21 noviembre 2014 (20.11.14)
Imputado el
«carnicero de Mondragón» por incitar al odio y humillar a las víctimas
Jesús María Zabarte, «el carnicero de Mondragón»,
tendrá que declarar como imputado por los delitos de humillación a las víctimas
y provocación al odio por una entrevista a «El Mundo», publicada el pasado 20
de octubre, en la que, entre otras cosas, el etarra (condenado a 615 años por
un total de 17 asesinatos) afirmaba: «Yo no he asesinado a nadie, yo he
ejecutado». El juez de la
Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha admitido a trámite, a
instancias de la Fiscalía ,
la querella presentada por José Miguel Cedillo, hijo de una de las víctimas de
Zabarte, condenado a 92 años de prisión como cómplice por el asesinato del
policía Antonio Cedillo y de otros tres agentes el 14 de septiembre de 1982.
En la resolución del pasado martes –a la que ha
tenido acceso LA RAZÓN –
el magistrado acuerda que se tome declaración por exhorto al etarra
–excarcelado en noviembre de 2013 tras la anulación de la «doctrina Parot» por
el Tribunal Europeo de Derechos Humanos– en su localidad de residencia,
Mondragón (Guipúzcoa) por estos hechos.
Cedillo denuncia en la querella presentada el pasado
28 de octubre que en la entrevista al asesino de su padre «el desprecio y la
humillación a las víctimas es total» y el enaltecimiento de la actividad
terrorista de ETA, «absoluto y sin fisura alguna». «Ni que decir tiene –afirma–
que el efecto de estas palabras tienen en el hijo de un asesinado por la
conducta del querellado cuanto menos es intenso». Para Zabarte, se queja, «no
parece suficiente asesinar, sino que además hay que alardear y menospreciar la
dignidad de las personas de sus víctimas, a las que considera meros objetivos».
Además, recuerda, el terrorista «está en libertad y
no ha pagado un céntimo de los millones que debe a sus víctimas en concepto de
responsabilidad civil» (sólo por el asesinato de su padre y los otros tres
policías fue condenado al pago de diez millones de pesetas a los herederos de
cada una de sus víctimas, «que naturalmente no ha hecho efectivos»).
«Sufrimiento innecesario»
El hijo del policía asesinado hace hincapié en su
denuncia en que ver en un periódico la foto de Zabarte «presumiendo de sus
actos», y sin mostrar un atisbo de arrepentimiento, supone «un sufrimiento
innecesario y un ataque» a su integridad personal y psicológica. Sus palabras
(justificando sus crímenes, negándose a pedir perdón y reconociendo «que quería
hacer daño», se queja) han de entenderse «en sentido estricto como una
provocación inequívoca cargada de “odio” y una incitación directa a la
violencia» que no tienen nada que ver, recalca, con «un sano ejercicio de la
libertad de expresión».
Para Cedillo «el enaltecimiento del terrorismo, el
desprecio por las víctimas y la incitación al odio y al enfrentamiento civil
que estas palabras contienen no pueden quedar impunes». Y es que en esa
entrevista, recuerda, el terrorista «habla de ETA en primera persona», «no
rechaza la lucha armada» y «justifica» los asesinatos cometidos, además de
reconocer que «quería hacer daño» y que «no sabe el nombre de sus víctimas ni
le interesa.
Opinión:
Para empezar, decir que me parece
excelente la decisión tomada por José Miguel y que tal decisión me recuerda
aquel refrán que dice “de tal palo tal astilla”. Cuando leí la entrevista al
etarra Zabarte también pensé que si esa entrevista se la hubieran hecho a
Domingo Troitiño, Marcedes Ernaga o Santiago Arróspide habría reaccionado del
mismo modo a como lo ha hecho Jose Miguel. Enhorabuena, amigo. Y a tu madre,
también.
Está muy claro que si este asesino se ha aprovechado de la legislación que le ampara también debe acogerse a la legislación que le pueda imputar la comisión de un delito.
Y luego querría añadir algo mas.
Si al tal Zabarte se le puso el alias de “carnicero de Mondragón” entiendo que
fue porque desempeñaba la dignísima tarea de ser carnicero, del mismo modo que
yo lo era en “Hipercor” cuando sufrí el atentado en 1987. El paso del tiempo y
una “obstinada” vigilancia sobre el uso de la palabra carnicería en los medios
de comunicación me han hecho ver que se utiliza la palabra “carnicería” como
sinónimo de matanza. Y esa relación aparte de ser una gilipollez es muy
dolorosa, como lo muestra la reacción del Gremi de Carnissers de Barcelona.
Hace unos años escribí varios artículos sobre ese tema y como consecuencia fui
nombrado “Carnisser Honorífic” por parte del Gremio catalán.
Mi pregunta es si los Gremios de
carniceros de las tres provincias vascas decidirán hacer algún escrito de
protesta ante la estúpida e innecesaria relación que se mantiene entre
carniceros, asesinatos, matanzas y vísceras.
He trabajado con carniceros que
llevaban menos manchas en sus uniformes que algunos ejecutivos de los de “guante
blanco”.
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