia. Ahora, más que nunca, es
preciso escuchar el relato de lo sucedido en las voces de quienes lo
escribieron con su sangre.
Las víctimas del terrorismo
fueron nuestros héroes y heroínas en el breve espacio de tiempo durante el cual
España mantuvo la determinación de plantar cara al terror hasta lograr una
derrota incondicional de la banda asesina. A lo largo de las dos décadas
precedentes habían sido pruebas de cargo del fracaso de los sucesivos gobiernos
(UCD, PSOE) en su intento de integrar al separatismo vasco armado en el juego
democrático. Testigos incómodos que era preferible ocultar. Vino luego un breve
paréntesis de reconocimiento y respaldo; una sucesión de homenajes públicos y
manifestaciones masivas, bajo el lema «no estáis solos», en los que políticos y
periodistas se daban bofetadas por salir en la foto junto a los mismos símbolos
de resistencia que ahora, merced a un cambalache mal llamado «proceso de paz»,
se han tornado trastos viejos arrumbados en un sótano a fin de que no agiten
nuestras conciencias con sus miradas interrogantes. España ya no necesita
héroes ni heroinas. No los quiere. La heroicidad es una actitud inútil y hasta
ofensiva en una sociedad que, en aras de la tranquilidad, rinde homenaje a la
cobardía y convive con la humillación de contemplar a Bolinaga pasearse por las
calles como adalid de la impunidad.
Cuando en 2003 publiqué «Los
Años de Plomo (memoria en carne viva de las víctimas)», se lo dediqué a «los
olvidados», a tantos caídos anónimos cuyas familias habían padecido, tras el
desgarro, la tortura añadida del silencio y la vergüenza. Decía yo en el prólogo
de ese libro de entrevistas: «Fueron para esas personas tiempos de soledad e
injusticia en los que los depredadores etarras ocuparon los desvelos de los
responsables políticos y los escaparates mediáticos, mientras sus presas eran
relegadas a los desvanes más inhóspitos de una sociedad que prefería volver la
vista hacia otro lado.» Nunca pensé que en 2014 tendrían plena vigencia esas
palabras, escritas desde la tristeza aunque con esperanza. ¿Cómo sospechar
entonces que apenas una década después cometeríamos la vileza de volverlas a
olvidar?
Opinión:
“Ahora que triunfa también en
Cataluña el proyecto de ruptura de ETA, hay que escuchar más que nunca a las
víctimas”, así empieza el artículo de Isabel san Sebastián en el diario ABC edición
Sevilla.
Lo que son las cosas,
publicando en la edición andaluza uno se entera en Cataluña de las opiniones de
tan insigne escritora… porque el mundo es un pañuelo y la información va más
deprisa de lo que algunas puedan sospechar.
Empezaré por decirle a esta
señora que le agradezco el tendencioso artículo que ha publicado porque así me
ha permitido desempolvar recuerdos y agendas y tener el argumento moral para
decir públicamente que el uso que realiza del dolor ajeno es “pa’ nota”.
“Ahora que triunfa también en
Cataluña el proyecto de ruptura de ETA”… vaya frasecita…. Que yo sepa, lo único
que ha hecho “eta” (en minúsculas, señora san Sebastián) ha sido causar casi
sesenta víctimas mortales y cientos de heridos, entre los que por desgracia me
incluyo, especialmente en el sector de “inválidos a consecuencia de atentado
terrorista”. Señora san Sebastián, no es necesario que le de Usted mas
importancia a “eta” de la que desgraciadamente tiene arrogándole un proyecto de
ruptura en Cataluña, porque Cataluña fue lo suficientemente inteligente para no
dar cabida ni a “eta” ni a lo que fue en su momento otra banda terrorista como “Terra
Lliure”, lo mas parecido a una “eta a la catalana”. Es de todos sabido que a “eta”
le importa una mierda Cataluña y los catalanes. ¿Por qué sino causó atentados
dirigidos contra población civil como los de “Hipercor” o el de “Empetrol” en
mi tierra en lugar de hacerlo en su por Usted queridísimo País Vasco?
