09 mayo 2020
El gran odiador
Antonio Martínez Tortosa
Cuando he viajado a otros países, he sentido envidia
al ver como en todas las casas ondea la bandera del país, símbolo de orgullo de
unos habitantes que han logrado unirse para superar con éxito dificultades
colectivas, países en los que la palabra
compatriota adquiere el mejor de sus significados.
En la
España reciente, durante algo más de una década, se dieron
elementos que alumbraron la esperanza para sentir ese orgullo patrio. Fue en la
transición. Aún recuerdo con nostalgia la educación y el
respeto con la que los diputados eludían palabras gruesas
en sus debates del congreso. En lugar de llamarse 'mentiroso', por
ejemplo, decían aquello de "usted está faltando a la verdad".
Eso duró poco. Los gobiernos del Partido Popular del
señor Aznar y del señor Rajoy se adueñaron de la bandera de todos, se
reabrieron heridas y volvimos a las dos Españas de Machado. Blanquearon la
dictadura al no condenarla. Se instrumentalizó a las víctimas de ETA, dándoles
voz en la política nacional, una voz que dificultaba enormemente la solución de
un conflicto que requería de visión de estado y no del odio por el asesinato de
un familiar, y es que al PP le interesaba la existencia de ETA.
Enarbolando nuestra bandera, continuaron alimentando el
odio con la teoría de la conspiración después del atentado del 11M enfrentaron
a los españoles incluso años después de que dictase sentencia la Audiencia Nacional.
Con la bandera del odio, han insultado a los familiares que pedían buscar y desenterrar
a sus muertos de las cunetas. Maltrataron a las víctimas del Yak-42. Ocultaron
las del metro de Valencia. Envueltos en esa misma bandera, durante la crisis,
en 2010, dijeron aquello de que "caiga España que ya la levantaremos
nosotros", sin importarles nada los sufrimientos de compatriotas, víctimas
indirectas de sus recortes en Sanidad.
Con todo, e el comportamiento del PP en la
actual pandemia responsabilizando de las víctimas del
covid-19 al actual gobierno, supera todos los límites morales de esta
derecha ultramontana.
Opinión:
No entraré a valorar la opinión del señor Martínez en
relación a la actitud del PP en la enorme tragedia del coronavirus. Tiempo
habrá en el futuro para ello.
Pero sí quiero hacer una pequeña aclaración: dice que “se instrumentalizó
a las víctimas de ETA”. Solo un pequeño apunte. A “LAS” víctimas no, porque
muchas llevamos años denunciando que no pertenecemos a ese grupo que sí lo ha
permitido ni a las asociaciones que aceptaron ese juego macabro a cambio de
puestos políticos futuros para los supuestos representantes del colectivo.
Puestos políticos o aparición en las listas electorales aspirando a cargos por
atentados que ni siquiera sufrieron.
Creo tener derecho a dar esta pequeña aclaración porque desde
1998 puedo aportar pruebas de haber sido una de esas víctimas que nos hemos
negado siempre a que hablaran en nuestro nombre los personajes que jamás nos
pidieron opinión. Quizás sea esa la razón por la que la Fundación de Víctimas
del Terrorismo no quiere saber nada con nosotros ni le interesa conocer nuestro
estado.
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