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mayo 2020 LV
Hospitalizado el preso de ETA cuya huelga de hambre
ha dado lugar a una campaña de kale borroka
Patxi Ruiz inició su protesta hace 11 en la cárcel
de Murcia II, en la que cumple una pena de 30 años por asesinato
El preso de ETA Patxi Ruiz ha ingresado en un hospital para
someterse a una valoración de su estado de salud tras cumplir 11 días en una
huelga de hambre y sed que ha derivado en diversos sabotajes de grupos cercanos
al sector más duro del colectivo de presos de la banda terrorista, según han
informado a Europa Press fuentes penitenciarias.
Según estas fuentes, el médico de la prisión de Murcia II
consideró este jueves que tenía que ser atendido un especialista. Sin embargo,
Patxi Ruiz se negó a recibir tratamiento en el centro o en un hospital, por lo
que se pidió autorización al juez de guardia de Mula, que fue quien autorizó su
salida al centro sanitario para la valoración de su salud y tratamiento si
fuera necesario. Patxi Ruiz, preso clasificado en primer grado y considerado
conflictivo, encabezó el pasado una protesta silenciosa contra los responsables
del centro penitenciario para exigir garantías contra la expansión del
coronavirus. La dirección de Murcia II decidió cambiarle de módulo, tras lo que
Ruiz inició la huelga de hambre.
La protesta del recluso ha derivado en diferentes actos de
sabotaje de grupos afines al sector duro de los presos de ETA, enfrentados a la
línea oficial de Bildu y del colectivo más representativo dentro de las
cárceles. De esta forma, han aparecido diferentes pintadas contra sedes de
partidos y hubo un ataque con pintura a la vivienda de la líder del PSE, Idoia
Mendia.
Detrás de los ataques se encuentra el Movimiento pro
Amnistia (ATA), un grupo reducido que aglutina a críticos con la decisión de
ETA de abandonar las armas. Patxi Ruiz –condenado a 30 años de cárcel por el
asesinato en 1998 del concejal de UPN en Pamplona Tomás Caballero–, es
precisamente de los pocos miembros de la banda que se ha posicionado a favor de
los disidentes, motivo por el que fue expulsado de la organización en el 2017.
El 10 de mayo, en la cárcel de Murcia, inició una huelga de hambre para
protestar por la vulnerabilidad de la población presa ante el coronavirus. A
partir de ahí, comenzaron unos sabotajes en toda Euskadi que no cesan.
Pues venga, al hospital a recuperarse y cuando esté bien de salud, a seguir cumpliendo la condena en la prisión correspondiente.
Y si eso ha de servir para que otros descerebrados se dediquen a seguir molestando con sus actividades de presión callejera, se les detiene y se les juzga conforme a la ley. La misma ley que ofrece servicio médico a quien deja de comer. No podemos obviar que las condenas impuestas a terroristas deben cumplirse igual que se cumplen con el resto de delincuentes.
Bueno, algunos “de cuello blanco” no entran en ese grupo pero ese ya
sería otro tema.
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