“Escuchar mas que nunca a las víctimas”…
con esta frase demuestra un enorme desconocimiento de la realidad social del
mundo de víctimas del terrorismo porque si Usted hubiera escuchado a “las” víctimas
residentes en Cataluña habría descubierto que existe una gran pluralidad ideológica.
Y señora san Sebastián, como creo que su ignorancia es atrevida y no debe ser
Usted una de las mas del centenar de entradas en la noticia, le recomiendo
tenga a bien consultar la que encontrará en mi blog “eltrasteroazul.blogspot.com”
a fecha 16 agosto de 2014 publicada por Interviú. Seguramente le sorprenderá la
palabra “pluralidad”, pero es que me da la impresión de que Usted solo conoce
Cataluña por referencias.
Por eso, porque solo me consta
que haya estado en mi tierra una vez… Usted menciona su libro “Los años de
plomo” y por eso he mencionado el tema de las agendas, porque un jueves 19 de
junio de 2003 (hace mas de 11 años) Usted presentó ese mismo libro en
Barcelona, concretamente en el “Principal Tragaluz” de la calle Provenza 286 a las 13 horas. ¿Fue una
casualidad que lo presentara el mismo día y a la misma hora en que las víctimas
del atentado de Hipercor teníamos una rueda de prensa convocada?
Quizás Usted no sabía que el 19
de junio era, justamente, el aniversario del atentado. O a lo mejor lo hizo por
esa misma razón… Como una muestra mas de su “interes” en “las” víctimas del
terrorismo, le recuerdo que mucho tiempo antes de ese 19 de junio de 2003 me
llamó Usted para que le ayudara a localizar a ciertas víctimas, para que le
hiciera la función de “contacto y de filtro previo” (eso me dijo Usted, no lo
digo yo). Realicé esa labor para colaborar en un libro que debía dar la voz a víctimas
anónimas pero… vaya por Dios… Usted no tuvo ni la deferencia de avisarme de la presentación
del libro en el que contó con mi colaboración. Por suerte, otros periodistas
mucho mas íntegros, me avisaron del evento y allí estuve junto a otras dos
grandes mujeres de las que, ahora, obviaré el nombre pero que salieron de aquella
“presentación” mucho mas decepcionadas con Usted y con su comportamiento de lo
que pude salir yo.
No quiero extenderme, y del uso
político con el terrorismo ya no voy ni a opinar. Solo quiero dejar constancia
en esta opinión de que a muchos de esos “caídos anónimos” que Usted menciona no
les hace falta que Usted opine por ellos y ellas… Seamos sinceros Señora san Sebastián:
¿a cuántos conoce Usted? Es mas, por la parte que desgraciadamente me
corresponde… ¿puede darme datos de en qué lugar se manifestó Usted en 1987
contra el atentado en “Hipercor”?
En cuanto a la historia de la Asociación de Víctimas
del Terrorismo tampoco tiene que dar lecciones a nadie… estuve como delegado en
Cataluña en la misma desde 1989 hasta 2002 y no me consta que Usted se
preocupara, por propia iniciativa, en conocer la realidad de una sola víctima
residente en ese “peligroso” rincón al noreste de España llamado Cataluña.
Señora Isabel san Sebastián, le
ruego que a partir de ahora, cuando hable de “las” víctimas del terrorismo
añada la coletilla “excepto Roberto Manrique”. Se lo digo porque yo no me
siento olvidado por nadie, entre otras cosas porque junto a otras víctimas del
terrorismo colaboré en gran medida para conseguir la Ley 32/1999.
Otra cosa es que haya quien no
quiera olvidar el uso partidista de algún que otros sector de víctimas del terrorismo.
Pero a mi ese juego nunca me ha gustado jugarlo.
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