24
mayo 2020
Polémica visita de familiares a un
preso etarra en Picassent
Es la primera que se permite desde
que se suspendieron las comunicaciones debido a la crisis del coronavirus
La
cárcel de Picassent permitió ayer la primera visita a presos desde que se
suspendieron las comunicaciones debido a la crisis del coronavirus. Se trata del
interno Iñigo Gutiérrez y de su pareja, María Lizarraga, ambos miembros de la
banda terrorista ETA. Tienen una hija, que convive con la madre en un módulo
especial.
Familiares
de los dos etarras, condenados a 14 y 19 años de cárcel, acudieron ayer a la
penitenciaría tras la muerte de un familiar del interno. Lo hicieron tras
desplazarse en un vehículo particular desde Getxo. Este viaje, que no está
autorizado de acuerdo a las limitaciones de movilidad por el Covid-19, se
materializó gracias a un salvoconducto del Ministerio del Interior. La pareja
llegó a la cárcel valenciana alrededor de las dos y media de la tarde y se les
permitió la entrada de un paquete, una mochila para la menor.
Fuentes
penitenciarias expresaron ayer su malestar por esta comunicación porque
consideran un trato de favor con los etarras cuando estas visitas están
suspendidas con el resto de internos para limitar el riesgo de Covid-19. Hasta
el momento sólo se han permitido llamadas de los presos a sus familiares. Llamó
poderosamente la atención que la primera visita fuera para los terroristas. En
algún caso, deslizaron si esta excepcional decisión no tendría relación con el
reciente pacto firmado por el PSOE y Bildu y la proximidad de las elecciones en
el País Vasco.
La
asociación Tu abandono Picassent Me Puede Matar reclamó ayer a través de las
redes sociales que el ministro del Interior ofrezca explicaciones ante lo
inaudito de esta comunicación y que aclare quién lo autorizó.
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