lunes, 18 de septiembre de 2017

18 septiembre 2017 (8) elplural.com (artículo)

18 septiembre 2017


Y algunos dicen que 40 años no son nada

Reflexiones en el aniversario del atentado de la extrema derecha contra la revista 'El Papus', cuyos autores fueron condenados a penas de entre diez años o año y medio de cárcel

Robert Manrique 

El paso del tiempo permite que la memoria olvide ciertos temas que ciertos poderes prefieren no recordar. Si hablamos de terrorismo son muy pocos los atentados que perduran en la memoria colectiva, siendo los mas recordados aquellos que causaron mayor número de víctimas o cuyas víctimas tuvieron mas seguimiento mediático, bien por la profesión o bien por la edad del afectado.

Hagan ustedes la prueba. Pregunten a su alrededor y seguramente les sorprenderá la coincidencia en los atentados cometidos por ETA. Si hablamos de terrorismo yihadista recordaremos, junto a los del pasado agosto, los cometidos el 11 de marzo de 2004 y quizás, solo quizás, el perpetrado en el Restaurante El Descanso, ambos en Madrid. Si hablamos de atentados de GRAPO, la memoria será mínima… lo mismo ocurre con los cometidos por Terra Lliure o por otras siglas.

Y si hablamos de atentados de la extrema derecha, el desconocimiento también sorprende, por el olvido. Los asesinatos de los abogados de Atocha todavía están en el recuerdo pero poco más… hay que tener mucho conocimiento sobre el tema para recordar algunos atentados ocurridos en Madrid, como el dirigido contra el diario El País el 30 de octubre de 1978, que causó la muerte del conserje y graves heridas a dos trabajadores.

Pero la extrema derecha no solo atentó en la capital de España. También lo hizo en otras ciudades como por ejemplo Barcelona. Fue un 20 de septiembre de 1977 cuando los miembros del grupo 'Juventud Española en Pie' entregaban un paquete al conserje de la revista El Papus para que lo hiciera llegar a la Dirección, en el segundo piso del edificio. El conserje Joan Peñalver se demoró un rato en la entrega y cuando se encaminaba hacia el despacho de dirección, el paquete explotó causando su muerte además de heridas de diversa consideración a otros trabajadores de la empresa y a varios transeúntes al caerles encima los cristales de las ventanas y los cascotes y restos de la fachada.

La explosión fue tan intensa que la recepcionista y telefonista de la revista salió despedida por una de las ventanas hasta la calle, con la fortuna de que el toldo del restaurante de la entrada atenuó la caída y acabó tendida sobre un automóvil aparcado a la puerta.

Los responsables fueron condenados… con argumentos del tipo “condenar a …. como responsable en concepto de autor, sin la concurrencia de circunstancias, de un delito contra la seguridad ciudadana de colaboración con grupo organizado y armado, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, a la pena de un año y un día de prisión menor y al pago de 1/8 de las costas, absolviéndole de los delitos que alternativamente y en concepto de encubridor ha venido acusado”. ¿Cómo? Responsable en concepto de autor… delito contra la seguridad ciudadana… ¿y solo un año y medio de condena?

Es indudable que el atentado contra El Papus fue un ataque a la libertad de expresión y a la libertad de prensa. Pero lo que más me preocupa, como víctima del atentado en Hipercor, es lo ocurrido desde entonces con aquellas otras víctimas, anónimas, desconocidas. No fue hasta entrada la década de los 90 y con la inmensa ayuda de mis compañeros de la antigua AVT cuando contacté con los familiares del conserje asesinado y les pude explicar que no había sido solo una explosión sino un atentado criminal de la extrema derecha. No fue hasta 1993 cuando localicé a la telefonista y recepcionista Rosa Lores, enorme ejemplo de paciencia y dignidad y luchamos hasta que en 2002 conseguimos que la incapacidad que tenía reconocida como “accidente de trabajo” variara para ser reconocida como derivada de “atentado terrorista”… después encontré a dos entrañables señoras, Florencia Mompeó y Josefina Cervera… solo habían pasado 25 años…

Ahora han pasado 40 y tengo la sospecha de que todavía hay víctimas de aquel atentado que, pese a aparecer en sentencia, pueden desconocer sus derechos. Por si fuera poco, el Ministerio de Interior denegó en 2014 una ridícula cantidad económica solicitada a través de la Fundación Internacional Olof Palme, para localizar a 280 víctimas de atentados terroristas ocurridos en Catalunya. En esa relación de nombres y apellidos figuran diez de los trece heridos en el atentado de la extrema derecha contra la revista El Papus…


Solo espero que ni los familiares de Andres Fraguas, Salomé Alonso, Carlos Javier Idígoras o de Luis Arribas ni José Sanpedro, Carlos Barranco, Jesús Cañedo o el resto de asesinados o heridos por atentados realizados por la extrema derecha hayan sufrido el mismo desamparo y la misma desmemoria que los afectados del atentado en El Papus en las últimas cuatro décadas.

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