01
septiembre 2017
Alerta
y victimismo
Es
imposible que los atentados terroristas no provoquen un debate, a
veces un choque político
El
Gobierno de Cataluña y el responsable de los Mossos han reconocido
que tuvieron una alerta en el mes de mayo que les avisaba del riesgo
de atentado en Barcelona; en La Rambla, en concreto. Lo han hecho a
regañadientes, irritados, atacando al medio de comunicación, El
Periódico de Catalunya, que ha publicado la información -ahora con
prueba documental- después de haberla avanzado el mismo día del
crimen. Lo han hecho con su acostumbrado victimismo nacionalista,
redundancia; también con tono político, impropio de un mando
policial.
Dos
altos cargos de la Generalitat confirmaron al director de El
Periódico la existencia de esa alerta que hasta ahora habían
negado, por tres veces, los responsables del Gobierno de Cataluña.
La prueba de que recibieron esa información que avisaba de un
posible destrozo es que se reforzó la presencia policial de los
Mossos.
Estamos,
creo, ante un problema de deficiente evaluación de la información,
como ya ha ocurrido en otros atentados perpetrados en otros países.
Y estamos también ante una falta de consideración a las víctimas,
ante una utilización política, que se mostró de forma sangrante en
la manifestación prevista en principio contra el terrorismo y que se
convirtió en un ataque al jefe del Estado y al presidente del
Gobierno de España. Una manifestación en la que la única fobia a
la que se dio planificada rienda suelta fue la fobia a España.
Daba
la sensación que, para algunos, los únicos culpables eran los
representantes del Estado español y no los criminales. Qué decir
del sujeto que organizó el homenaje a Otegi, que sí sabe de armas y
las ha manejado, y al que no se le vio contra la matanza de Hipercor.
Es
imposible que los atentados terroristas no provoquen un debate, a
veces un choque político. Ha ocurrido históricamente en España.
Cuando ETA asesinaba a policías y desde el nacionalismo se decía
que aquello estaba mal, pero igual de mal que no hubiera
transferencias ni policía autonómica. Ocurrió en el 11-M de 2004,
en los trenes de Atocha (Madrid), apoteosis de utilización, cuando
se dijo que era ETA y no los islamistas.
En
los atentados de París, Niza, Bruselas y Londres, los crímenes
masivos sirvieron para reabrir un debate sobre el control de
inmigrantes. Aquí, en España, era difícil que el crimen del 17 de
agosto no se imbricara con la situación política después de que
días antes aparecieran pintadas diciendo 'el turismo mata', y cuando
falta un mes para no sabemos qué el primero de octubre.
El
caso es que la rueda de prensa convocada para atacar la información
de un periódico y zaherir a sus profesionales, se ha convertido en
una confirmación en toda regla: hubo un aviso previo a la matanza
que la anunciaba, no se valoró adecuadamente.
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