09 abril 2014 (07-13.04.14)
No solo funerales
Pocas cosas puede haber más íntimas que el dolor de la despedida última a un ser querido, aunque la mayoría de culturas, y también la nuestra, tengan previstas diferentes liturgias sociales para compartir la devastación de la pérdida. Cuando el adiós sobrepasa la esfera familiar, además, construimos una ceremonia que la libertad que hemos ganado para este país debería preservar de discriminaciones.
Viene al caso tamaño preámbulo porque en las últimas semanas hemos presenciado un
par de funerales de alto standing en los que algunos españoles nos hemos sentido excluidos. En el X aniversario del 11-M Pilar Manjón tuvo que acepta un funeral cató-lico, con cardenal y catedral incluidos, para que no la acusaran de dividir a las víctimas.
Días después, en la despedida a Suárez, el mismo cardenal y la misma catedral expulsaban de ese adiós masivo y ciudadano a los que no comulgan con la Iglesia. Pero no nos extrañemos tanto. Los crucifijos siguen presidiendo las tomas de posesión de los ministros, juren o prometan el cargo. La Religión acaba de regresar como asignatura evaluable, al igual que el Belén navideño al Palacio de la Moncloa. Con este Gobierno la delegación oficial al Vaticano para la reciente investidura de cardenales la encabezó por primera vez el presidente del Tribunal Supremo. Y nuestro ministro de Interior ya ha concedido medallas a la Virgen del Pilar y a Nuestra Señora del Amor. La encomienda a la del Rocío se la reserva Fátima Báñez, por su ayuda con el paro.
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