22 mayo 2020
Ajuste de cuentas en
la izquierda abertzale
ATA, que nació como una suerte de escisión de Sortu,
redobla su pugna interna con el partido de Otegi al que acusa de ser “culpable”
de la situación de los presos de ETA
La pandemia del covid-19 está suponiendo un flash
back, un retorno al pasado con escenas que recuerdan a la kale borroka que
campó a sus anchas en la CAV
y Navarra durante varias décadas y hasta el fin de la actividad violenta de ETA
en 2011. En las últimas dos semanas se han producido una veintena de sabotajes
a sedes sociales de PNV, PSE e incluso Podemos con referencias a la situación
del preso Patxi Ruiz y mensajes amenazantes a los partidos. La línea dura de la
izquierda abertzale nucleada en torno al Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión , conocido como
ATA, ha redoblado la pugna larvada que desde hace un lustro mantiene con Sortu,
después de que esta incluyera en sus estatutos el acatamiento de la legalidad y
la renuncia a la violencia.
Es una pelea que viene de lejos y fratricida entre antiguos
compañeros de trinchera, ahora divididos entre "tibios asimilados por el
sistema" y genuinos puristas. No hace mucho la pugna se trasladó al ámbito
de los jóvenes entre los jóvenes de Ernai (las juventudes de Sortu) e Ikasle
Abertzaleak, que se ha inclinado hacia las posturas de ATA, movimiento que
aglutina todas las expresiones críticas dentro de la izquierda abertzale.
En momentos puntuales las han tenido tiesas y han llegado a
encararse para ajustar cuentas. Pero la sangre nunca había llegado al río como
ahora. Nunca hasta ahora una herriko taberna, todo un símbolo para el mundo de
la izquierda aber-tzale, había sido señalada por haber traicionado a un preso
de ETA. Este jueves, la herriko Errondabide, en el casco viejo de Bilbao,
amaneció con pintadas de "culpable" y "Patxi, en huelga de
hambre y sed", en referencia al preso navarro que lleva más de dos semanas
de ayuno en la prisión de Murcia para denunciar la situación generada en las
cárceles por la pandemia.
Ni estas pintadas ni las realizadas en las sedes de los
otros partidos llevan firma de autor, pero la pista sobre la autoría la ofrece
el propio mensaje. Patxi Ruiz es uno de los pocos presos de ETA que
públicamente han rechazado el amparo de la línea oficial de la izquierda
aber-tzale y del colectivo de presos EPPK y han apoyado a ATA. Otros que se han
adherido al grupo disidente son Iñaki Bilbao, Daniel Pastor, Jon Kepa Preciado,
Saioa Sánchez e Ibai Aginaga.
Este movimiento tiene como ideólogo a Jon Iurrebaso, uno de
los negociadores de ETA con el Gobierno en el diálogo entre el Ejecutivo de
José Luis Rodríguez Zapatero y la banda armada entre 2006 y 2007.
ATA nació como una suerte de escisión de Sortu y los
miembros de este movimiento muestran siempre que pueden sus diferencias con la
oficialidad de la izquierda abertzale capitaneada por Arnaldo Otegi, al que
cada vez que pueden le dan a probar su propia medicina y le consideran traidor
a la causa y culpable de haber abandonado la reivindicación de la amnistía para
los presos de ETA al haber aceptado la legalidad penitenciaria.
Otegi intenta pasar de puntillas ante este rebrote de
ataques a sedes de partidos e incluso al domicilio particular de la secretaria
general del PSE, Idoia Mendia, al que arrojaron pintura roja y pasquines que la
acusaban de "asesina". El líder de la izquierda abertzale trata de no
dar pábulo a los disidentes para no darles más publicidad de la que han tenido
en los últimas dos semanas a raíz de la protesta de Patxi Ruiz y los actos de sabotaje
llevados por su entorno.
Además, los ataques le sitúan en el foco del resto de
partidos que les emplazan a condenarlos, una palabra tabú en el mundo de Sortu
que lo considera una imposición cuando no una claudicación. La candidata a
lehendakari por EH Bildu, Maddalen Iriarte, intentó arreglar la situación tras
el ataque a la vivienda familiar de Mendia. Utilizó la palabra
"rechazo", pero este desmarque resultó insuficiente para la agredida
y su partido, así como para otras fuerzas políticas que reclaman a la izquierda
abertzale más contundencia y menos tibieza a la hora de denunciar estos actos
amenazantes. Sortu tuvo que romper ese día su silencio e hizo público un
comunicado pidiendo "responsabilidad" al entorno político del preso
Ruiz, en referencia a ATA. En puertas de unas elecciones autonómicas el 12-J,
esta espiral puede complicar las cosas a EH Bildu y vuelve a poner de
manifiesto las diferencias entre los integrantes de la coalición con la
"condena tajante del ataque al domicilio de Idoia Mendia", a través
de un comunicado publicado pocas horas después del incidente.
Los sabotajes volvieron a repetirse ayer, con dos sedes y
una oficina electoral del PNV en Durango y Abadiño y una sede de Podemos ,
también en Durango, con pintadas en apoyo al preso navarro expulsado de ETA
hace tres años por sus críticas a la organización violenta. Patxi Ruiz completó
ayer su undécimo día en huelga de hambre y sed, según informó ATA.
Implantación en municipios
La consolidación de Sortu y EH Bildu no ha conseguido
desactivar a ATA que, aunque ya no tiene tanto impacto en la vida interna de la
izquierda abertzale, mantiene su presencia en muchos municipios y barrios
vascos. Llegó incluso a movilizar a más de un millar de seguidores en las
manifestaciones en favor de la amnistía a principios de enero tras la marcha
habitual en favor de los presos que anualmente protagoniza Etxerat.
En los últimos días ha logrado un impacto mediático y
político que le ha dado mucho protagonismo y ha retrotraido a este país a un pasado casi olvidado
y que la sociedad vasca logró arrinconar.
Opinión:
Cuando se está viviendo durante décadas de destrozar la vida ajena, es lógico pensar que algunos no querrán dejar ese sistema de vida. Si además se les tiene, en ciertos sectores cada vez más minoritarios, como héroes que van perdiendo caché, es lógico pensar que puedan aparecer algunos protestando y añorando los tiempos pasados.
Cuando se está viviendo durante décadas de destrozar la vida ajena, es lógico pensar que algunos no querrán dejar ese sistema de vida. Si además se les tiene, en ciertos sectores cada vez más minoritarios, como héroes que van perdiendo caché, es lógico pensar que puedan aparecer algunos protestando y añorando los tiempos pasados.
Pero hay que tener la mente fría para seguir la lucha
contra esos personajes y no caer en sus provocaciones y no olvidar que los
mismos que ahora protestan, no hace tanto asesinaban cobardemente.
Con todo, no se puede bajar la guardia, pero tampoco
permitir que se utilice para hacer política partidista mezclando temas
sociales, sanitarios y médicos.
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