14 agosto 2015
Puertas abiertas, puertas cerradas
Mucho se está hablando sobre la
reunión del ministro de Interior Jorge Fernández y el imputado Rodrigo Rato.
Parece que el ministro comparecerá ante el Congreso para dar su versión sobre
el encuentro, que al ser descubierto calificó como “al margen de la situación
procesal y exclusivamente personal”.
Abrir la puerta del sancta
santorum de Interior a un imputado al que se investiga por cinco delitos fiscales, uno de blanqueo y otro de alzamiento debe
ser normal en las relaciones personales de la alta política. Abrir la puerta
ministerial ya sea a un imputado, un acusado de delito o a un presunto
delincuente (qué difícil escribir presunto) debe ser una gran prueba de amistad.
Pero lo
peor del caso es que mientras se abre la puerta ministerial a un amigo del
partido y como exministro también colega de profesión, se cierra la puerta a la
ciudadanía anónima... la misma a la que se intenta vender humo.
La
puerta ministerial que ha abierto a Rodrigo Rato es la misma que ha cerrado a
280 ciudadanos que sufrieron un atentado mientras residían en Cataluña. El
ministro amigo le abre la puerta a un individuo que llegó a ostentar el rango
de jefe de Estado al ser director del FMI pero la cierra para destinar 30.000 míseros
euros para buscar, informar y asesorar a
esos 280 ciudadanos y a sus familias.
Mientras el ministro de Interior,
atendiendo a la amistosa solicitud de tipo personal conversaba con Rodrigo Rato
no estaba atendiendo a otras cuestiones que entiendo mucho más importantes porque
son de bien común. Y como soy un ciudadano mucho mas ejemplar y mucho mejor
persona que el tal Rodrigo Rato, por si el señor ministro tiene deseos de abrirme
la puerta voy dejando pistas sobre las cuestiones que podríamos tratar: para
empezar, sobre la localización de esas 280 familias ilocalizadas y la triste
frase ministerial “la víctima que quiera algo que venga a vernos”. También
podríamos hablar sobre la situación actual del expediente de una treintena de
víctimas del atentado en Hipercor que están pendientes de una indemnización. O
de qué opina de la información publicada por el Tribunal de Cuentas en mayo
pasado sobre las extrañas subvenciones otorgadas a ciertas asociaciones de
víctimas del terrorismo. O qué le parece manifestarse “contra ETA” y aprovechar
para recoger firmas contra el Estatut de Catalunya. Quizás quiera explicar en
qué consiste ese convenio de intervención psicológica con víctimas del
terrorismo y qué formación y experiencia tienen los supuestos profesionales. O
hasta podríamos hablar del Memorial de Vitoria y de qué personajes deciden
sobre el tema y ya puestos hablar sobre la legislación actual para saber quien,
en realidad, es considerado como víctima y quien no. ¿Y disertar sobre los
teatreros que pululan en el mundo de víctimas del terrorismo? O de la situación
de las víctimas españolas que sufren atentados en el extranjero, de los
llamados secuestros express o de porque no evitar que una victima deba cruzarse
en la sala de la Audiencia
con los autores del atentado ya liberados.
Para el final, podría apartar del
yate al imputado Rodrigo Rato y volver a abrirle la puerta porque doy por
seguro que comparten la idea del “principio de la vida en la concepción”. Así
podríamos hablar los tres de la solicitud de varias familias catalanas para que
sean reconocidos los fetos que no llegaron a nacer a consecuencia de un
atentado terrorista sufrido por la madre gestante.
Puertas abiertas para los amigos
imputados. Puertas cerradas para víctimas anónimas del terrorismo que no bailan
al son de los tambores.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/puertas-abiertas-puertas-cerradas-4429549
Opinión:
Solo agradecer las numerosas
llamadas recibidas durante esta mañana de viernes. Aunque se pueda disfrutar de
algunos días de vacaciones hay que estar siempre disponible para defender los
derechos de aquellos que los merecen pero no los reciben, entre otras razones
porque los que dicen hacer esa labor son los mayores ejemplos de la desmemoria,
la pasividad, la incompetencia, la inoperancia, el desinterés, el cinismo, la hipocresía
y la desfachatez. Algunos de los responsables cuya labor sería velar por esos derechos
se llenan la boca mintiendo cada vez que hablan, fotografiándose con sus políticos
preferidos o de los que esperan obtener un provecho personal con subvenciones que
justifican de modo incorrecto, pasando gastos bajo conceptos erróneos o
consiguiendo incapacidades con declaraciones falsas e inventadas.
Qué lástima que algunos utilicen
el dolor ajeno y jamás sufrido para engañar al personal con propuestas y proyectos
que ni ellos mismo se creen. pero que dan votos entre la sociedad ignorante.
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